El investigador José María Ordovás, uno de los más reconocidos expertos en nutrición y genética, cree que la crisis económica disminuye la calidad de la alimentación y puede generar más enfermedades crónicas. En una entrevista con EFEsalud, afirma que el primer éxito de la Nutrigenética será prevenir y tratar la obesidad.

Ordovás: “Si no salimos pronto de la crisis habrá más enfermos crónicos”
EFE
  • 18 de febrero, 2013
  • MADRID/EFE/ANA SOTERAS

Ordovás es director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Anging de la Universidad de Tufts, en Boston (EEUU); director científico del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados de la Alimentación (IMDEA) e investigador colaborador senior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).

Este profesor de Nutrición y Genética explica cómo la Nutrigenómica (que estudia el efecto de los nutrientes sobre los genes) y la Nutrigenética (cuyo objetivo es eludir el efecto de las variaciones genéticas sobre las interacciones entre dieta y enfermedad) pueden contribuir a luchar contra enfermedades relacionadas con la alimentación y recuerda que una dieta variada y combinada con otros factores es la base de la salud.

  • Nos pasamos la vida intentando conocer los alimentos y las combinaciones ideales en la dieta y resulta que eso puede servir de poco o de mucho en función de nuestra genética.

Precisamente eso es parte del problema: hemos pasado de una situación ancestral de comer lo que podíamos para sobrevivir, a la situación actual en la que perseguimos la nutrición ideal para la salud, pero buscando “combinaciones ideales” para optimizarla. Eso es una clara indicación de que hay muchos caminos para elegir y muchos de ellos con señalización equivocada.

La genética, por supuesto, nos va a definir los matices, los detalles… pero una dieta variada y apropiada para nuestras necesidades calóricas debería ser el tema central de una nutrición saludable para la mayor parte de la población. Por supuesto, en los extremos tenemos a individuos que realmente necesitan mucho más apoyo de dietas específicas para mantener su salud debido a su susceptibilidad genética.

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  • La Nutrigenética y la Nutrigenómica permitirán diseñar planes dietéticos basados en la composición química de los alimentos y en perfecta armonía con el metabolismo del individuo. ¿Para cuándo esa nutrición personalizada?

Efectivamente, la Genómica podrá ser parte de una panoplia de tecnologías que nos ayuden a recomendar dietas más apropiadas para aquellos que están más predispuestos a ciertas enfermedades, desde la obesidad a la enfermedad coronaria. Pero recordemos que comemos alimentos que contienen nutrientes de una determinada composición química que interaccionan con nuestros genes para que funcionen de una manera más o menos optimizada.

La nutrición personalizada la hemos estado practicando desde hace décadas para las enfermedades raras. La detección de las mismas en el momento del nacimiento (con la prueba del “talón”) permite el uso de productos alimentarios que no contengan el nutriente dañino. Lo que se pretende con la nueva personalización es incluir en ella las enfermedades más comunes y complejas.

  • Actualmente existen test de alimentos que, según algunos especialistas, no ofrecen demasiada credibilidad.

En el momento actual ya existen test en el mercado que se venden con la promesa de personalización para prevenir las enfermedades comunes. Sin embargo, hay que evitar aquellos que se venden directamente al consumidor sin la mediación de un profesional de la salud. Hay pruebas que son útiles y otras que no, y es difícil distinguirlas dada la cantidad de información que el individuo recibe desde los medios, pero sobre todo por internet.

Los productos actuales en el mercado todavía son versiones preliminares y se irán mejorando con el progreso científico. Este tipo de test no es nuevo ya que se remontan en algunos casos a mediados del siglo pasado y han resucitado y desaparecido varias veces sin que se pudiera demostrar ninguna solidez científica. No hay que confundirlos con los de alergias o intolerancias alimentarias, que sí tienen respaldo científico.

  • ¿Esa nutrición personalizada podría suponer el fin de determinadas enfermedades relacionadas con la alimentación?

La nutrición es uno de los componentes del estilo de vida saludable. Recordemos que las enfermedades relacionadas con la nutrición en nuestro ámbito socioeconómico son las que llamamos complejas (diabetes, cáncer, cardiovascular…) porque se deben a numerosos factores de riesgo y entre ellos figura una nutrición poco saludable. Es un factor importante pero no exclusivo. Por lo tanto, el individuo debe unir a una nutrición saludable e incluso personalizada unos hábitos de vida adecuados que incluyen desde la actividad física al descanso nocturno pasando por una vida social “saludable”.

La clave es educar la población, a todas las edades y a todos los niveles. Lo importante es que la razón y el sentido común prevalezca sobre los continuos “cantos de sirena” a los que el consumidor se ve expuesto y que puede llevarle al naufragio y al desastre en el campo de la salud.

¿Qué impacto puede tener sobre el proceso de envejecimiento?  

Ordovás;si no se acaba pronto la crisis habrá más enfermos crónicos
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La genética contribuirá a conocer nuestra predisposición, desde el momento de nacer, hacia las enfermedades del adulto (obesidad, diabetes…) y debería ayudarnos en la selección apropiada de dietas y estilos de vida para vencerlas. Pero como he insistido en numerosas ocasiones, los nutrientes son solo una parte de la solución y un envejecimiento saludable se apoya sobre un conjunto de pilares individuales y sociales.

