Miguel Ángel necesita una silla de ruedas. Sufre neuromielitis, una enfermedad que provoca la inflamación de la médula y que a él le ha afectado de cintura para abajo. Le hemos acompañado en su primera sesión con Lokomat, un robot articulado que ayuda a recuperar el movimiento de las piernas en personas con una lesión medular; un paso más hacia la esperanza de andar

Lokomat: un empujón para volver a caminar

Lokomat: un empujón para volver a caminar

  • 4 de abril, 2013
  • Redacción EFESALUD

Viajamos a Toledo, al Hospital Nacional de Parapléjicos, situado a unos 80 kilómetros de Madrid. Si vamos en coche, algo menos de una hora de reloj. Y andando o corriendo, no se nos ocurre, pero algún valiente podría atreverse.

Elegimos el coche, ni siquiera nos planteamos cómo vamos a ir, directamente bajamos al garaje, abrimos con el mando a distancia y nos montamos en un turismo de color blanco. Embrague, freno, acelerador y llegamos al hospital.

Aparcamos, cogemos nuestro equipo de reportajes y nos bajamos del coche. Caminamos hasta la puerta principal. Entramos en un espacio amplio, con rampas y ascensores grandes. Paso a paso, llegamos hasta una habitación abierta y luminosa: es la sala de fisioterapia.

Allí, mujeres y hombres, jóvenes y no tan jóvenes mueven sus brazos, manos, pies y piernas con ayuda de los fisioterapeutas. Aquí dentro me empiezo a dar cuenta de que aunque no lo piense nunca, mis piernas se mueven y andan sin ninguna dificultad.

La lesión medular

La médula se encarga de enviar la información desde el cerebro al resto del cuerpo, y viceversa, si nos metemos en la ducha y nos quemamos con el agua o si sentimos frío, se lo contamos al cerebro a través de la médula.

Debido a una lesión en la médula se interrumpe la conexión que existe entre el cerebro y el resto del cuerpo. Afecta a la movilidad, la sensibilidad y al control de los esfínteres ya que el cerebro no puede mandar órdenes para que las diferentes partes del cuerpo se muevan y actúen”, explica la doctora Ana Esclarín, coordinadora del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

Nos movemos por la sala de fisioterapia y ahora sí, comenzamos a contar un poco más cada uno de nuestros pasos. Y nos preguntamos, ¿por qué una persona sufre un daño en la médula? Una lesión congénita, una enfermedad que provoca la inflamación de la médula o un traumatismo, por ejemplo por un accidente de tráfico, son las principales causas.

Doctora Ana Esclarín, coordinadora del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo

La doctora Esclarín explica que los lesionados medulares por accidente de tráfico han disminuido, pero debido al aumento de la esperanza de vida han aparecido más enfermedades que afectan a la médula y provocan que una persona esté en una silla de ruedas.

Según la zona afectada existen dos tipos de lesiones. Las primeras siete vértebras en el cuello son las cervicales. Si la lesión afecta a la C1, C2 o C3 la persona puede necesitar incluso asistencia para respirar, es decir, cuanto más alta sea la lesión menos movilidad tendrá la persona afectada.

  • Lesión completa: Significa que existe una pérdida completa de sensación y control muscular por debajo del nivel de la lesión. Pero no quiere decir que se pierda la esperanza de mejorar: “A estos pacientes intentamos hacerles lo más independientes posible”.
  • Lesión incompleta: La persona tiene algo de función por debajo del nivel de la lesión. Puede recuperar movimiento, sensibilidad y el control de los esfínteres. “A estas personas les ayudamos para que su recuperación sea lo más rápida posible”.

El lokomat, la máquina del amor

Unos diez, once pasos y estamos al lado de una máquina muy parecida a las cintas de correr de los gimnasios. Es el LOKOMAT.

