Algo más de 1000 días. Es el tiempo que llevamos en España con la mascarilla cada vez que cogemos el transporte público. Un símbolo de la pandemia que a partir de mañana, 8 de febrero, una vez se publique en el BOE, quedará atrás. También en establecimientos sanitarios como ópticas, centros de audiometría u ortopedias. Solo se mantendrá en centros y establecimientos sanitarios, como las farmacias y botiquines.
El Consejo de Ministros ha dado luz verde a la modificación del real decreto sobre el uso de la mascarilla y que pone fin a la obligación de llevarla en el transporte, una medida que estaba en vigor en España desde mayo de 2020. Fue entonces cuando el BOE publicó la orden del Ministerio de Transportes que así lo establecía.
Y lo hacía a todos los usuarios de los servicios de transporte público y colectivo, tanto terrestre, como autobús, taxi, VTC y ferrocarril, como al transporte aéreo y marítimo.
Entonces la pandemia estaba mostrando su cara más dura, lo que provocó que el cubrebocas fuera también obligatorio en la vía pública y en los espacios cerrados o abiertos al público cuando no fuera posible mantener una distancia interpersonal de al menos dos metros.
Bien escaso, precio desorbitado
Antes de que llegaran esas medidas, las mascarillas eran un bien preciado y demasiado escaso. Tanto es así que el Ministerio dirigido entonces por Salvador Illa las recomendaba solo a los enfermos, con síntomas o casos sospechosos de covid. Había escasez y las pocas que había se compraban a cantidades desorbitadas para lo que eran, hasta que el Gobierno decidió fijar un precio tope.
Muchas empresas se reconvirtieron para fabricarlas. Nos acostumbramos al nuevo vocabulario. Mascarilla quirúrgica, higiénica, FP2…de tela con filtro, sin filtro…incluso hubo tiendas -ya prácticamente han cerrado- que solo vendían cubrebocas, de todos colores y estampados.
Llegaron las diferentes olas de la pandemia y era impensable que las mascarillas desaparecieran del día a día de los españoles.
Tampoco de las escuelas. Los niños mayores de seis años tenían que llevarlas en clase, incluso en el patio, durante el recreo.
Vaivén con la mascarilla en exteriores
Y por una enmienda socialista a la ley de "nueva normalidad", fue obligatoria en exteriores a partir del 31 de marzo de 2021 incluso cuando se pudiera mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros en la vía pública y en espacios al aire libre.
El 24 de junio de ese mismo año, el Consejo de Ministros decidió poner fin a esa obligación siempre que hubiera distancia. Sin embargo, con la amenaza de Omicrón esas navidades, la Conferencia de Presidentes lo impuso de nuevo desde Nochebuena.
La medida se relajó un mes después, ya en 2022, en exteriores.
España, de las últimas en eliminarla en interiores
En interiores hubo que esperar hasta el 20 de abril de ese año, cuando dejó de ser obligatoria, salvo en centros sanitarios o residencias, además del transporte público y farmacias. Así lo estableció el Gobierno en un real decreto. Para entonces, la mayoría de los países europeos ya las había eliminado.
Desde entonces, los alumnos tampoco tuvieron que utilizarla en los centros educativos. Sí recomendó Sanidad que los profesores con factores de vulnerabilidad que se la pusieran, al igual que otras personas con estas mismas condiciones que no pudieran mantener la distancia de 1,5 metros. Empezaron a verse las caras en clase, dos años después.
Volvernos a ver las caras en el metro
Y tres años después empezaremos a vérnoslas en el transporte. Si bien ya no es difícil ver a personas sin mascarillas en metro y autobuses.
Fue el pasado 26 de enero cuando lo anunció la ministra de Sanidad, Carolina Darias, quien ha comparecido este martes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para informar de la modificación del real decreto para que las mascarillas dejen de ser obligatorias en el transporte a partir del 8 de febrero.
La decisión se toma ahora, según Darias, ante la situación de "enorme estabilidad" de la pandemia, con una tendencia de datos a la baja: una incidencia acumulada a quince día para mayores de 60 años de 50,7 casos, la ocupación hospitalaria por enfermos de covid del 1,6 % y de camas uci del 1,7 %.
"Hablamos de uno de los datos más bajos de la pandemia, si no el que más", según la ministra, que lo ha achacado a la "excelente campaña de vacunación".
Y en palabras de Darias, esta decisión supone "un paso más" en la respuesta a la pandemia, que cuenta con la decisión favorable de la ponencia de alertas y que ha pasado también por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.
No será obligatoria en los transportes pero sí en los centros sanitarios y sociosaniatrios, en este caso la tendrán que llevar los trabajadores y los visitantes pero no los residentes.
Sí ha insistido la ministra en que la mascarilla seguirá siendo recomendable para las personas vulnerables o con síntomas.
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