El pasado 21 de junio España abandonaba el estado de alarma impuesto por el coronavirus y entraba en la “nueva normalidad” recuperando la libertad de movimiento después de casi cien días. Un mes después, nos enfrentamos a más de 200 brotes, a más de 18.500 nuevos contagios y a las restricciones que adoptan las comunidades autónomas para frenar una segunda ola

Más de doscientos brotes y miedo a una segunda ola tras un mes sin estado de alarma
EFE/Javier Etxezarreta
  • 22 de julio, 2020
  • MADRID/EFE/REDACCIÓN NACIONAL/ANA SOTERAS
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Un mes sin estado de alarma ha supuesto una subida de casi un 400% de los contagios semanales, un centenar de fallecidos, más de 1.500 ingresos hospitalarios y, de ellos, casi un centenar en la UCI.

El domingo en el que empezó el verano y acabó el proceso de desescalada se comunicó una muerte y 141 contagios en las últimas 24 horas por SARS-COV-2. El 21 de julio, los contagios ascienden a 529.

Aunque hay brotes en todas las comunidades autónomas, son Cataluña y Aragón las que concentran la mayor parte de los casos y ya existe transmisión comunitaria (casos no asociados a brotes) en Barcelona, Zaragoza y Lleida.

Las autoridades regionales han pedido a los ciudadanos de esas zonas afectadas que solo salgan de casa para lo imprescindible y que intenten restringir la movilidad, algo complicado en plena época estival.

Son días de traslados para pasar las vacaciones en otros lugares, las playas se llenan hasta el punto de controlar aforo y terminar cerrándolas en algunos municipios y el ocio nocturno congrega a los más jóvenes que apuran la madrugada en discotecas donde, según dicen, no se puede bailar.

Y también en este mes hemos abierto las fronteras y recibido a los turistas , no muchos, como se quejan en las zonas más turísticas.

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Infografía EFE

En un mes sin estado de alarma, otro perfil de afectado

Todo este cóctel de circunstancias han cambiado el perfil de la persona afectada por el nuevo coronavirus: ha bajado la edad media (de más de 60 a menos de 50) al estar más protegidos los mayores y han aumentado los contagios entre los más jóvenes, los que más se relacionan.

También las comunidades autónomas han puesto en marcha el plan de detección precoz y el rastreo de los contactos de las personas infectadas; se hacen más pruebas diagnósticas PCR, por lo que se detectan más casos, aunque no en todas es igual.

Y por eso también se ha visto que entre el 60 y el 70 % de los casos son asintomáticos y por tanto, leves. Esto por el momento evita la presión sobre la asistencia en los hospitales.

¿Dónde nos contagiamos ahora?

Todas las comunidades autónomas, excepto Madrid y Canarias, han hecho obligatorio el uso de mascarillas haya o no distancia de seguridad. Y con ellas nos hemos lanzado a la calle.

Hemos regresado al trabajo, aunque muchos siguen teletrabajando; utilizamos los transportes públicos; nos reunimos con familias y amigos y viajamos, sobre todo por España.

Por eso, el principal foco de contagio se produce en los ambientes mixtos, del trabajo a casa, de casa a una reunión con más familiares y de ahí a las terrazas y otros lugares de asueto.

Los botellones, el ocio nocturno, las fiestas, las bodas…de ahí están saliendo las personas infectadas.

También los grupos vulnerables son otro de los focos de transmisión como ha ocurrido con los temporeros de la recogida de la fruta de Lleida, pero también hay casos en los centros de acogida, como los inmigrantes que llegan en pateras.

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La Guardia Civil patrulla las calles de Magaluf, con locales de ocio nocturno. EFE/CATI CLADERA

Las restricciones para controlar los brotes

Las autoridades no solo hacen llamamientos a la prudencia, como ha hecho el ministro de Sanidad, Salvador Illa, también intentan contener al virus con diferentes medidas: desde limitar las reuniones de personas, pasando por confinamientos selectivos de edificios, prohibición del ocio nocturno o recomendaciones para limitar la movilidad.

Así, en estos 31 días se decretaron confinamientos perimetrales en A Mariña (Lugo) y el Segrià (Lleida), condicionando la entrada y salida de estas zonas o se confinaron edificios enteros en Santander o Valladolid por varios casos de coronavirus.

En Cataluña, la comunidad más afectada en estos momentos, se han prohibido las reuniones de más de diez personas en Lleida y en el área metropolitana de Barcelona y los municipios gerundenses de Figueres y Vilafant, zonas en las que se ha pedido a los ciudadanos que no salgan de casa en 15 días excepto para ir a trabajar y hacer las compras imprescindibles.

También en Aragón se ha pedido a los ciudadanos que opten por un autoconfinamiento voluntario, y tanto Zaragoza y el resto de municipios de la Comarca Central como otras cuatro comarcas aragonesas y las ciudades de Huesca y Barbastro han tenido que retroceder a la fase 2 de la desescalada flexibilizada debido a los brotes de coronavirus.

La Región de Murcia ha prohibido la apertura de locales de ocio nocturno y ha limitado a un máximo de 15 personas las que se pueden reunir para eventos de toda índole, sean públicos o privados.

Mientras, en el País Vasco se han cancelado las colonias municipales, se han cerrado los centros de día para mayores y la restricción de salidas y de visitas a ancianos en las residencias, además de prohibir el botellón, como en Galicia.

Y en este tiempo también se pudieron celebrar las aplazadas elecciones autonómicas en Galicia y País Vasco y España pudo despedir en un homenaje de Estado a las víctimas de la COVID-19 en el Palacio Real de Madrid con la asistencia de las más altas instituciones del Estados, de las autonomías y de la UE y la OMS, además de familiares y otros representantes sociales.

En un mes sin estado de alarma, la tendencia de la epidemia, la curva, vuelva a ascender y el riesgo del confinamiento obligatorio asoma por el horizonte. Algo está claro: el coronavirus no se ha ido de vacaciones.