Raúl, de 71 años y con disfunción eréctil desde hace cuatro; Andrés, de 57 y con DE apenas reciente; Javier, de 48 y con nueve meses de patología eréctil; Germán, de 66 y con tres años de evolución; y Mario, de 50 y con algo más de 15 meses de angustia vital… todos ellos tenían …

Hipertensión y disfunción eréctil… ¡uf!

Hipertensión y disfunción eréctil… ¡uf!

Raúl, de 71 años y con disfunción eréctil desde hace cuatro; Andrés, de 57 y con DE apenas reciente; Javier, de 48 y con nueve meses de patología eréctil; Germán, de 66 y con tres años de evolución; y Mario, de 50 y con algo más de 15 meses de angustia vital… todos ellos tenían algo en común, estaban diagnosticados de hipertensión arterial y sufrían sus consecuencias más evidentes ante la mirada inquieta de sus parejas.

Por este motivo, el doctor José Benítez Molina, especialista en salud sexual masculina y director médico de Boston Medical Group, centra nuestro objetivo informativo en los hombres que padecen disfunción eréctil, impotencia, para hablar de una de las causas más desconocidas de esta enfermedad varonil: la hipertensión (HTA); patología que consigue disminuir el torrente sanguíneo que llega, entre otros, a los cuerpos cavernosos del pene.

De la erección a la flacidez pasando por la hipertensión

Aunque primero hay que aclarar qué es la hipertensión arterial y qué es la disfunción eréctil (que también acontece por la diabetes, el colesterol malo -LDL-, el exceso de sal en las comidas, el alcohol, el tabaquismo, las drogas, algunos fármacos o la depresión), y a cuántos varones trae de cabeza, sin contar las repercusiones en las mujeres u hombres con los que se relacionan sexualmente.

El doctor José Benítez Molina“La hipertensión arterial, o aumento de la presión sanguínea, ocurre porque se estrechan las pequeñas arterias del sistema cardiovascular y la sangre debe ejercer una presión mucho mayor para poder circular, provocando cambios en las estructuras y funciones de los vasos sanguíneos; deteriorándolos poco a poco hasta su destrucción”, dice el andrólogo.

Una persona es diagnosticada de hipertensión si sus niveles de presión en sangre están igual o por encima de los siguientes valores: 140 mmHg (tensión sistólica o contracción del corazón) y 90 mmHg (tensión diastólica o relajación del músculo cardíaco).

Cabe recordar que la hipertensión mata a 7,5 millones de personas anualmente, según datos de la OMS. Un paciente con HTA aumenta el riesgo de sufrir enfermedad en las arterias coronarias, atereosclerosis, angina, infarto, problemas cerebrovasculares, ictus, derrames cerebrales y, en especial a partir de los 70 u 80 años de edad, fibrilación auricular (FA).

Y el pene es un chivato de la hipertensión… necesita gran fluidez de sangre y cualquier obstáculo, alteración del endotelio vascular, reduce la potencia sexual, algo similar a un infarto agudo de miocardio (IAM).

La DE es la incapacidad de obtener y mantener una erección. Se prescribe como una enfermedad cuando es recurrente durante seis meses o cuando acontece, más o menos, una vez cada cuatro encuentros sexuales; es decir, que no debemos preocuparnos demasiado si tenemos un gatillazo puntual de vez en cuando.

La erección obedece a la doble acción unitaria del mecanismo vascular y del sistema nervioso, en el que intervienen factores hormonales y psicosexuales. Desde el punto de vista físico, el pene contiene tres estructuras: dos cuerpos cavernosos y uno esponjoso que ocupan todo el largo del órgano.

Los cuerpos cavernosos, que atrapan la sangre, están rodeados por una membrana, llamada albugínea, que ayuda a sostener la erección. Cuando se llenan de sangre en la excitación se alcanza la rigidez. El tejido esponjoso contiene músculos lisos, tejidos fibrosos y envuelve la uretra.

Cuando los músculos del pene se contraen para detener el flujo sanguíneo y dirigirlo hacia los canales de salida, la erección se revierte. Los hombres habremos llegado así al clímax de la excitación.

Según diversos estudios epidemiológicos, la disfunción eréctil, el 90% por factores orgánicos, afecta a casi la mitad de los hombres de entre 40 y 70 años. Las proyecciones indican, además, que alrededor de 321 millones de varones de todo el planeta sufrirán este problema en el año 2025.

Y para prevenir la hipertensión arterial, cuando está en nuestras manos, debemos dejar por completo el hábito tabáquico, reducir al máximo la ingesta de bebidas alcohólicas, mantener una dieta baja en grasas saturadas y azúcares, evitar el sobrepeso y el sedentarismo a la vez que practicamos ejercicio físico, y controlar, por supuesto, el consumo de sal.

El exceso de sal para la OMS:

  • El elevado consumo de sodio (5 gramos de sal por día) y la absorción insuficiente de potasio (menos de 3,5 gramos diarios) contribuyen a la hipertensión arterial y aumentan el riesgo de cardiopatía y accidente cerebrovascular.
  • La mayoría de las personas consumen demasiada sal, de 9 a 12 gramos por día en promedio, es decir, dos veces la ingesta máxima recomendada.
  • Un consumo de sal inferior a 5 gramos diarios en el adulto contribuye a disminuir la tensión arterial y el riesgo de enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular e infarto de miocardio.
Hombres practicando yoga
“La manifestación de la disfunción eréctil debe ser estudiada y tratada lo antes posible porque esta señal es la antesala de eventos más graves en el organismo que pueden alterar peligrosamente nuestra salud”, señala el galeno. EFE/EPA/Paraminder Pal Singh

Y como la experiencia es un grado en doctores como José Benítez Molina, sus pacientes tienen bajo control la HTA… y disfrutan ya de una vida sexual plena, libre, sana y segura:

Raúl, con farmacoterapia y ondas de choque, tiene erecciones espontáneas nocturnas y matinales. Mantiene algunas relaciones sexuales de muy buena calidad, incluso se han reducido las dosis del tratamiento. Andrés ya no necesita medicación, al igual que Javier. A Germán todavía le hacen falta algunas dosis medicamentosas, algo que dejó atrás Mario.

Pero todos ellos vuelven a tener algo en común, el control de un especialista y su actual vida saludable: toman fármacos antihipertensivos que no afectan a su erecciones, potencian su vigor con ondas de choque, se alimentan bien y con poca sal, hacen deporte, beben lo justo y necesario para celebrar la alegría de vivir y, más o menos, han dejado de fumar o están en el camino acertado para conseguirlo.

“Varón, tu vida, tu sexualidad y tu pareja bien valen el esfuerzo”, concluye.