“Hasta 30 meses de molestias y dolor insoportable se puede llegar a sufrir si se comienza a padecer, sin causa evidente, una patología músculo esquelética que se conoce por hombro congelado o capsulitis adhesiva idiopática”, informa el doctor Santiago Arauz de Robles, jefe de la Unidad de Hombro del Servicio de Traumatología de la madrileña …
¿Se congela tu hombro y te duele?
“Hasta 30 meses de molestias y dolor insoportable se puede llegar a sufrir si se comienza a padecer, sin causa evidente, una patología músculo esquelética que se conoce por hombro congelado o capsulitis adhesiva idiopática”, informa el doctor Santiago Arauz de Robles, jefe de la Unidad de Hombro del Servicio de Traumatología de la madrileña Clínica CEMTRO.
“Ese dolor tan fuerte y repentino en el hombro, sin que haya mediado un movimiento brusco o giro anormal, golpe, traumatismo accidental o cualquier factor enfermizo sistémico, progresará hasta que el hombro se quede completamente rígido. Nos encontramos ante una patología muy incapacitante de origen desconocido y más frecuente de lo que la sociedad pueda pensar”, asegura el especialista.
Afecta a uno de cada cinco pacientes que acuden a la consulta refiriendo un dolor insoportable en su hombro, un poco más a mujeres que a hombres; contrariedad física que impide mover el brazo, sobre todo por la noche, lo que les obliga a tomar calmantes y analgésicos a diario, antiinflamatorios, acudir a fisioterapia sin resultados palpables e incluso les conduce a modificar sus hábitos de vida, como tener que dormir en el sofá del salón.

La capsulitis adhesiva idiopática, un hombro congelado
La articulación del hombro, la que más movimientos desarrolla en el cuerpo humano, está compuesta, a su vez, por cinco articulaciones que hacen trabajar de forma conjunta a cuatro huesos: el húmero, la clavícula, el omóplato y el esternón. Se coordinan, junto a los músculos, tendones y ligamentos, para obtener desplazamientos del brazo en rotación, separación, elevación y flexión del brazo o del propio hombro.
“La parte principal de la articulación del hombro -cabeza humeral y glenoides, fracción del hueso de la escápula- está envuelta por un tejido. Este cápsula articular se fibrosa, se hace cada vez más densa y más gruesa, hasta dos o tres veces más de lo normal, generando, a su vez, rigidez articular, molestias y dolor intenso y duradero”, explica el doctor Arauz.
Le puede suceder a cualquier persona y a cualquier edad, pero se registran más casos clínicos entre los 40 y los 60 años; y más en mujeres que en hombres. Pero no es frecuente que le suceda a personas muy jóvenes o muy mayores.
El hombro congelado también suele aparecer en pacientes diabéticos, un 5% más que en personas no diabéticas, y especialmente en aquellos que se tratan con insulina; también en pacientes con tratamiento de tiroides -hipotiroidismo-, y se relaciona con enfermedades que provocan fibrosis en tejidos corporales, como la enfermedad de Dupuytren.
Además, se piensa que detrás de esta patología espontánea podría haber alguna causa genética, pero en realidad no existe un factor claro y determinante (existe más riesgo en gemelos homocigóticos).
“Pero la mayor parte de la gente a la que le sucede son pacientes sanos que desconocen por qué les duele el hombro de forma tan insidiosa, sin que haya mediado un detonante”, destaca el traumatólogo.
De la congelación a la descongelación del hombro
Tres fases clínicas definen de forma estándar el desarrollo de la patología: Primera, dolor intenso y menor rigidez de hombro. Segunda, menos dolor pero hombro más rígido. La tercera fase es de deshielo, tanto de rigidez como de dolor.
“Hay que tener muy en cuenta que estamos hablando de un periodo de total de dos años y medio de recuperación (30 meses) si el diagnóstico no es certero o se trata de forma tardía”, subraya.
Cuando una persona entra en la consulta por primera vez con un dolor de hombro sin causa aparente nos encontramos ante un paciente angustiado.
“Su desconcierto suele ser total puesto que no sabe por qué le duele el hombro. Es más, hay personas que lloran desconsoladamente ante la frustración que les causa esta patología tan invalidante”… ¿Por qué a mí… cuál es la causa… si yo estoy sano… si no he sufrido un accidente… si mis hábitos de vida son saludables?… preguntan.
El hombro congelado no está relacionado con la actividad laboral, deportiva o social; aparece porque sí y las personas afectadas no se deben mortificar. Solo les ha tocado la china.
“El diagnóstico se realizará, básicamente, por descarte de otras patologías propias del hombro, ya que en una radiografía no solemos observar nada anormal. En una resonancia magnética los hallazgos serán muy sutiles, pero antes debemos descartar la artrosis -desgaste del tejido articular-, necrosis, una rotura en el manguito rotador o una calcificación…”, indica.
Si nada lo previsto encaja y el hombro muestra rigidez, un especialista avezado se inclinará por diagnosticar una capsulitis adhesiva de origen desconocida o primaria -idiopática-.
“Aún así, lo que sí encontramos es que la cápsula articular es más gruesa de lo normal -reitera-. Aunque una capsulitis primaria en el hombro también puede ser secundaria a otras patologías: golpes, traumatismos, calcificaciones, diabetes, hipertiroidismo, fracturas de huesos, cirugías, etc.
Como las pruebas de imagen suelen ser prácticamente negativas re realizan, para reforzar el diagnóstico, análisis de sangre para descartar en niveles altos de azúcar -diabetes-, aunque el paciente desconozca que pueda padecer esta enfermedad, o analíticas para descartar trastornos de tiroides.