En estos momentos estamos añadiendo años de vida pero no con la calidad que necesitamos y deseamos. El envejecimiento saludable se ha convertido en un objetivo prioritario de la salud pública en varios países.

Pero debemos tener presente que la senda hacia ese objetivo empieza incluso antes de nacer, no solo en la genética de nuestros padres, sino en su comportamiento antes de la concepción y durante el embarazo. Durante ese periodo poco podemos hacer por nuestra salud presente o futura. Incluso en los primeros años, que son cruciales, también estamos en manos de otros, de ahí la importancia de la educación para todos y en las diferentes etapas de la vida.

  • ¿Y en la industria alimentaria?

La industria alimentaria se percata muy bien de todas estas situaciones y por lo tanto intenta responder a ellas, mientras que al mismo tiempo intenta mantener un beneficio, al fin y al cabo no son ONGs. Por ejemplo, todas las multinacionales están embarcadas, probablemente con más inversión que los gobiernos, en el concepto del envejecimiento saludable porque saben que en las próximas décadas el segmento de los mayores de 65 será su consumidor más representado en la sociedad y necesita que esté sano para que consuma.

A la industria alimentaria se le ha acusado de muchas cosas pero, a través de la historia, ha intentado responder a las necesidades o requerimientos de la sociedad y de la investigación, lo que pasa es que cada uno de nosotros tenemos que adoptar la responsabilidad de mantenernos sanos, no dejar que nos lo den hecho otros y así exculparnos cuando las cosas no nos van bien. Ya se que no es tan sencillo, especialmente porque los mensajes a la sociedad y a la industria por parte de la investigación no son siempre lo claros que deberían ser.

Igual que cada uno de nosotros somos diferentes, cada industria también lo es y depende de sus objetivos para actuar de una manera u otra a la hora de proporcionar al consumidor la propaganda más o menos adecuada o los productos más o menos saludables. No podemos juzgarlas a todas por el mismo “rasero”.

  • A pesar de que cada persona, por su genética y sistema metabólico, tiene una forma de procesar los alimentos, nos vemos afectados por una pandemia que se llama obesidad.

Precisamente porque cada uno tenemos una genética y por lo tanto un sistema metabólico la respuesta a la pandemia de obesidad es diferente y tenemos todo el espectro de peso en la población. Al igual que en las epidemias infecciosas no todos las padecen, incluso tras la misma exposición al agente infeccioso, cuando hablamos de obesidad hay sujetos que genéticamente son mas resistentes que otros a esta pandemia.

  • ¿Qué ocurre para que los países desarrollados generen tantas enfermedades relacionadas con la alimentación? ¿Por qué esa incultura nutricional?

Nuestro estilo de vida ha ido cambiando, pero también la esperanza de vida ha ido aumentando. Es natural que la población tenga una mayor morbilidad o prevalencia de enfermedades crónicas (que tienen todas ellas un componente nutricional) ya que los avances de la Medicina, junto con una mayor higiene y una menor mortalidad infantil, han dado como resultado una mayor supervivencia. Ahora vivimos más años “con enfermedad”.

Lo curioso es que ahora, probablemente, tengamos más “cultura” nutricional que en ningún otro momento de la historia, lo que pasa es que no toda esa cultura está respaldada por la evidencia. Ademas, parte de nuestra “recompensa” de cada día nos la proporciona el consumismo y eso incluye también consumir demasiadas calorías.

Pero insisto en que la nutrición no lo es todo. Cada vez parece que tenemos mas estrés, dormimos menos y peor, nos movemos menos y tenemos menos tiempo para actividades de ocio. Todo contribuye.

  • La obesidad infantil es un problema en alza. ¿Qué futuro hay con la Nutrigenómica y la Nutrigenética en los niños?

Yo apuesto como primera medida por la educación y con lo que la educación no pueda…tendremos que recurrir a la tecnología. Pienso que la obesidad, su prevención y su terapia a todas las edades puede ser el primer éxito de la Nutrigenética. Además, es algo que se sabe si funciona o no, no hay que esperar décadas como ocurre con otras enfermedades.

  • ¿Cómo va a influir esta crisis económica en nuestros hábitos de alimentación?

Ya se están observando cambios en la cesta de la compra. Uno piensa que quizá la crisis hace que comamos menos, pero lo que se observa es que lo que disminuye es la calidad nutricional más que la cantidad. Si a eso sumamos los otros factores que causan estrés, lo que veremos será más enfermedad crónica como no salgamos pronto de esto.

  • La genómica nutricional puede ser una gran apuesta de futuro…si se invierte en investigación. Usted desarrolla parte de su labor científica en Estados Unidos pero… ¿cómo ve la situación en España?

Efectivamente, en estos momentos tenemos la tecnología para desarrollar la genómica nutricional, pero la aplicación de la tecnología en la generación del conocimiento cuesta dinero y éste brilla por su ausencia, pero lo peor es que lo que también se esta ausentado es el talento joven que puede llevar a cabo este desarrollo.

Por supuesto que la investigación podría ser más eficiente, más dirigida a problemas más acuciantes, pero lo que no se puede hacer es acabar con ella o, en el mejor de los casos, regresar a los setenta y “volver a empezar” cuando nos dejen. Lamentablemente lo que estamos perdiendo, no se puede recuperar.