“Es un robot donde una persona puede realizar una marcha prácticamente igual a la que llevaría si no padeciese una lesión medular. La máquina controla el peso de carga, la velocidad a la que anda y normalmente lo utilizamos en pacientes con lesiones medulares incompletas”, asegura la doctora Ana Esclarín

De pie y con mi bloc de notas negro miro a Miguel Ángel. Sufre neuromielitis, una enfermedad del sistema nervioso que afecta a los nervios ópticos y a la médula espinal. Este síndrome puede llevar a la pérdida de visión, o como en el caso de Miguel Ángel, a quedarse sin movilidad de cintura para abajo.

Guillermo Pérez, fisioterapeuta del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo

“Este aparato está diseñado para personas con lesiones medulares incompletas y su objetivo es reeducar en un modo global su proceso de la marcha”, explica Guillermo Pérez, fisioterapeuta del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

Con una rampa como forma de acceso, Guillermo, su fisioterapeuta, sube a Miguel Ángel a una especie de arnés y le coloca poco a poco en cada una de sus piernas unas “segundas piernas” que le van a dirigir y ayudar a caminar.

Su peso, altura y tamaño del fémur es importante para poder subirse a este robot, ya que si midiese más de dos metros o menos de 1,45, pesase más de 135 kilos o su fémur tuviese menos de 35 cm o más de 47 cm, no podría utilizarlo.

Miguel Ángel durante su sesión con el Lokomat.

Acompañamos a Miguel Ángel en su primera sesión con Lokomat, pero tras esta vendrán 39 más de media hora cada una. Un tiempo para andar hacia la recuperación. Aunque como dice Guillermo, “según el tipo de lesión y las posibilidades de cada persona, este robot ayudará de una manera u otra. Hay pacientes que han conseguido una autonomía completa con alguna pequeña secuela y otros que, por desgracia, se han quedado como estaban al principio de la rehabilitación”.

La ilusión de andar

Estoy apuntando las declaraciones de Miguel Ángel en mi libreta Moleskine, y entonces me fijo dónde está puesta su mirada: en el espejo que hay frente al Lokomat. Un corazón rojo de cartón escribe: la máquina del amor. “Esperanza para poder continuar sí que me da”, nos cuenta.

Rebeca Ruiz y Miguel Ángel en su primera sesión con el Lokomat.

Un espejo donde Miguel Ángel mira su camino, donde la ilusión le hace continuar. En cambio, ¿qué es un espejo para mí? Un reflejo para ver cómo me maquillo, lo bien peinada que voy o las ojeras que tengo el día que duermo poco por haber salido la noche anterior. Pero ahora puedo ver de cerca una realidad ante la que muchas veces cierro los ojos.

Miguel Ángel ha caminado durante treinta minutos. Cada uno de sus pasos le han traído un poco más de esperanza. Lokomat, o la máquina del amor, es una ayuda para aquellas personas que con ganas y fuerza, como Miguel Ángel, van a conseguir llegar hasta su meta, para unos será caminar solos y para otros mejorar sus movimientos.

Por ejemplo, para José Pedro, que es el siguiente en recibir su sesión de Lokomat, ya no es una novedad. Sufrió un accidente de tráfico que le causó una lesión denominada “cola de caballo” que le ha provocado una paraplejia. Este síndrome generalmente aparece secundario a una hernia discal lumbar y se caracteriza principalmente por lumbalgia, debilidad en las extremidades inferiores, disminución de la sensibilidad en zonas como las nalgas o pérdida del control de los esfínteres.

Cuando José Pedro empezó su rehabilitación ni siquiera se podía poner de pie, sin embargo ahora puede andar con bastones e incluso solo. El Lokomat ha acelerado y mejorado su recuperación.

Miguel Ángel se mira al espejo mientras camina con el Lokomat.

Recogemos nuestro equipo de televisión, nos despedimos y caminamos de nuevo, paso a paso, hasta llegar al aparcamiento. El viaje de vuelta se hace algo más silencioso, quizá porque todo lo que hemos compartido nos ha enseñado a pensar en lo que tenemos y a valorar más acciones tan insignificantes como escribir en un bloc de notas, caminar de un lado a otro, conducir un coche, o tener la posibilidad de elegir si queremos llegar a Madrid andando o corriendo, porque no es cuestión de valentía sino de tener la opción de hacerlo.