¿Quién no ha visto su color amarillo chillón? ¡Quién no ha escuchado alguna vez su sirena! Recorren cada día las calles de Madrid asistiendo a los ciudadanos de forma rápida y eficaz en todas las emergencias sanitarias. EFEsalud ha compartido una jornada con ellos: un día de SAMUR es un día más de vida
Luz de vida con el SAMUR
Nos subimos en un todoterreno del SAMUR y suena la primera alarma; acto seguido se activa la sirena: el ruido se vuelve protagonista pero, a pesar de ser ensordecedor, parece que todo estuviera en silencio…como si el mundo se detuviese.
“Código 3.2: una persona se ha desmayado en un autobús de la EMT en la Plaza de Lima”, no sabemos nada más pero nos dirigimos al lugar lo más rápido posible.
Es el primer aviso del día y termina sin complicaciones: un ambulancia básica (con dos técnicos y un desfibrilador semiautomático) atiende a una mujer de 40 años que se ha mareado durante el trayecto.
Una vez que el SAMUR le ha atendido y le ha dado el alta, Regina nos cuenta qué es lo que le ha ocurrido mientras iba en el autobús: “Estaba bien pero de pronto me empezó a doler la tripa y a entrar mucho calor; me abrí el abrigo y el pantalón y de repente…un mareo, mareo”
Conforme a los protocolos de activación con la EMT, el conductor informó del incidente al SAMUR.
En este caso ha sido una intervención rápida, pero lo importante es saber que podemos tener la tranquilidad de que alguien siempre vela por los ciudadanos que viven en Madrid.
Un grupo de ángeles en el infierno
No tarda mucho en saltar la siguiente llamada, un código 2.7: parece ser que una persona se ha precipitado desde un puente en el kilómetro siete de la M-40, autopista de circunvalación de Madrid.
En menos de cinco minutos llegamos al lugar del incidente: varios médicos, enfermeros y técnicos, entre todos más de diez personas, trabajan a contrarreloj para salvar la vida de un joven de 29 años.
Mientras tanto, la guardia civil controla el tráfico y ayuda a otros conductores; y la policía trabaja averiguando porqué se ha caído el joven o identificándole.
Al parecer, el joven se ha precipitado desde este puente de casi cinco metros y ha caído justo encima de un coche en el que iban un señor mayor y su mujer. El conductor, impactado por lo ocurrido, nos cuenta cómo lo ha vivido: “sentí un golpe y creí que era una piedra de las que tiran en los puentes, mientras me percaté de lo que había pasado seguí conduciendo veinte metros hasta que mi acompañante me dijo que era un hombre”.
Uno de los objetivos principales del SAMUR es que ninguna víctima sufra dolor, y después llevar al paciente al hospital con vida con las menores secuelas posibles.
Rosa Suárez, supervisora de guardia, nos explica cómo se encuentra el chico: “Tenemos dudas de si también ha sido atropellado, cuando hemos llegado, el joven se encontraba en parada respiratoria y tras las maniobras iniciales, a los pocos minutos ha recuperado el pulso.Ha sufrido un traumatismo craneoencefálico severo y varias fracturas”.
Parece que no hace frío, que no circulan los coches y ahora…el tiempo pasa tan lento, es tan importante cada segundo.
Una vez que los facultativos han estabilizado al chico, le trasladan al hospital Doce de Octubre “en estado grave, muy grave” como afirma la enfermera, Rosa Suárez.
Normalmente el SAMUR traslada al paciente a su hospital de referencia, pero en algunas patologías existen otras indicaciones médicas. Por ejemplo, los enfermos quemados se trasladan a La Paz o al hospital de Getafe; los enfermos diagnosticados con algún trastorno psiquiátrico, al Ramón y Cajal.
Un brazo roto o un “por si acaso”
La mañana se acelera y con ella los avisos: un niño de seis años que se ha caído en un colegio de la calle Felipe Diego y se ha fracturado el brazo izquierdo o un señor de avanzada edad, diabético y con hipertensión y que ya había sufrido dos ictus en el pasado, que se ha mareado mientras paseaba con su mujer.
A las puertas del recinto escolar donde ha ocurrido el incidente del pequeño, la médico del SAMUR, Rosa Vico, nos cuenta que “ha sido una caída casual de un niño de seis años que se ha roto el brazo, le hemos estabilizado y vamos al Gregorio Marañón. Un tutor viene con nosotros y será el responsable en el hospital, hasta que lleguen los padres a los que ya se les ha avisado”.
El incidente del señor que se ha encontrado mal, ha ocurrido en un mercadillo de toda la vida, allí, el médico Fernando Martínez Cámara nos explica que “se trata de un varón de unos 60 años con dolor precordial y antecedentes de cardiopatía isquémica y anginas repetidas, le vamos a trasladar al hospital para ver cómo evoluciona aunque en principio se encuentra estable”.
Más de 600 personas entre las que destacan médicos, enfermeros y técnicos, además de un amplio equipo de voluntarios, trabajan cada día sin detenerse. Para atender en esas llamadas de urgencias, el SAMUR cuenta con una flota de más de 150 vehículos medicalizados.
Avenidas, calles, callejones…no importa dónde sea y lo grave que sea, si un ciudadano necesita ayuda sanitaria, el SAMUR vuela como los ángeles.
En el sitio equivocado a la hora equivocada
El último caso al que asistimos es un accidente de tráfico. Un código 1.5: parece ser que un coche ha atropellado a un varón y le ha provocado fracturas en las dos piernas.
Cuando llegamos, lo primero que vemos son dos coches golpeados. Al parecer un hombre estaba descargando maletas de su coche y otro vehículo por detrás le ha embestido, lo que le ha provocado fracturas en las dos piernas.
Una vez que han estabilizado al paciente dentro de la ambulancia, Alfonso, médico del SAMUR, nos aclara que “se ha producido un atrapamiento, el golpe le ha afectado la parte posterior de las dos piernas, un traumatismo ortopédico en ambos miembros inferiores. El procedimiento que nosotros seguimos es: inmovilización, estabilización y traslado”.
A pesar de lo aparatoso del accidente, el paciente tiene un buen pronóstico: todo gracias a la actuación rápida y eficaz del SAMUR.
Un día del SAMUR, un día de vida
Nuestro día junto al SAMUR termina, una jornada con un balance de 320 pacientes atendidos, 127 trasladados a hospitales, 43 accidentes de tráfico, 14 agresiones, 2 incendios, 13 casos psiquiátricos, 1 mujer maltratada y solamente un fallecido.
Un día intenso dibujado por la tensión, el estrés y la angustia. Con el tiempo del reloj como protagonista en la vida de este Servicio de Urgencias.
Y como secuelas: un sonido interminable que dura y dura pero sobre todo la sensación de tranquilidad al saber que “pase lo que pase” siempre hay alguien que con una sola llamada al 112 viene a ayudarnos.
¿Quién dijo que los ángeles solo vivían en el cielo?