El doctor Carlos Macaya Miguel, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos y catedrático de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), comenta tres eventos cardiovasculares en el Noticiero del Corazón: “Secuelas en el músculo cardíaco tras el alta por coronavirus; la contaminación atmosférica está detrás de un 50% de las muertes por enfermedad cardiovascular; y la inteligencia de los datos, el comodín artificial que predice infartos y anginas de pecho”
Noticiero del Corazón: “Troponinas coronavíricas; respirar enfermedad cardiovascular; y macrodatos predictores de infarto”
La troponina, un biomarcador de daño miocárdico tras el alta hospitalaria, también por la COVID-19
Alrededor de la mitad de los pacientes hospitalizados con covid-19 grave y que presentaban niveles elevados de una proteína llamada troponina tenían daños en el corazón, como la miocarditis, al menos un mes después de recibir el alta.
Un estudio realizado en hospitales británicos y que publica la revista de la Sociedad Europea de Cardiología señala que esos daños incluyen inflamación del músculo cardíaco (miocarditis), cicatrización o muerte del tejido cardíaco, restricción del suministro de sangre al corazón y combinaciones de las tres afecciones.
El estudio, en el que participaron 148 personas dadas de alta hasta junio del año pasado, es el mayor realizado para investigar a los pacientes convalecientes de covid-19 con niveles elevados de troponina, la cual se libera en la sangre cuando el músculo cardíaco se lesiona.
“Las lesiones relacionadas como la inflamación y la cicatrización del corazón son comunes en los pacientes con covid-19 con elevación de troponina dados de alta del hospital, aunque son de alcance limitado y tienen pocas consecuencias para la función del corazón”, señaló Marianna Fontana, del University College de Londres, quien lideró el estudio.
Muchos de los hospitalizados presentaban niveles elevados de troponina durante la fase de enfermedad crítica, cuando el organismo monta una respuesta inmunitaria exagerada a la infección.
Para el estudio se eligieron personas que tuvieron alta esa proteína y se les hizo un seguimiento con resonancias magnéticas tras el alta para conocer las causas y el alcance de la lesión.
Los pacientes con covid-19 grave suelen tener problemas de salud preexistentes relacionados con el corazón, como diabetes, presión arterial elevada y obesidad, pero durante la enfermedad este órgano también puede verse afectado.
Todos los pacientes estuvieron muy enfermos, tenían niveles elevados de troponina y alrededor de uno de cada tres había estado conectado a un respirador en la unidad de cuidados intensivos, indicaron en un comunicado.
El estudio encontró evidencias de altos índices de lesiones en el músculo cardíaco que podían verse en las exploraciones uno o dos meses después del alta y, aunque algunas podían ser preexistentes, otras eran nuevas “y probablemente causadas por la covid-19”, agregaron.
En los casos más graves, se teme que esta lesión pueda aumentar los riesgos de insuficiencia cardíaca en el futuro, pero se necesitan más trabajos para investigarlo más a fondo.
Estos hallazgos dan la oportunidad de encontrar formas de prevenir la lesión, además, a partir de algunos de los patrones observados la coagulación de la sangre puede tener un papel, para lo que hay tratamientos potenciales.
Detectar las consecuencias de la lesión durante la convalecencia podría, además, identificar a los sujetos que se beneficiarían de tratamientos farmacológicos de apoyo específicos para proteger la función cardíaca a lo largo del tiempo.
Los resultados del estudio están limitados porque solo incluyeron a pacientes graves que sobrevivieron al coronavirus, pero no hay datos sobre los que no son hospitalizados o aquellos que no presentan niveles elevados de troponina.
Hasta un 50% de las muertes por contaminación atmosférica se deben a enfermedades cardiovasculares
La Federación Mundial del Corazón (WHF), la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), la Asociación Americana del Corazón (AHA) y el Colegio Americano de Cardiología (ACC) han publicado un documento conjunto instando a la comunidad médica y a las autoridades sanitarias a mitigar el impacto de la contaminación del aire en la salud de las personas.
La Fundación Española del Corazón (FEC) respalda ese manifiesto desde España, como muestra de su compromiso con este importante factor de riesgo cardiovascular.
Y es que, como recuerda el Dr. Jordi Bañeras, portavoz de la FEC y cardiólogo de la unidad de críticos cardiovasculares del Hospital Vall d’Hebron: “La contaminación favorece la trombosis, la inflamación, el estrés oxidativo y la disfunción endotelial de las arterias”.
Tanto es así que, según el manifiesto hecho público por estas cuatro organizaciones mundiales, hasta el 50% de las muertes por contaminación que se produjeron en 2019 se debieron a enfermedades cardiovasculares.
En concreto, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es responsable del 25% de todas las muertes por enfermedad cardíaca y del 24% de todas las muertes por ictus.
