El primer domingo de mayo se celebra el Día de la Madre, un momento idóneo para recordarles que no deben sentirse culpables por no llegar a ese ideal de perfección. “Mamás perfectamente imperfectas” es un manual que ayuda a reorientar el papel de las madres en el mundo actual, en especial durante la adolescencia

Mamá, no te sientas culpable
EFE
  • 3 de mayo, 2013
  • MADRID/ EFE/ REBECA RUIZ

Dicen que los niños vienen con un pan bajo el brazo, pero nadie habla de unas instrucciones, algo que vendría muy bien a la mayoría de las madres.

El primer domingo de mayo se celebra el Día de la Madre, una fecha señalada en todos los calendarios de los hijos, que aunque discutamos, regañemos y nos enfademos con ellas, ese día recordamos con regalos, sonrisas, cariños y besos que madre no hay más que una.

“Mamás perfectamente imperfectas” (Planeta) es un libro cuyas autoras, Diana Guelar y Andrea Jáuregui, dos profesionales con una larga experiencia en el terreno de las relaciones padres-hijos, ofrecen sencillos consejos para que las madres no caigan en la trampa de la culpabilidad. Un manual escrito en tono de humor en el que se desmitifica el modelo de “la buena madre” y ayuda especialmente en la pubertad-adolescencia, “el momento más crítico en el que las madres nos sentimos más perdidas”, afirma Diana Guelar.

¿Es mejor que nuestros hijos se vengan a nuestra cama o les dejemos llorar? “Si el niño llora y al acogerle en mi regazo se tranquiliza, todo fluye con normalidad, si el niño llora, le cojo, vuelve a llorar y me levanto diez veces por la noche entonces sí que se convierte en un problema”, explica Diana Guelar, codirectora del centro de atención y prevención para jóvenes y adolescentes La Casita, en Buenos Aires (Argentina).

El objetivo principal del libro es que las mujeres dejemos de medirnos con ideales que nos hacen sentir incompetentes, culpables y llenas de dudas. “Es hora de que nos aceptemos como seres imperfectos; la flexibilidad y la tolerancia nos ayudarán a salir de un terreno conocido para encontrar nuestro propio estilo de madre”.

La propuesta de estas dos autoras pretende huir del tradicional manual de consejos y centrarse en reorientar el papel de la madre en el mundo actual y llamar la atención sobre comportamientos poco acertados, muy repetitivos y que se han vuelto invisibles.

El libro se divide en cuatro partes; cómo se transforma el papel de la madre en el tiempo y cómo ha evolucionado; cómo se generan los problemas entre las madres y los hijos; la reflexión sobre los ideales y conflictos de una madre en el contexto actual; un repaso por los errores más frecuentes de una madre.

El broche final lo pone una quinta parte denominada “Mapa de rutas”, una ayuda rápida para momentos de crisis que como define Diana Aguelar, “puede ayudar a las madres en caso de emergencia cuando tienen un problema con su hijo; sirve para saber cómo actuar ante una dificultad y plantear algo alternativo”.

Falsos mitos

El del instinto maternal→ Las autoras argumentan que esta afirmación no está probada científicamente. “Es cierto que hay hormonas que juegan un papel pero no son determinantes ya que no todas las mujeres sienten necesidad de tener hijos”. Existen muchas opciones para ser buenas madres, y no solo una.

El del amor y entrega incondicionales → Esto nos lleva a medirnos con una vara tan alta que crea un sentimiento de culpa en aquellas ocasiones en las que no nos sentimos satisfechas en nuestro papel de madres. “Nadie puede estar continuamente de buen humor, tener la respuestas a todos los problemas; hay que aceptar la imperfección con naturalidad”.

El de la herencia familiar → Los valores que heredamos están tan arraigados que muchas veces se vuelven invisibles, lo que puede llevarnos a repetir modelos no deseados. Es conveniente analizar de dónde vienen los valores que transmitimos a nuestros hijos y si verdaderamente estamos de acuerdo con ellos.

Fragmento de la portada del libro “Mamás perfectamente imperfectas”.

