Dirigentes de 50 asociaciones médicas nacionales han participado, en Bangkok, en la Asamblea General de la Asociación Médica Mundial (AMM), foro en el que el doctor Cecil Wilson asumió la presidencia de la organización
La delegación española, encabezada por su presidente, el doctor Rodríguez Sendín, estuvo integrada por el coordinador del Departamento Internacional, el doctor José Ramón Huerta; el presidente de la Comisión Central de Deontología de la OMC, el doctor Marcos Gómez Sancho; y el representante nacional de médicos en formación, el doctor Fernando Rivas.
La Asamblea acogió varios comités de trabajo: ética, finanzas y planes, asuntos médicos sociales, en los que previamente se trabajaron una serie de documentos para ser discutidos.
Uno de los trabajos que despertó más interés y proyección ha sido un proyecto de declaración sobre las consecuencias éticas de la acción colectiva de los médicos, centrada en las huelgas de los profesionales médicos, según ha explicado a “MedicosyPacientes” el doctor Fernando Rivas.
“Ante los movimientos médicos que se están generando en distintos países con objeto de exigir mejoras tanto de la asistencia como de las condiciones laborales de los médicos, varios países participantes solicitaron la elaboración, por parte de la AMM, de un posicionamiento desde el punto de vista ético”.
También incidió en ello el nuevo presidente de la AMM, Dr. Cecil Wilson,quien lamentó que las huelgas de los médicos se hayan convertido cada vez más común en los últimos años “sobre todo por la insatisfacción con sus condiciones de trabajo”.
Las recomendaciones elaboradas por la AMM, desde el punto de vista ético, giran en torno a que los médicos no pueden olvidarse de su continuo deber para con los pacientes, incluso, durante las horas de huelga, entendiéndose que puede generarse un dilema entre sus derechos para mejorar el sistema de salud y sus propias condiciones de trabajo, y su deber de no causar daño.
Otra de las recomendaciones, al respecto, es que las asociaciones médicas nacionales deben actuar para reducir al mínimo el daño a la población y garantizar que los servicios esenciales de salud y de emergencia, así como la continuidad de la atención, se proporcionan a pesar de estar en huelga.
La violencia contra el personal sanitario también se debatió, y se recomendó que las instituciones de salud adopten una actitud de “tolerancia cero a la violencia” en el lugar de trabajo, incluido el derecho de los médicos a negarse a tratar a los pacientes previamente violentos.