“Los médicos antiguos decían que la orina de un paciente no solo debía examinarse con la vista y el tacto, valorando su color y composición, sino que era fundamental olerla e incluso pulsar su gusto en la boca para realizar un diagnóstico temprano y certero de la molestia o enfermedad”, rememora la Dra. Carmen González Enguita
¿Qué nos quiere contar un análisis de orina?
“Afortunadamente, es un procedimiento del pasado, cuando los médicos buscaban elementos macroscópicos (sangre, pus, restos sólidos), colores más o menos intensos y otros marcadores como el olor a amoníaco o el sabor dulzón”, expresa la jefa del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
Desde el siglo XIX se sabe que el análisis de orina será el elemento más importante del diagnóstico clínico para averiguar la constitución de la sangre y de los procesos químicos corporales. Pero no será hasta el desarrollo de diversas las técnicas químicas y microscópicas, sobre todo, cuando se le dé el carácter científico que admiramos hoy en día.
“Un estudio de la orina forma parte de la historia clínica del paciente junto con la anamnesis, la exploración física, los análisis de sangre, las pruebas de imagen y genéticas, en su caso, o del resultado de un tacto rectal en el caso de que sea una consulta urológica masculina o femenina”, destaca la Dra. González Enguita.
¿Por qué es tan importante el análisis de la orina?
La orina es un líquido de color amarillento que es secretado por los riñones como resultado de la depuración y el filtrado de la sangre, conclusión final del metabolismo celular y, por ende, del funcionamiento de todos los órganos de nuestra anatomía.
La orina, que sale de los dos riñones por los uréteres, se acumula o almacena en la vejiga y se expulsa al exterior del cuerpo humano a través de la uretra durante el proceso dinámico de la micción.
La vejiga demuestra una capacidad de alrededor de medio litro (500 ml) en el caso de las mujeres y de 700 mililitros en el caso de los hombres. Las personas producen entre un 1,5 litros y 1,7 de orina cada día.
“Por lo tanto, siempre es relevante que una persona que refleje algún tipo de síntoma, una dolencia o que padezca una enfermedad traslade al médico sus impresiones sobre el aspecto de su propia orina: si es clara o turbia, su color y olor, o si contiene elementos como sangre o restos sólidos”.
Dra. Carmen González Enguita
El contexto ideal para un buen análisis de orina
Un análisis de orina es un estudio muy común que aporta una gran cantidad de información clínica, se realiza con rapidez y supone un bajo coste económico para el Sistema Nacional de Salud en función del altísimo beneficio médico.
Tanto es así que resulta esencial realizar una correcta recogida de nuestra orina, según nos indique el especialista en función del objetivo a estudiar, para ayudar al mejor y más rápido diagnóstico y tratamiento de una patología.
“Una muestra mal recogida, en un recipiente inadecuado, no solo puede llegar a ser inútil para la investigación indicada, sino que puede conllevar errores en los resultados y, como consecuencia, una interpretación incorrecta de los datos”, advierte.
La manera de recoger la muestra, el momento, el tipo de recipiente, la cantidad (a veces se requiere orina/24h), la temperatura de conservación, la guarda y custodia hasta que llega al laboratorio y el tiempo que pase hasta ser analizada van a ser claves para una perfecta exploración médica.
Además, habrá determinados procesos en el estado de salud o enfermedad que van a requerir estudios concretos que no se determinan en un análisis rutinario o convencional de una muestra de orina.
En estos casos es el médico o la médica quien solicita expresamente al personal del laboratorio lo que desea que se investigue: aquello de especial valor para el estudio del diagnóstico o seguimiento de la enfermedad.
El foco de estas peticiones específicas más habituales se colocaría sobre el embarazo, los cultivos de orina (estudio microbiología), citologías de orina (celularidad tumoral), detección de drogas ilícitas, metabolismo óseo, litiásico y endocrino (hormonas), marcadores oncológicos concretos, eliminación de minerales y medicamentos (control de dosis en los tratamientos).
También, habrá que considerar el resultado del análisis en función de otras variables que pudieran alterar ciertos parámetros pautados, como el ejercicio físico realizado por el paciente, que haya comido previamente, el consumo de alcohol, posible fiebre, etc., sin que ello suponga la existencia de una patología.

El valor intrínseco del análisis de orina
“Por sí solo, un análisis de orina no brinda un diagnóstico definitivo. Ayudará al médico, junto al resto de datos del historial clínico, a realizar un seguimiento de la enfermedad, en el caso de que sea necesario, o determinará los pasos a seguir con los resultados obtenidos”, señala la Dra. González Enguita.