Problemas

¿Qué es un problema? ¿Cómo surge? ¿Por qué a veces no somos capaces de pararlos antes de que se hagan más grandes? ¿Qué madre no ha vivido circunstancias como: malas notas, horarios de regreso a casa, el desorden de las habitaciones, los estudios…?

Todas las madres se enfrentan a este tipo de problemas, pero la buena noticia es que tienen solución. Las autoras de “Mamás perfectamente imperfectas” dan un consejo: “si la solución que aplicamos no funciona, hay que cambiar la manera de actuar”.

Además hay que evitar algunas distorsiones que consiguen deteriorar la relación entre padres e hijos, como: negar los problemas, culpar a los demás, culparnos a nosotros mismos, prestar mayor atención a las cosas negativas que a las positivas, dramatizar o querer resolverles la vida siempre.

Adiós a la maternidad que conocieron nuestras madres

En la clase de hoy vamos a hacer un dibujo de nuestra familia. El papá, la mamá, los hermanos, el perro y una casa con tejado rojo eran la estampa que la mayoría de niños pintaban hace años. Pero hoy, ¿qué dibujan nuestros hijos?

El concepto de familia ha cambiado, han surgido nuevos modelos: madres solteras, mujeres que se vuelven a casar con un hombre que tiene hijos con otra mujer, parejas homosexuales, madres adoptivas, madres que trabajan muchas horas fuera de casa…pero las autoras del libro afirman que “los problemas que puedan surgir en la adolescencia no necesariamente dependen de la condición familiar. Nuestro mensaje para las madres es que todas hacemos las cosas lo mejor que podemos”.

“Está bien que queramos mejorar, pero sabiendo y aceptando que nunca seremos perfectas”

Todas nos equivocamos, pero eso también tiene solución

Todas las madres cometen errores, pero eso no significa que tengan que sentirse culpables.

Madre controladoraSe agota ella y agota a los demás. Trata de solucionarlo todo y su manera de manifestar su amor es mediante la sobreprotección. Esta madre tiene que aprender a dejar un poco el control y a respetar la privacidad de sus hijos.

“Para obtener el control es necesario perderlo”

Madre perfeccionistaLa perfección es una trampa. ¿Por qué las madres piensan que los hijos tienen que ser perfectos? Es bueno estimular a los hijos y ayudarles a vencer sus dificultades pero lo malo es cuando les pedimos demasiado. Las madres perfeccionistas deberían poner el foco no tanto en el resultado como en el proceso.

“Cuando el foco está en los resultados, y no en el proceso, todos perdemos”

Madre cómpliceLa que quiere ser la mejor amiga de sus hijos. “El problema es que con la mejor intención de ser simbiótica se transforme en parásito y se alimente de sus vidas, estilos, amigos, y sus costumbres. Estas madres tienen que saber que los adolescentes necesitan compararse con un modelo adulto, capaz de guiarlos y protegerlos, por lo que no debemos actuar como iguales.

“Por el bien de nuestros hijos, no podemos darles el lujo de gustarles siempre”

Madre que compite → No podemos negar que vivimos en una cultura obsesionada con la juventud y la belleza, por lo tanto los temas del cuerpo y la edad pueden convertirse en una lucha entre madres e hijas.

“¡Cómo nos cuesta asumir que a veces tenemos sentimientos negativos con respecto a nuestros hijos!”

Madre que se apropia → Para este tipo de madre, todo lo que les pasa a sus hijos es de ella. Le cuesta reconocer que el hijo es otra persona, lo que puede ser muy perturbador para los niños. Esta madre tiene que esforzarse por ser consciente de que no podemos evitar que nuestros hijos sufran y se equivoquen.

“Los logros de los hijos tienen que medirse con la vara de los hijos, no con la de los padres”

“Para que no te vuelvas a sentir culpable” es el antetítulo de este libro dirigido a todas las madres que en muchos momentos sienten culpabilidad por no llegar a esa “perfección” con la que soñaban embarazadas. Pero como concluye Diana Guelar, “ese ideal de mujer y madre que parece que hay que cumplir es imposible y eso lleva a la culpa, a sentir que somos malas madres. Esto es algo que tiene que ir cambiando”.