El verano puede suponer para los enfermos oncológicos un verdadero inconveniente, sobre todo si están en tratamiento. El calor y el aumento de la radiación solar pueden complicar el día a día. Estos consejos ayudarán a sobrellevar esta época.

El Departamento de Enfermería del MD Anderson Cancer Center Madrid ofrece en una serie de recomendaciones para que los pacientes con cáncer puedan vivir el verano con mayor calidad de vida, normalizando la situación e, incluso, viajando si es posible, aunque con ciertos cuidados.
Estos son los consejos:
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Evitar la exposición directa al aire acondicionado ya que pueden sufrir espasmos, calambres e incluso infecciones respiratorias que, en su caso, pueden complicar el tratamiento y pronóstico de la enfermedad. Además, tampoco es recomendable tomar bebidas muy frías.
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Proteger la piel de forma integral con productos que contengan un factor de protección muy alto, mínimo de 50. Aunque es muy importante que los pacientes con cáncer se apliquen protección solar durante todo el año debido a la fotosensibilidad que pueden provocar tratamientos como la quimioterapia, el aumento de la radiación solar en estos meses hace todavía más crucial la protección integral de la epidermis. Es aconsejable evitar la exposición al sol desde las 10.00 a las 16.00 horas, ya que en esta franja horaria la radiación ultravioleta es mayor.
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Utilizar complementos como gafas de sol de calidad, sombreros o pañuelos. Además de la protección integral de la piel con cremas o aerosoles, la utilización de gafas de sol siempre de buena calidad para proteger los ojos y el uso de gorros y sombreros para cubrir la cabeza es imprescindible.
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Beber más de dos litros de agua al día. Debido a los tratamientos, los pacientes con cáncer suele sufrir problemas de sequedad e irritación de las mucosas, lo que hace necesario en verano aumentar el consumo de agua e infusiones, descartando las bebidas azucaradas.
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Seguir una dieta mediterránea. Una dieta equilibrada y variada compuesta por aceite de oliva, pescado, verduras, frutas etc. La anemia, a causa de la toxicidad de los tratamientos, es uno de los efectos secundarios más comunes en estos enfermos.
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Tomar más de cinco piezas de fruta y verdura al día. En verano, sudamos más y, por tanto, perdemos más agua, más sales minerales e incluso más vitaminas, una situación que puede llegar a ser peligrosa en las personas más débiles como el paciente con cáncer. Por eso, la ingesta de frutas y verduras, una fuente muy rica en agua y vitaminas, se vuelve fundamental. Además, estos alimentos pueden incluso ayudar a los pacientes a paliar los efectos secundarios de los tratamientos.
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Beber café y té para evitar las bajadas de tensión. Debido a esta mayor sudoración, los pacientes oncológicos, que suelen estar más débiles y tener un peso inferior al de un sujeto sano, tienen más posibilidades de sufrir bajadas de tensión y mareos. Muchos fármacos facilitan, además, que se produzcan estas bajadas de tensión por lo que es muy importante el consumo de bebidas como el café o el té.
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Mantener una vida activa. Hacer ejercicio físico en verano, siempre evitando las horas de máxima radiación, puede tener un efecto muy beneficioso en los pacientes con cáncer, si bien es muy importante definir qué tipo de ejercicio puede o debe hacer cada uno en función de su tipo de tumor y el estadio en el que se encuentra. Otra recomendación habitual es la realización de ejercicio dentro del agua, ya que se reduce el riesgo de lesiones.
EFE/Villar López -
Informar ante el menor síntoma de diarrea. Algunos de los efectos secundarios más comunes debido a los tratamientos oncológicos, como la quimioterapia o la inmunoterapia, es precisamente la diarrea, un síntoma que en verano supone mayor riesgo de deshidratación, sobre todo en pacientes mayores. Es crucial acudir al especialista porque, pese a su severidad, su control es relativamente sencillo siempre que se conozca la terapia que recibe el afectado.
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No dormir la siesta y mantener una buena higiene del sueño. Muchos pacientes con cáncer tienden a dormitar durante el día, sobre todo en verano, ya que el calor produce más fatiga. Pero esto no es una buena idea porque se altera el ritmo circadiano y puede provocar insomnio por la noche.
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