Se sabe que nueve de cada diez personas vive en lugares donde la calidad del aire excede los límites de contaminación recomendados y la presente declaración asegura que en 2019 se produjeron un total de 6,7 millones de muertes en todo el mundo atribuibles a la contaminación, lo que representa el 12% del total.
“Estas pequeñas partículas contaminantes viajan por el torrente sanguíneo dañando el interior de las paredes de los vasos, que se estrechan y se vuelven más rígidos, favoreciendo así la posibilidad de que aumente la presión arterial, la coagulación de la sangre y la aparición de ritmos cardiacos anormales”, detalla el Dr. Bañeras.
No hay que olvidar, ni mucho menos, la contaminación doméstica
Se calcula que 3,8 millones de personas mueren cada año por enfermedades atribuibles a la contaminación en los hogares, de las cuales el 45% se deben a enfermedades cardíacas o ictus.
Por otro lado, fumar en el interior de viviendas mal ventiladas provoca niveles de contaminación 100 veces superiores a los aceptables.
La declaración recuerda también que la contaminación del aire aumenta el riesgo de infarto, ictus, diabetes y enfermedades respiratorias, condiciones que a su vez contribuyen a desarrollar formas más graves de COVID-19 en caso de infección.
Por eso, en época de pandemia, estas organizaciones firmantes piden acciones estructurales para reducir la contaminación, entre las que se encuentran:
- Mitigar la contaminación como medida de salud, llevar a cabo más investigaciones sobre la calidad del aire y su impacto en las enfermedades cardiovasculares, así como intervenciones para reducir la contaminación del aire y su efecto sobre las enfermedades no transmisibles (ENT).
- Proporcionar a los pacientes medidas de protección personal que reduzcan la exposición a la contaminación, como sistemas de filtración de aire.
- Incluir la contaminación del aire en los planes de gestión de las distintas enfermedades mediante el uso, por ejemplo, de indicadores de la calidad del aire.
- Participar en el desarrollo de directrices sobre contaminación atmosférica y enfermedades cardiovasculares.
- Apoyar a los ministerios de Medio Ambiente, Energía y Transporte en sus esfuerzos por mitigar la contaminación.
- Trabajar para educar y crear conciencia sobre los beneficios para la salud cardiovascular de un aire limpio.
- Colaborar con los principales responsables en la toma de decisiones en instituciones gubernamentales nacionales, regionales y globales para hacer de las enfermedades cardiovasculares relacionadas con la contaminación del aire una prioridad.
La inteligencia artificial predice mejor las recaídas en personas recuperadas de infarto
Nuevas herramientas basadas en la inteligencia artificial son mejores que las actuales para predecir las posibilidades de que un paciente recuperado de un infarto o una angina de pecho vuelva a sufrir un episodio de insuficiencia cardíaca durante el año posterior al alta.
Esta es la conclusión de un estudio multicéntrico, publicado en la revista “The Lancet”, liderado por especialistas de la Universidad de Turín (Italia) y en el que participaron investigadores del Hospital Universitario de Bellvitge y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Barcelona, noreste de España).
Los pacientes que se recuperaron de un síndrome coronario agudo tienen un mayor riesgo de volver a sufrir un nuevo infarto, hemorragias u otras complicaciones cardiovasculares.
Para prevenirlo, a menudo reciben terapia antiplaquetaria dual, pero esta terapia, a la vez que reduce el riesgo de isquemia miocárdica, aumenta el de hemorragia.
Ello hace que para los médicos sea muy importante saber qué riesgo concreto tiene cada paciente, para así poder individualizar los tratamientos y dar un paso más en la aplicación de la medicina personalizada a las enfermedades del corazón.
Aunque hace años que existen métodos estadísticos que realizan esta predicción a partir de diversos parámetros clínicos, hasta ahora estas herramientas han tenido una precisión limitada.
Los autores del estudio crearon y testaron inicialmente cuatro nuevos modelos de estratificación de los riesgos que procesan los datos con sistemas de aprendizaje automático.
Para ello usaron datos de cerca de 20.000 pacientes de todo el mundo recogidos entre 2003 y 2016, y constataron que la nueva herramienta basada en la inteligencia artificial predice mucho mejor la mortalidad, el riesgo de hemorragia y el riesgo de sufrir un nuevo infarto.
“La ventaja de los métodos de aprendizaje automático es que aplican algoritmos a conjuntos extensos y variados de datos, captando relaciones entre estos datos que sistemas más simples no pueden captar”, apuntó el coordinador de la Unidad de Cuidados Intensivos Cardiológicos del Servicio de Cardiología de Bellvitge y uno de los autores del estudio, Albert Ariza.
El doctor destacó que estas herramientas se están empezando a utilizar de forma progresiva y ya han demostrado su utilidad en algún otro ámbito clínico: “Esperamos que pronto estén al alcance de todos los cardiólogos para ayudarnos a la toma de decisiones a partir de la evaluación de riesgos personalizada”.

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