¿Quién no quiere tener una sonrisa bonita? Algunos afortunados logran una dentadura perfecta sin esfuerzo, pero muchos necesitan pasar por el dentista para colocar sus dientes. El miedo a estar feos por llevar aparato dental tiene solución: unos brackets por detrás de los dientes a medida y que no se ven

Unos dientes customizados
Foto cedida por Incógnito.
  • 24 de noviembre, 2012
  • MADRID/EFE/REBECA RUIZ

Bajar un diente del paladar, juntar las piezas separadas o mejorar el tipo de mordida son algunos de los tratamientos que la ortodoncia resuelve. Pero está claro que no se utiliza la magia para hacerlo: es necesario llevar brackets durante aproximadamente dos años para corregirlo.

Sin embargo no todo el mundo está dispuesto a llevar este aparato en la boca ya que tienen miedo de verse feos, de que la gente les mire al hablar o de no poder sonreír. La solución existe, son los brackets estéticos, un accesorio que nadie sabrá que llevas.

Brackets linguales de oro

Los brackets linguales de oro se colocan en la cara interna de los dientes por lo que al sonreír, al hablar, al comer…no se ven. “Son totalmente estéticos ya que nadie sabe que llevas ortodoncia”, asegura Arturo Vela, especialista en ortodoncia lingual.

Se trata de un aparato diseñado totalmente por ordenador para que cada bracket se acople exactamente a cada diente del paciente. Tal y como afirma Vela, uno de los primeros profesionales que trajo esta ortodoncia a España, “es un aparato totalmente customizado”.

“Se hacen a medida para la boca del paciente ya que aunque los dientes tienen anatomías parecidas, cada boca es diferente”, explica Blanca Jiménez Meltzer, ortodoncista de la Clínica Dental 212.

¿Por qué son de oro? Puede parecer extraño que los brackets sean de oro, primero porque el color dorado es muy llamativo, y segundo porque es el metal más caro. “Realmente la estética se consigue al estar en la cara de dentro de los dientes, por lo que no influye el color”, señala Jiménez Meltzer.

“Son de oro porque es el material con el que mejor se pueden fabricar y moldear los brackets customizados. Se hace por fusión a cera perdida y este proceso requiere que se hagan con este metal”

El hecho de ser de oro incide en el precio del tratamiento pero no lo condiciona. El coste del aparato se debe “al gran proceso de elaboración, un trabajo completamente manual que es impresionante”, afirma Arturo Vela, amigo personal del primer ortodoncista que diseñó un aparato customizado, el alemán Dirk Wiechmann.

“Una vez que se ha estudiado la boca del paciente y se decide llevar a cabo este tratamiento, se toman las impresiones que se mandan a Alemania. Allí un técnico las vacía manualmente, otro corta los dientes uno a uno y hace una previsión del tratamiento final: se ponen los dientes en escayola y se insertan en un molde de cera rosa. Otra persona coge los dientes y los coloca en la posición exacta. Otro especialista escanea los modelos para después diseñar con ordenador cada base y cada bracket”, un proceso que tal y como asegura Arturo Vela lleva un trabajo manual ímprobo. Así es como se consigue customizar totalmente el aparato.

¿Y el perfil del paciente? La ortodoncista de la Clínica Dental 212 asegura que “esta técnica se puede llevar a cabo en toda las edades, pero hay que analizar los problemas concretos de la boca del paciente antes de empezar el tratamiento”.

Se puede hablar de un paciente que prime la estética y quiera corregir sus dientes sin que nadie lo note. Un joven entre 25-35 años que trabaje y se pueda permitir el tratamiento, quizá sea el paciente principal que pide este aparato, según los ortodoncistas.

Diferencias con los brackets convencionales

La diferencia es completamente estética. A pesar de que la técnica lingual siempre ha sido muy compleja, sobre todo para el profesional que ha de trabajar por detrás de los dientes, la técnica de brackets linguales de oro, Incógnito (que es la que utilizan tanto Meltzer como Vela), permite una precisión enorme: acabar los casos con la misma calidad que con los convencionales, ratifican ambos ortodoncistas.

La clave de este aparato lingual se encuentra en el bajo perfil de los brackets, lo que hace que abulten muy poco, “probablemente el más bajo de la historia de la ortodoncia”, según Vela, profesor del Instituto Mississippi, asociado a la Universidad de Alcalá de Henares, y la Universidad de Valencia. Pero además la base es muy grande, toda la parte de atrás del diente, por lo que se caen mucho menos debido a la posición mayor de adhesión.

En cuanto a la diferencia para el paciente, “lo único que tiene que hacer es cepillarse mejor la zona ya que por dentro es más complicado”, recomienda Vela.

Además, al estar en la cara interna de los dientes, es normal que moleste al principio al rozar con la lengua. “Todo lo que pegamos en boca tiene un tiempo de adaptación para el paciente, igual que los brackets por fuera molestan en el labio o en la parte interna de las mejillas”, aclara Blanca Jiménez Meltzer. Durante las primeras dos o tres semanas pueden existir molestias, pero después se adapta.

Según las necesidades del paciente y sus preferencias, el ortodoncista le aconsejará el tratamiento que mejor le convenga. Si un adolescente necesita colocar sus dientes quizá no importe tanto la estética y su solución sean los brackets convencionales. Para aquellas personas que siempre han tenido “la espinita”, de :¿y por qué no me puse aparato?, pero no se atreven por miedo al factor estético, los brackets linguales de oro pueden ser su respuesta.