La constancia en el tratamiento del hombro congelado
Es fundamental explicar y detallar a cada paciente las diferentes fases del tratamiento que concluirán con la recuperación de la movilidad del brazo afectado, sin dolor en la articulación del hombro. La colaboración de la mujer o el varón, y de sus familiares, serán determinantes para reducir el tiempo estimado de curación.
“En la primera fase, más inflamatoria y dolorosa, podemos infiltrar cortisona -fármaco antiinflamatorio no válido para todos los pacientes- de forma local y aislada dentro de la articulación. No tienen mayor efecto secundario en este tipo de casos y los beneficios terapéuticos son muy considerables. Es un tratamiento exitoso para la gran mayoría de los pacientes y en apenas dos semanas el dolor se reducirá de forma drástica”.
“Después, y no antes, será el momento de la fisioterapia, de significativo beneficio. Aún así, la movilidad del brazo con la articulación del hombro no se solucionará rápidamente. El brazo se moverá poco a poco, lentamente, pero el paciente mejorará su calidad de vida, ya que muchas actividades no necesitan movimientos con estiramiento vertical del brazo total o hacia la zona de la espalda más recóndita”.
Podremos conducir, escribir en el teclado del ordenador, cocinar, leer, jugar a las cartas, pero quizá nos dificultará hacernos una coleta, frotarnos la espalda en la ducha o depositar un tarro en el estante superior del mueble de la cocina.
“Durante esta fase terapéutica, la fisioterapia continuará siendo decisiva y los ejercicios recomendados por el especialista deberán ser constantes, tanto en la clínica como en el domicilio. El fin será alcanzar la fase de la descongelación y la recuperación total cuanto antes”.
Solo en algunos casos, cuando la movilidad se estanca y no se recupera la rotación interna, externa y la elevación, es decir, no se consiguen los rangos previstos de movimiento, se tendrá que recurrir a dos posibles intervenciones:
- Una, bajo anestesia local en el quirófano, con el fin de romper la adhesión de la cápsula al movimiento articular; eso sí, con sumo cuidado y pericia del traumatólogo para no generar lesiones secundarias en la articulación, como dañar un tendón o, incluso, fracturar un húmero.
- La otra, cirugía por artrolisis, especialmente en pacientes diabéticos, sería una opción en hombros congelados persistentes, que no ceden a los tratamientos más conservadores. El cirujano liberará las adherencias mediante técnica artroscópica. La alteración del tejido afectado se recorta en toda su circunferencia.
En cualquiera de los casos expuestos, la fisioterapia es imprescindible hasta el final de la recuperación de la movilidad del hombro sin sentir dolor.

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