Las vacunas no son sólo cosa de niños. Los adultos también necesitan vacunarse para proteger, tanto su salud, como la de quienes les rodean. Los expertos advierten de que los adultos deben mantener actualizadas sus vacunas pues la inmunidad que ofrecen las dosis de la infancia puede disminuir con el transcurso de los años

Las vacunas del adulto: Unas nuevas, otras actualizadas
LEFE/R.GARCIA
  • 18 de agosto, 2017
  • MADRID/EFE-REPORTAJES/PURIFICACIÓN LEÓN

Las vacunas evitan entre dos y tres millones de muertes anuales por difteria, tétanos, tosferina y sarampión, según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta entidad considera que se trata de la intervención sanitaria preventiva más costoefectiva que existe.

“Las vacunas son productos biológicos compuestos por microorganismos muertos (inactivados), atenuados o por partes de ellos, que se administran para prevenir enfermedades infecciosas en las personas susceptibles de padecerlas”, señala José Antonio Forcada Segarra, enfermero especialista en vacunas y secretario de la Asociación Española de Vacunología.

“Las vacunas recrean la enfermedad sin producir la infección. De esta manera, estimulan al sistema inmunitario para que desarrolle defensas que actuarán en el momento en que se entre en contacto con el microorganismo que produce la infección y la enfermedad”, detalla.

Forcada explica que al vacunar estamos protegiendo al individuo y a la colectividad de enfermedades que pueden ser frecuentes, graves e incluso mortales.

“Actualmente, en nuestro medio, muchas de las enfermedades frente a las que disponemos de vacunas han desaparecido o están muy controladas. Pero si dejáramos de vacunar, podrían volver a aparecer”, manifiesta.

Actualizar las vacunas del adulto

Asimismo, los expertos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) afirman que los adultos deben mantener actualizadas sus vacunas pues la inmunidad que ofrecen las de la infancia puede disminuir con el transcurso de los años.

Además, señalan que existe el riesgo de contraer diferentes enfermedades siendo adulto. Por ello, subrayan que la vacunación “es una de las medidas preventivas más convenientes y seguras”.

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EFE/Gerardo Mora

En este sentido, María José Álvarez, médico de familia, miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Vacunología, de la Fundación Española de Vacunología y directora de “vacunas.org”, indica que los adultos deben estar vacunados de las enfermedades contra las que se vacuna en la infancia.

“Si una persona no recibió las vacunas del tétanos, la difteria o el sarampión o no pasó la varicela, debe actualizar su calendario vacunal”, manifiesta.

Aunque se hayan recibido todas las vacunas recomendadas siendo niños, en algunos casos es necesario volver a vacunarse. “Al menos de tétanos y difteria hay que poner algún recuerdo si se vacunó bien en la infancia”, apunta la doctora Álvarez.

Atención a la gripe

La especialista en vacunología comenta que la edad, la profesión o el hecho de padecer ciertas enfermedades, pueden hacer necesario añadir más vacunas como, por ejemplo, la de la gripe.

A este respecto, la OMS manifiesta que la gripe es más que una molestia. “Es una enfermedad grave que cada año provoca entre 300.000 y 500.000 defunciones en todo el mundo. Las embarazadas, los niños pequeños, los ancianos con problemas de salud y cualquiera que padezca un trastorno crónico, por ejemplo, asma o cardiopatía, corren un alto riesgo de infección grave y muerte”, señala.

“La vacunación de las embarazadas conlleva el beneficio adicional de proteger a los recién nacidos (actualmente no existe una vacuna para los menores de seis meses). La mayoría de las vacunas contra la gripe inmuniza contra las tres cepas de mayor prevalencia circulantes en una estación dada. Es la mejor manera de reducir sus probabilidades de contraer una gripe grave y contagiar a otros”, añade la OMS.

De igual modo, la doctora Álvarez explica que se recomienda administrar la vacuna de la gripe en cualquier momento del embarazo y las del tétanos, difteria y tosferina entre las semanas 28 y 32 de gestación.

“Todas protegen al niño mediante los anticuerpos que la madre le pasa al bebé a través de la placenta antes de que nazca”, precisa.

Las vacunas del viajero

Otro momento en el que los adultos pueden tener que vacunarse es antes de viajar a determinados lugares.

Las vacunas que más se emplean antes de hacer viajes internacionales son “la de la hepatitis, la de la fiebre amarilla en ciertos destinos y luego otras más específicas en función del lugar y del tipo de viaje, pues no es lo mismo un cooperante que un turista que se aloja en un hotel de cinco estrellas”, detalla la doctora Álvarez.

La experta recomienda ponerse las vacunas más de un mes antes de viajar “para que al organismo le dé tiempo a sintetizar los anticuerpos en la cantidad adecuada”.

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EFE/Rungroj Yongrit

Las vacunas ante el trasplante

Mención aparte merecen las personas que han tenido un trasplante de médula.

“Los pacientes que van a someterse a este tipo de trasplante reciben primero tratamiento para destruir la médula ósea propia, que será sustituida por las células hematopoyéticas trasplantadas. Esto supone que pierden todas las defensas adquiridas, bien por la vacunación o bien por haber padecido ciertas enfermedades con anterioridad”, exponen los especialistas de “fisterra.com”, un sitio web dirigido por profesionales de atención primaria y que proporciona información sanitaria a facultativos y pacientes.

“La pérdida de inmunidad crea una situación temporal de alto riesgo de infecciones. Por ello, deben recibir de nuevo todas las vacunas del calendario de vacunaciones infantiles, además de otras vacunas adicionales que les protegerán frente a otras posibles infecciones”, apuntan.

Asimismo, la doctora Álvarez afirma que a estos pacientes “hay que crearles una memoria inmunológica nueva, pues están en la misma situación que los bebés recién nacidos”.

En este sentido, puntualiza que serán los especialistas que les tratan quienes irán determinando qué tipo de vacunas y en qué momentos las pueden administrar según las circunstancias de cada paciente.