“Dependiendo de la razón por la que el médico recomienda este estudio, y ante resultados inusuales, podría necesitar la evaluación de los resultados del análisis de orina junto con otros estudios”, añade.
“Por otra parte, unos resultados del análisis catalogados como buenos, estándar, no representan una garantía de un estado de salud adecuado. Pudiera ser que fuera demasiado pronto para detectar la enfermedad o que la orina analizada estuviera demasiado diluida –hipotónica-“, completa la uróloga.
Un análisis de orina se solicita por diferentes motivos: evaluar la salud en general de una persona, diagnosticar alguna enfermedad y controlar la evolución de una patología.
El examen médico de rutina controla los parámetros urinarios habituales y convencionales para conocer si el paciente está sano o padece alguna patología incipiente:
- Preoperatorio ante una cirugía.
- Detección sospechosa de diversos trastornos, como diabetes, enfermedades renales o hepáticas.
- Diagnóstico de embarazo.
- Otras situaciones, como sucede en un ingreso hospitalario por Urgencias o después de una consulta con el especialista.
Cuando acudimos a una consulta médica porque notamos que algo no funciona bien en nuestro organismo, es más que probable que, entre otras pruebas a realizar, el médico, antes de emitir su diagnóstico, solicite un análisis de orina y otro de sangre.
Un análisis de orina puede ayudar a diagnosticar la causa de signos y síntomas que puede estar expresando una enfermedad. Los síntomas más comunes:
- Dolor abdominal.
- Dolor de espalda.
- Micción frecuente o dolorosa.
- Sangre en la orina u otros problemas urinarios.
Si se le ha diagnosticado una afección al paciente, como enfermedad renal o infección de las vías urinarias, la uróloga le podrá recomendar un análisis de orina periódico, con regularidad, con el fin de controlar la evolución de la enfermedad y el resultado del tratamiento aplicado.

Recogida maestra de la orina para su análisis en el laboratorio
Será el médico o la enfermera quien tendrá que instruir al paciente en una buena práctica de recogida de la muestra de orina. Es conveniente, salvo indicación médica contraria, que sea la primera orina de la mañana, cuando ésta es más concentrada.
“En cualquier caso, también nos tienen que explicar si la orina que ‘autorecojamos’ será la del principio de la micción, a su mitad o al final del chorro urinario”, expone la Dra. Carmen González Enguita.
“Además, es habitual que nos pregunten por la necesidad de acudir en ayunas, o no, el día de la recogida…. L@s pacientes deben preguntar. Mejor evitar las dudas y las confusiones, máxime cuando la situación patológica así lo requiera”, subraya.
Cómo recoger la orina correctamente, sobre todo si es la primera vez, para evitar errores de diagnóstico y los datos no resulten inútiles:
- Lavarse las manos profusamente antes de manipular el recipiente de recogida de la muestra.
- Lavarse a continuación la zona por donde se orina. Las mujeres deben separar los labios en la vulva y limpiarse de delante hacia detrás. Los hombres deben limpiarse el glande y el meato uretral (orificio de salida).
- La micción será en el inodoro.
- Colocar el recipiente (bote, tubo, frasco o tarro) en el flujo de orina.
- Orinar al menos de 30 a 60 mililitros en el envase.
- Terminar de orinar en el inodoro.
- Cerrar el recipiente siguiendo las instrucciones de uso.
- Lavarse las manos de nuevo.
- Dejar la muestra en el laboratorio lo antes posible.
- Retomar las actividades habituales de inmediato.
La muestra tendrá que ser recogida en casa o en el hospital, ya próximos al laboratorio. Si se recoge en casa debería ser convenientemente depositada en el laboratorio siempre antes de los 60 minutos. Si esto no fuera posible debe ser almacenada a baja temperatura (en un frigorífico o similar).
Asimismo, es frecuente que la especialista solicite un análisis de orina recién emitida, por lo que será necesario recoger la orina en el mismo centro hospitalario donde se solicita el análisis para su estudio inmediato.
A su vez, será preceptivo, o no, cuestión que decidirá el médico, suspender ciertos medicamentos en las horas previas a la recogida de la muestra, en todo el día anterior o durante los días previos necesarios para que los resultados de no estén enmascarados.
Concluye la doctora y cirujana Carmen González Enguita.
“Antes de desvelar los secretos que la orina guarda en su más profunda intimidad (que veremos en el segundo capítulo de esta serie de dos videoblogs centrados en el “análisis de orina”, que se publicará el próximo viernes 16 de septiembre) debo recalcar que nuestra orina reúne una ingente información de nosotros mismos y de lo que nos sucede”
SEGUNDO CAPÍTULO: “Lo que detalla un análisis de orina bien realizado”
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