El presidente de la Asociación Nacional de Cigarrillo Electrónico (ANCE), Manuel Muñoz, señala en una entrevista a EFEsalud, que este producto ni es tabaco, ni tampoco un medicamento, y opina que estos cigarrillos están recibiendo duros ataques desde el sector médico sin la suficiente evidencia científica

El presidente de ANCE, Manuel Muñoz, defiende una regulación clara para los cigarrillos electrónicos y afirma que las ventas de este producto han descendido un 70 por ciento en los últimos meses tras las criticas que ha recibido desde diversos sectores médicos y científicos.
EFEsalud ha hablado con él en el marco del Día Mundial Sin Tabaco.
Los cigarrillos electrónicos ¿son comparables con el tabaco? ¿son una alternativa al tabaco?
El cigarrillo electrónico se asemeja a un cigarrillo convencional, pero no es un cigarrillo, de hecho su nombre es “vaporizador”; es un compuesto de líquidos con unos productos y partículas, y algunos tienen nicotina líquida, pero otros no. ¿Por qué no tienen que ver con el tabaco? La forma de inhalar no es por combustión, produce vapor, y el aroma y los sabores llegan de forma distinta, sin olor; por tanto, no son comparables. No es tampoco un derivado del tabaco.
¿Sirven para dejar de fumar?
Hay gente que le gusta el vapeo y termina dejando el tabaco, pero un problema muy grande es iniciarse en este cigarrillo con la mentalidad de dejar el tabaco convencional. ¿Por qué? Porque no es un medicamento, no es una terapia contra el tabaco, se puede decidir dejar de fumar por este motivo, pero no por efecto medicamentoso.

¿Hay evidencia científica sobre sus efectos y si es o no saludable?
Lo primero, los líquidos que contienen nicotina líquida nunca pueden ser saludables; y los que no tienen ninguna nicotina son inocuos para el organismo. Es importante que esté perfectamente explicado qué contienen los líquidos y en qué dosis.
No es que sea saludable, es menos dañino en los casos de líquidos con nicotina. En cuanto a los efectos en el entorno, hay estudios que precisan que no existe el vapeador pasivo. La gente no asocia este producto al tabaco. No hay prueba real de daño a la salud.
¿Cómo se debe regular?
La directiva europea le dota de un marco propio para legislarlo, dice que ni es tabaco ni es un producto farmacéutico. ¿Qué se debe hacer? Un control sobre los fabricantes de los líquidos, no todos cumplen un mínimo de calidad; fijar el máximo de nicotina que pueden llevar; regular la formación del personal que trabaja en los establecimientos y su asesoramiento al cliente; prohibición para los menores de 18 años.
Esto es lo que defendemos, no entendemos que la OMS diga que es muy malo cuando no se han hecho estudios a fondo. Pedimos a la Organización Mundial de la Salud un estudio profundo tanto de la composición de este producto como de sus efectos en el organismo humano.
¿No cree que las sociedades médicas temen que después de dar la batalla contra el tabaco, estos cigarrillos sirvan para introducir a los jóvenes en el hábito de fumar?
No hay ningún joven, ni ninguna persona que, sin haber fumado nunca, se inicie en el consumo de vaporizadores; es extraño. Los jóvenes son un perfil minoritario de consumidores, los clientes están en los 30/35 años de media. Es muy difícil iniciarse si no se ha fumado. El mercado está en personas que fuman o han fumado.
En su opinión, ¿se puede vapear en cualquier sitio?
Apoyamos que no se haga en hospitales y colegios, pero en el transporte o en las oficinas de la administración pública, donde la actual legislación lo prohíbe, no lo compartimos.
¿Cómo han evolucionado las ventas?
Hasta octubre de 2013 el mercado fue bien, pero con los ataques recibidos desde diciembre pasado, las ventas han caído un 70 por ciento. El sector estaba creando empleo y se ha frenado la expansión. Se han cerrado tiendas. Hay unas 3.500 personas de forma directa trabajando en este sector en España, pero llegó hasta casi 6.000.
¿Cómo ve el futuro del sector?
Esperamos que se estabilice el mercado y que se fije su regulación y legislación.
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