Los expertos son unánimes y lo tienen muy claro, el temor a ponerse la vacuna de la COVID-19 carecerá de fundamento el día que la Agencia Europea del Medicamento de su visto bueno a las fórmulas ya desarrolladas

No habrá atajos y sólo se aprobarán comprobada su seguridad y eficacia, al igual que se ha venido haciendo con los vacunas que se aplican actualmente.
Las vacunas, han insistido, son hoy la única vía para acabar con las muertes.
Este ha sido el mensaje de los expertos que han participado en el coloquio “Vacuna Covid-19: Gran reto del Sistema Sanitario”, organizado por la Fundación para la Investigación en Salud (Fuinsa).
El panel de ponentes ha estado integrado por Adolfo García Sastre, catedrático de Medicina y Microbiología, que trabaja actualmente en el Icahn School de Medicina del Mount Sinai, en Nueva York; Eva Hernando, del departamento de patología del Grossman de Medicina de Nueva York; y Agustín Portela, jefe de Servicio de Biotecnología de la Agencia Española de Medicamentos.
También han participado Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) y Aurora Limia, del departamento de Programas de Vacunación de la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad.
Vacunas COVID: 16.000 millones de dosis
“Cuantas más personas se vacunen mejor, porque no solo es cuestión de que la pandemia acabe, sino también de salvar muchas vidas”, ha afirmado Adolfo García Sastre.
En su opinión, los ensayos llevados a cabo con vacunas como las de Pfizer y Moderna arrojan una “eficacia increíble” de más de un 90 por ciento, al tiempo que no se han descrito efectos adversos severos.
“Y es bueno que se desarrollen muchas vacunas porque se necesitan 16.000 millones de dosis para cubrir a toda la población mundial”.
En cuanto a las vacunas RNA mensajero, que son las primeras que se pueden administrar en Europa, ha explicado que causan dolor y cierta fatiga durante un par de días, pero “siempre es mejor que tener el virus”.
En los ensayos se han excluido a los niños, porque suelen tener una reacción más alta que los adultos y a las mujeres embarazadas por el riesgo de poder dañar al feto.
Sí se han probado en adolescentes, adultos, mayores, diabéticos y personas con obesidad y “han funcionado bien”, ha explicado García Sastre.
Las RNA mensajero, las más seguras
También su colega Eva Hernando, desde Nueva York, ha reforzado la misma idea y ha apuntado que las vacunas que llegarán a España, las RNA mensajero, son por su diseño de las más seguras.
Y esto es así, ha expuesto, porque la molécula que lleva del antígeno tiene una vida limitada y al llegar a la célula va a despertar una respuesta inmune.
De tal manera que los efectos a largo plazo son mínimos, y los efectos que se han reportado desde el Reino Unido, de dos sanitarios alérgicos, son a su juicio, efectos esperables y todavía no está muy claro si están asociados a la vacuna.
En cuanto al número de personas que necesitaría vacunarse para lograr la inmunidad colectiva ha referido que depende mucho de la tasa de incidencia:
“No es los mismo vacunar a una población cuando el virus no está activo que hacerlo en una población con una tasa de transmisión muy alta”.
La inmunidad colectiva, ha indicado, vendrá dada de la combinación de la eficacia de la vacuna y la tasa de infectados en la población.
Hernando ha defendido que para acabar con la pandemia hay que lograr una vacunación masiva y para ello es vital una “información clara y precisa” que infunda confianza a la población para que ésta sea consciente no solo de su responsabilidad individual, sino también colectiva.

Vacunas COVID: no hay atajos
“No hay atajos, y se van a cumplir los mismos requisitos de seguridad y eficacia que se han seguido con el resto de las vacunas anteriores”, ha asegurado Agustín Portela.
Actualmente, ha referido, el calendario español cuenta con vacunas aprobadas para catorce patógenos, que se aplican sin mayor problema.
“Y esto quiere decir que los investigadores, las compañías y los evaluadores saben investigar, fabricar y evaluar”.
Portela ha reclamado que no se haga de la vacuna de la COVID “algo excepcional” y ha recordado que anualmente se ponen en España entre 14 y 20 millones de vacunas “sin problema” .
A falta de la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento, lo que puede suceder a finales de diciembre, este experto ha considerado también que los datos de Pfizer y Moderna “son espectacularmente buenos” y los ensayos se han hecho como debían hacerse.
La alternativa a no vacunarse
La alternativa a no vacunarse, “es seguir con el dolor, la muerte y la crisis económica”, ha apuntado en su intervención Amós García Rojas.
Para derribar los temores de la población, que se entienden por la incertidumbre, va a ser clave la comunicación.
Lo positivo en este caso es que el logro de estas vacunas constituye un “hito histórico” y “fantástico” de la ciencia.
Y si los órganos reguladores autorizan un producto, está claro que cumple los perfiles de “seguridad y eficacia”.
En su opinión resultará fundamental una “transparencia absoluta” a la hora de comunicar a la gente “todo lo que ocurre”.
Máximas garantías
Dese la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Aurora Limia ha detallado que se ha creado un grupo multidisciplinar para coordinar la vacunación en España junto con las CCAA.
Uno de los objetivos es seguir la campaña de vacunación y su impacto, para tener un registro de todos los vacunados y las posibles incidencias.
También se proponen comunicar con claridad a la población los resultados para que conozcan que existen las “máximas garantías y para ello van a contar con el personal sanitario que trabaja de modo más cercano a la gente”.
Todos los intervinientes se han mostrado convencidos de que las reticencias iniciales que apuntan las encuestas, más de un 50 % de la población que prefiere no vacunarse en primera instancia, caerán por su propio peso según vaya rodando la campaña de vacunación.
Aunque aún no hay evidencias científicas, han mostrado su creencia en que la inmunidad que se logre durará varios años, como mínimo.
En este sentido han recordado que la inmunidad no la da una vacuna, sino la memoria del sistema inmune de cada persona.
Y la esperanza es que esta inmunidad sea larga, a excepción de las personas mayores que pueden responder peor en este sentido al tener el sistema más debilitado.
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