Isabel y Marta son médicos y cirujanos y han aprendido a querer su profesión gracias a su padre, el traumatólogo Pedro Guillén. EFEsalud entra en un quirófano de la Clínica CEMTRO junto a las doctoras para comprobar las claves del éxito en una ligamentoplastia de muñeca

Las hermanas Guillén, mano a mano en una operación de muñeca

Las hermanas Guillén, mano a mano en una operación de muñeca

  • 10 de junio, 2013
  • Redacción EFESALUD

Aprendieron a querer la medicina desde muy pequeñas, cuando ya veían a su padre salir de casa los sábados, domingos, incluso festivos para visitar a sus pacientes en el hospital.

Su padre, o “el jefe”, como ellas también le llaman, les enseñó a acercarse a las personas y les inculcó el trato humano más allá de esa mano, pie o rodilla que operasen.

EFEsalud entra en un quirófano de la Clínica CEMTRO para acompañar a las doctoras Marta e Isabel Guillén en una operación de reconstrucción del ligamento escafolunar de la muñeca mediante una plastia del tendón flexor carpis radialis. Es decir, reconstruir uno de los ligamentos que hay entre dos de los huesos de la muñeca (escafofoides y semilunar) insertando parte de uno de los tendones que van de la muñeca al codo.

El objetivo de la cirugía es que  el movimiento de la muñeca sea estable una vez que se ha reconstruido el espacio entre los dos huesos.

Carlos ya está tumbado en la camilla de la sala de operaciones, es joven y policía. Hace aproximadamente cuatro años durante una intervención en el trabajo se cayó y debió romperse ese ligamento.

Marta e Isabel Guillén comprueban el instrumental médico antes de comenzar la operación. EFE/ GRB

Hace cinco meses comenzó a sentir molestias cuando apoyaba la muñeca. Levantarse de una silla, coger el volante de su coche patrulla o hacer flexiones en el gimnasio se convirtió en un suplicio. Pero ese dolor va a desaparecer gracias a las manos de dos expertas, Marta e Isabel Guillén.

Marta se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid. Es especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología y es miembro de la Sociedad Española de Cirugía de Mano (SECMA). En la actualidad es la responsable de la unidad de mano y miembro superior del servicio de Traumatología de la clínica CEMTRO.

A parte de este currículum profesional, en sus ratos libres le gusta viajar y estar con su familia, tiene tres hijos pequeños.

Isabel también es licenciada en Medicina y Cirugía por la misma universidad y tiene la misma especialidad que su hermana, Cirugía Ortopédica y Traumatología. Es directora de docencia de la clínica CEMTRO donde también es médico adjunto en el servicio de Traumatología y miembro de la Unidad de Investigación, centrada fundamentalmente en el área musculoesquelética, cultivo de cartílago y cultivos celulares.

Está casada y también tiene tres niños. Siempre ha sido una apasionada de la pintura, aunque desde que comenzó a estudiar medicina apenas coge el pincel. Le encanta la jardinería y sacar un hueco para cuidar de sus plantas aunque el estudio no le deje mucho tiempo libre.

Y con estas dos mujeres y Ana de la Torre, la primera médico mujer de un equipo de fútbol de primera división, el Getafe, comienzan los preparativos de la operación de reconstrucción de un ligamento de la muñeca izquierda de Carlos.

Detalles de cirujana

Como buenas mujeres que son, las hermanas Guillén cuidan hasta el último detalle. Las manos bien lavadas y frotadas con un jabón especial para desinfectar durante diez minutos. Se secan cuidadosamente, los antebrazos muy poco y los codos se dejan mojados.

Las doctoras Isabel y Marta Guillén explican a la redactora de EFEsalud la lesión de la muñeca de Carlos. EFE/ GRB

Con la ayuda de las enfermeras se terminan de vestir y de comprobar todo el instrumental necesario, desinfectan con Betadine el brazo de Carlos y ya está todo preparado para comenzar la intervención.

El médico anestesista ha monitorizado las constantes vitales de Carlos, ya le ha administrado un sedante general y una anestesia plexoaxilar (en el brazo).

Lo primero en lo que nos fijamos es en la limpieza de la cirugía, no hay nada de sangre, ¿por qué? Se ha colocado al paciente en la parte superior del brazo un manguito de isquemia para frenar la circulación y poder llevar a cabo la intervención.

“El manguito lo que hace es extraer la sangre del brazo durante un tiempo estimado de dos horas y no puede ser más porque entonces tendríamos que soltar el manguito y dejar pasar la sangre, lo que nos dificultaría mucho la intervención”, explica Marta.

Isabel añade que “con este manguito se controla el tiempo y la presión, cuando terminamos la cirugía y liberamos el brazo la circulación vuelve a la normalidad”.

Marta toma el bisturí y hace la primera incisión en la cara dorsal de la muñeca de Carlos para llegar al espacio que existe entre el semilunar y el escafoides, un hueco que provoca que uno de los huesos se desvíe hacia dorsal (a la izquierda) y el otro hacia volar (a la derecha) lo que produce un sonido de chasquido al mover la muñeca.

Una vez que las doctoras abren la cápsula articular y comprueban que, efectivamente la lesión que habían detectado en la radiografía se puede operar, pueden proceder a realizar la ligamentoplastia (la reconstrucción del ligamento roto por un tendón del propio paciente).

