El dióxido de azufre (SO2) de la erupción volcánica en la isla de La Palma puede provocar, en altas concentraciones, irritaciones en las mucosas, lagrimeo, inflamaciones pulmonares o incluso bronquitis, alveolitis y neumolitis, advierten desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)

La nube tóxica del volcán de La Palma puede provocar irritaciones e inflamación pulmonar
Una erupción volcánica comenzó el 19 de septiembre en la isla canaria de La Palma, después de que el complejo de la Cumbre Vieja acumulara miles de terremotos en la última semana, conforme el magma iba presionando el subsuelo en su ascenso. EFE/Miguel Calero

En declaraciones a EFE, el vicepresidente de SEPAR, jefe de Sección de Neumología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Germán Peces-Barba, explica que los gases que emite el volcán son dañinos para la salud de la población general en altas concentraciones.

“Va a depender de los niveles (de toxicidad). Si se forman columnas de gases, hay que decirle a la población que no salga a la calle, que se encierre en su casa con las ventanas y las puertas cerradas hasta que pase la nube tóxica”, explica Peces-Barba.

La Agencia Estatal de Meteorología de España (Aemet) detectó este martes en el centro de investigación atmosférica de Izaña, en Tenerife, la llegada de dióxido de azufre con picos de hasta 20 partes por billón, hasta 400 veces por encima del “valor normal” en esa zona, a 2.371 metros de altitud.

En todo caso, según la Aemet, esta concentración “no supone un riesgo para la salud” porque se trata de “una medida puntual”.

No obstante, la previsión es que la erupción volcánica emita una elevada cantidad de dióxido de azufre a la atmósfera que llegará el viernes a cubrir buena parte de la península Ibérica, casi todo Marruecos y Túnez y las costas mediterráneas de Francia, Italia, Argelia y Libia.

Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, al tratarse de un gas no hay ninguna mascarilla al alcance de la población que proteja del dióxido de azufre, que es “muy irritante”, avisa este doctor, aunque lo cierto es que las mascarillas sí protegerían de otras partículas como las cenizas que emite el volcán.

La doctora del Servicio de Neumología del hospital de Asturias y responsable del área de Medio Ambiente de la SEPAR, Cristina Martínez, ha explicado a EFE que deben tener especial atención y cuidado los pacientes cardiovasculares crónicos, los asmáticos y los que padezcan enfermedades pulmonares, además de los ancianos y bebés.

En los casos más graves, este tipo de gases pueden llegar a provocar broncoespasmos. “Pedimos que solo se exponga el personal indispensable y siempre con medidas de protección, y con vestimentas que se puedan quitar antes de llegar a casa”, explica esta doctora.

Además, la entrada en el mar de la lava del volcán de La Palma, si se produce, provocará una “espectacular y densa” nube vertical de vapor de agua que no será tóxica, pero que obligará a aumentar el perímetro de seguridad, evacuar la zona y prohibir la navegación, según el vicerrector del Instituto Geominero de España (IGME), Luis Somoza.

UME: la población de La Palma no tiene que preocuparse por el aire que respira

La población de La Palma no tiene que preocuparse por el aire que respira en estos momentos porque no es perjudicial para su salud.

Todos los análisis de la calidad del aire que la Unidad Militar de Emergencias (UME) está realizando dan resultados negativos.

Así lo asegura en una entrevista con Efe José Antonio Gamarra, subteniente del núcleo de operaciones del contingente de 184 efectivos de la UME desplazado a La Palma para colaborar en el dispositivo de emergencia puesto en marcha con motivo de la erupción del volcán de Cumbre Vieja.

“La problemática está con el gas que está saliendo ahora, que es un gas virgen, aún no se ha depurado, no ha habido contacto con la atmósfera, pero, en principio, los análisis están dando negativos”, por lo que “no hay riesgo para la población”, señala.

Medición del aire en la propia lava

Ahora, según explica este militar, “el gas que está emanando es el de dentro del volcán y es el más tóxico, pero si se cierra, el aire se va a ir depurando, con lo cual será menos tóxico”.

La UME tiene desplegados en la zona a varios miembros del equipo especializado en emergencias tecnológicas que están realizando mediciones de la calidad del aire, una tarea a la que esta misma mañana se va a sumar un vehículo ligero de reconocimiento (Velire).

Este dispositivo se puede acercar hasta la propia lava y realizar una medición perfecta de la calidad del aire en un radio de 4-5 kilómetros de la erupción para detectar posibles agentes químicos.

 

Volcán La Palma
Imagen del volcán de La Palma en erupción/EFE/Miguel Calero