“Un simple paseo enérgico de veinte minutos cada día es suficiente para mejorar la salud cardiovascular y reducir riesgos cardíacos”, subraya el Dr. Carlos Macaya Miguel, cardiólogo de la Fundación Interhospitalaria para la Investigación Cardiovascular (FIC)

Noticiero del Corazón: “El ejercicio, moda cardiovascular”

Noticiero del Corazón: “El ejercicio, moda cardiovascular”

“Este objetivo rutinario es fundamental para que todo el mundo se ponga en acción y mejore su estado de salud general. Debemos convertir el ejercicio físico diario, andar, correr, nadar o montar en bicicleta, en una moda permanente”, asegura el también catedrático de la Universidad Complutese.

Y cabe destacar que existe una gran evidencia científica que respalda esta vibrante relación entre la actividad física y la salud cardiovascular.

“Es sobradamente conocido por el conjunto de los médicos y médicas, especialmente en cardiología, que el ejercicio físico realizado de forma regular, incluso en las formas más intensas del deporte de élite, conlleva una adaptación estructural y funcional del sistema cardiovascular”, indica.

Ejercicio físico y corazón van de la mano… y de las piernas

En los últimos decenios del siglo XX y en el siglo XXI, especialmente, tanto el aumento de la esperanza de vida como los hábitos insanos han convertido los principales factores de riesgo cardiovascular, como la diabetes mellitus, la hipertensión y la dislipidemia en sangre (colesterol), casi en una epidemia.

Como consecuencia directa, el ejercicio físico, cualquier movimiento corporal producido por el sistema locomotor por contracción y relajación de la musculatura, supone un incremento de la demanda de oxígeno y nutrientes por los músculos, y por lo tanto un consumo de energía.

“La capacidad funcional y la cantidad de ejercicio se correlacionan inversamente con el desarrollo de factores de riesgo cardiovascular y, además, con la mortalidad a largo plazo por enfermedades cardiovasculares y neoplásicas”, recalca el Dr. Macaya.

Las adaptaciones cardiovasculares con el ejercicio físico y el entrenamiento producen aumento beneficioso del volumen sistólico (cantidad de sangre que expulsa el ventrículo izquierdo), de las cavidades cardíacas y los grosores parietales.

También, disminución de la frecuencia cardíaca, tanto en reposo como en ejercicio de intensidad submáxima, y mejora de la perfusión miocárdica (fluidez sanguínea en el corazón).

“La práctica regular de ejercicio físico, incluso isotónico, induce un remodelado cardiaco morfológico y eléctrico que supone una adaptación fisiológica a la sobrecarga cardíaca”, señala el cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos.

“Eso sí, siempre será en función de las condiciones físicas y psíquicas de cada persona (edad, patologías previas, riesgo cardiovascular, medicamentos, etc.). Jamás puede suponer un riesgo añadido”, puntualiza.

Ejercicio físico y sistema cardiovascular
Un hombre mayor anda a buen ritmo por un parque madrileño apoyado en dos bastones. EFE/Carlos González.

Esta adaptación de la estructura del corazón al ejercicio físico se estimula también a través de las células regenerativas, las células madre.

“En un futuro cercano, la investigación definirá con todo lujo de detalles la influencia del ejercicio en las vías moleculares asociadas al corazón, que podrán convertirse algún día en dianas terapéuticas para mejorar todo el sistema cardiovascular”, menciona.

A su vez, el ejercicio físico beneficia claramente la eficiencia de los vasos sanguíneos, abarcando desde la circulación periférica hasta la delicada circulación coronaria.

“Estas ventajas en la salud cardiovascular no sólo se producen en el deportista, más aún de alto rendimiento, son aplicables a las personas mayores, incluso en pacientes con enfermedad cardiovascular (ECV), ya sea por un infarto o por insuficiencia cardíaca“, refuerza el Dr. Macaya.

A estos y otros pacientes cardíopatas les mejorará la calidad y la esperanza de vida, muchas de las veces mejorando el pronóstico de la enfermedad y reduciendo su mortalidad.

Ejercicio físico y sistema cardiovascular
Una mujer y un hombre de mediana edad pasean por un parque de Madrid. EFE/Carlos González

Nueva reconfirmación de los beneficios de andar, correr, nadar o pedalear

Un estudio elaborado por la Asociación Americana de Cardiología y publicado en su revista ‘Circulation‘, explica que la actividad física regular mantiene fuerte el corazón, siendo “suficiente” una caminata enérgica de veinte minutos al día.

A la vez, advierte de que existen grupos de población que tienen más riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares porque practican menos ejercicio físico: adultos mayores, mujeres, negros, personas con depresión, discapacitados, personas de menor nivel socioeconómico y quienes viven en zonas rurales.

“Del estudio se desprende que es sumamemnte importante aumentar los recursos económicos para poner en marcha iniciativas que promuevan la actividad física de manera sostenida, sobre todo para los grupos familiares con una economía deprimida”, traza el Dr. Macaya.

Los investigadores llegaron a esta conclusión después de analizar los niveles de actividad física de diferentes grupos de adultos y revisar las estrategias para aumentar la actividad física en grupos con pocos recursos o con riesgo de mala salud cardiovascular.

El estudio descubrió que muchos grupos que demostraban una mala salud cardíaca también ofrecían bajos niveles de actividad física.

“Sabemos que la actividad física regular es un componente clave de una salud cardíaca óptima. Estos resultados brindan la oportunidad de centrar nuestros esfuerzos en programas de actividad física en los lugares donde la gente más los necesita”, ponen negro sobre blanco en el informe.

La Asociación Americana de Cardiología midió la salud cardiovascular y los riesgos en función de ocho parámetros: presión arterial, colesterol, azúcar en sangre, índice de masa corporal, hábito tabáquico, actividad física, sueño y dieta.

El informe aconseja que los programas de actividad física se implementen con la participación de la comunidad para satisfacer sus necesidades y diseñar programas que sean accesibles y culturalmente apropiados.

“Aumentar los niveles de actividad física para incrementar la equidad sanitaria exige un enfoque de equipo, que incluya a profesionales sanitarios que evalúen y promuevan regularmente la actividad física a todos los pacientes”, concluye el estudio americano.


Ejercicio físico y sistema cardiovascular

El consejo del Dr. Carlos Macaya: “Como mínimo debemos realizar 20 minutos de actividad física cada día, aunque 30, 40 ó 60 minutos, dependiendo de nuestra edad y estado de salud, son cifras mucho más recomendables… y mejor si practicamos el ejercicio al aire libre, rehuyendo la contaminación atmosférica.

Pasear a buen ritmo, correr, nadar o pedalear pueden realizarse a cualquier hora del día, pero debemos evitar las aglomeraciones, las horas intensas de sol en verano y las horas más frías en invierno.

Además, los ayuntamientos de muchísimas zonas rurales, regiones o grandes ciudades europeas, como Madrid, han creado rutas cardiosaludables para toda la población, incluso si son turistas ocasionales.

Se minimizan así los efectos perversos del sedentarismo, del hábito tabáquico, de la dieta rica en grasas saturadas, de las bebidas alcohólicas y azucaradas o de la exasperante rutina digital, un hábito que se entromete hasta en las almohadas del dormitorio.

El ejercicio físico activa el cuerpo, facilita el contacto con la naturaleza, el recreo en los parques, la atenuación del ruido medioambiental e incrementa las relaciones de pareja, familiares y sociales. Es decir, protege nuestro corazón“.

Dr. Carlos Macaya Miguel, cardiólogo de referencia a nivel mundial