Pero, les preguntamos a las hermanas por qué hay que abrir para comprobar el espacio entre los huesos si ya se había visto en la radiografía. “En las radiografías dinámicas lo hemos visto y vamos mentalizadas de que se puede operar pero hay que comprobarlo. En medicina las cosas se comprueban veinte veces.”

Además nos cuentan que esta lesión, que sobre todo afecta a gente joven, es importante operarla cuanto antes ya que, de lo contrario, puede evolucionar en una artrosis, lo que provocaría que los huesos se fijaran y no se podrían reducir.

Es la hora de la acción

Las doctoras miden la longitud del tendón. EFE/ GRB

Una vez que las doctoras han comprobado la lesión, dan la vuelta a la muñeca de Carlos y realizan dos pequeñas incisiones para localizar y extraer el tendón flexor carpi radialis, un tendón que se extiende desde la muñeca al codo.

Seccionan la mitad del tendón para reconstruir el daño y dejan la otra mitad para que siga teniendo la función de mover los dedos y la mano. Es importante cortar el tendón solo por la parte superior y dejar la inserción de la muñeca para poder realizar la plastia.

“Si cortas la totalidad del tendón de la muñeca, lo tendrías que fijar dos veces y es más difícil, además puede tener complicaciones. Es mejor tener que fijarlo solamente de un sitio”.

La longitud del tendón es de unos 12 centímetros. Mientras continúan con la intervención, les preguntamos qué es lo más importante que han aprendido de su padre, el doctor Guillén, sobre esta profesión.

Siempre nos ha inculcado que tienes que saber acercarte al paciente y explicarle cuál es su problema y cómo va a ser su rehabilitación, y eso se aprende con la experiencia de tener contacto con el paciente, no con la resonancia”, nos cuenta Marta.

Por su parte Isabel dice que “esto es algo que siempre nos ha enseñado nuestro padre, y es que al final no tratas una muñeca, estás tratando a Carlos y es verdad que ahora los médicos nos estamos haciendo muy médicos y no tan humanos, por eso mi jefe, mi padre… todo, nos ha enseñado que lo más importante es saber lo que vas a hacer y acercarte al paciente, a la parte más humana. Nosotras hemos vivido de pequeñas que nuestro padre se levantaba los sábados y domingos, y lo primero que hacía era ir ver a sus pacientes”.

Y la tradición de la familia Guillén parece que continúa porque ya los pequeños de la casa de Isabel y Marta van algún fin de semana a pasar consulta con ellas… aunque de momento se queden haciendo dibujos con las enfermeras en el control de planta.

Las hermanas nos cuentan el gran paso que ha dado todo el instrumental quirúrgico y las anestesias en los últimos años. “Antes se decía que a grandes cirujanos, grandes incisiones, ahora creo que es al revés”.

Y con ayuda de un taladro y una broca cruzan una aguja por el hueso escafoides, por donde después pasarán el tendón. Una vez que han introducido la aguja, pasan una broca canulada por donde lo insertarán. Con la máquina de rayos comprueban que todo está correcto.

Las hermanas y la doctora de la Torre continúan trabajando, paso a paso. Mientras tanto preguntamos a Isabel cómo es su hermana en un quirófano: “Marta es muy tranquila, da gusto…muy detallista y minuciosa- añade Ana- … y con la calma todo sale bien y se nota”.

¿Y cómo es Isabel?, le preguntamos a Marta: “Es un terremoto, tiene un motor dentro y le saca al día las 24 horas completas. La confianza es importante y solo con mirarnos ya sabemos lo que necesitamos”.

Las doctoras insertan una broca para después pasar el tendón entre los dos huesos de la muñeca. EFE/ GRB

Llevan operando juntas ocho años y ya desde pequeñas compartían habitación, aunque confiesan que se peleaban mucho, pero luego no podían vivir la una sin la otra. Lo mismo que les ocurre ahora, que después de pasar todo el día juntas en la clínica, llegan a sus casas y se llaman por teléfono para contarse algo personal que se les había olvidado decirse.

Antes de terminar de insertar el tendón entre los dos huesos, con ayuda de un arpón y una aguja, nos cuentan que ellas durante la carrera ayudaban a su padre los viernes y en verano, “los demás días no porque teníamos que estudiar y el jefe siempre ha sido muy duro- dice Isabel- Lo primero que nos dejó hacer es ir a la consulta a abrir la puerta, después ordenar historias de pacientes…y hasta tercero de carrera no pudimos entrar en un quirófano, y fue para escayolar brazos y piernas. Nos decía que para saber mandar hay que saber lo que hay en nuestra profesión”.

Una vez que han realizado la plastia, el espacio está cerrado y los huesos unidos, realizan lo que su padre, el doctor Pedro Guillén, llama “la prueba del siete”, es decir, comprobar que la muñeca funciona perfectamente. Antes de suturar la incisión cierran la cápsula articular (refuerza la articulación) y el retináculo dorsal (da fuerza a los extensores).

Después de ocho semanas con las agujas que fijan la ligamentoplastia y unos meses de rehabilitación, Carlos podrá volver a su vida normal y a su trabajo de Policía.

Y estos pasos son los que las hermanas han seguido: trato humano con los pacientes , trabajo duro para poder llegar a donde hoy están y amor por la profesión. Ellas volverán a entrar al quirófano juntas y a llamarse cada noche para contarse “cosas de hermanas”.