Teofila Muñoz convive desde hace ocho años con el mal de Chagas, lo contrajo en su país, Bolivia, y sigue tratamiento en España, su lugar de residencia. El periodista Alfonso Bauluz se contagió de malaria en Guinea, donde trabajó una temporada. Ellos pueden hablar en primera persona de las enfermedades tropicales

El dibujo actual de las enfermedades tropicales en España pasa por dos perfiles con un factor común: el inmigrante y el viajero, en ocasiones expatriados, que se contagian en los trópicos y desarrollan la patología en España. Son enfermedades importadas.
La globalidad (la movilidad global de una persona ha crecido mil veces de media en los dos últimos siglos) e, incluso, el cambio climático, propician que la enfermedad tropical autóctona también viaje. Y ahora llega el verano, época de viajes, época de riesgo.
Alrededor de un millón de españoles se trasladan al año a zonas tropicales y subtropicales, según datos del Ministerio de Sanidad, por turismo, trabajo o cooperación. Además, España cuenta ya con cerca de seis millones de inmigrantes, la mayoría procedentes de África, Latinoamérica y Asia que importan enfermedades contraídas en sus países.

Las enfermedades tropicales son aquellas enfermedades infecciosas provocadas por parásitos, bacterias y virus que se originan en la zona de los trópicos, todo un cinturón cálido y húmedo que engloba a América central y gran parte de América del Sur, a la mayor parte de África y al sur de Asia.
En esas zonas del planeta, que coinciden con un nivel de pobreza superior al de otros lugares, se dan circunstancias epidemiológicas propias. Muchas de estas patologías se consideran “enfermedades olvidadas” en el mundo desarrollado.
La principales riesgos de muerte para el viajero siguen siendo las enfermedades cardiovasculares y los accidentes (tráfico, ahogamiento…). Las enfermedades infecciosas tan sólo representan el 2 por ciento de las muertes, según el jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas Importadas del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, Rogelio López-Vélez.
Malaria: imprescindible profilaxis

La malaria o paludismo es una enfermedad infecciosa que pueden contraer las personas que han estado, especialmente, en el trópico africano y que no tomaron el tratamiento profiláctico preventivo. Según datos del Hospital Clinic de Barcelona, en 2011 se detectaron en España 404 casos de esta enfermedad que al año se cobra la vida de más de 600.000 personas en todo el mundo.
El culpable es el mosquito Anópheles que al picar al humano le inocula un parásito. De las cinco especies de parásitos de la malaria, el Plasmodium Falciparum, el más común en África, es el que puede poner en peligro la vida del viajero al evolucionar rápidamente.
“Siempre recomendamos a los que viajan al África tropical que tomen la profilaxis de la malaria, ya que todavía no existe vacuna. Este medicamento impide el desarrollo del parásito”, señala José Muñoz, doctor en el Servicio de Salud Internacional del Hospital Clinic de Barcelona y secretario de la Sociedad Española de Medicina Tropical y Salud Internacional (SEMTSI).
“Diagnosticada a tiempo todos los tipos de malaria son curables”, apunta el doctor Muñoz quien añade que existe un 1% de mortalidad en los casos de malaria importada y que, casi siempre, se debe a un retraso en la detección de la enfermedad.
En ocasiones, el afectado, con un cuadro de fiebre acompañado por tos, diarrea o dolores de cabeza, se intenta automedicar en casa y corre el peligro de que ya sea tarde cuando acuda al hospital. También en ocasiones se producen errores en la consulta de atención primaria, al confundir malaria con gastroenteritis.
Eso no le pasó a Alfonso Bauluz en 1989. Hacía poco tiempo que había llegado a Guinea Ecuatorial para hacerse cargo de la delegación de la Agencia EFE en ese país cuando la malaria Falciparum se le metió en el cuerpo. Y no dudó de lo que podía ser. Había dejado de tomar la profilaxis por los efectos secundarios que le ocasionaba en el hígado y la vista. “La profilaxis de entonces no te garantizaba nada”, apunta.
Fiebre alta, dolores musculares y cansancio “atroz” eran los síntomas. Sufrió tres brotes de la enfermedad cuando estaba tanto en Guinea como en España. Lo trataron en Oviedo y creyeron que era neumonía, eran años en los que las enfermedades tropicales todavía no eran demasiado conocidas. Tuvo que pedir los medicamentos a París.
Tras un año y medio en Guinea, Alfonso regresó a España ya curado porque cree que consiguió acabar con el parásito, que no presentó resistencia a los fármacos. “Lo que mata es la enfermedad asociada a la pobreza y a la incapacidad de pagar los medicamentos”, señala el periodista.
Desde los años 90 la Medicina tropical ha evolucionado notablemente en España. Muchos hospitales cuentan con unidades especializadas y se investiga en red, apunta el hasta ahora director de Centro de Investigación de Enfermedades Tropicales (CIETUS) de Salamanca, Antonio Muro, y actual decano de la Facultad de Farmacia de la Universidad salmantina. “Hemos avanzado en el diagnóstico y hay grupos que siguen trabajando en mejorar las pruebas de detección”, también existen nuevos fármacos y vacunas, indica.
Teófila y el mal de Chagas
El dengue (enfermedad propia de América Latina y Asia), el mal de Chagas (principalmente en América Latina y asociada a la pobreza), la fiebre tifoidea o la riskettia, originada por la garrapata y que suelen padecer aquellos que van a safaris en el sur de África, son otras de las enfermedades tropicales más frecuentes que se ven en las consultas de los centros españoles.

Teófila Muñoz lleva más de ocho años conviviendo con el mal de Chagas. Lo contrajo en su país, Bolivia, y se lo detectaron en España cuando fue a donar sangre poco tiempo después de llegar. Ha sufrido fuertes diarreas por las que ha tenido que ser ingresada, pero ahora la enfermedad se ha estabilizado. Las radiografías confirman que su corazón e intestino grueso (que aumentan de tamaño si progresa esta enfermedad parasitaria provocada por un chinche) están en pleno funcionamiento.
Peor está su hermano, que vive en Bolivia, y que sufre un estado avanzado del Chagas que le provoca taquicardias. Eso no le pasará a Teófila ya que está controlada, cada seis meses acude a consulta en el Hospital Universitario Ramón y Cajal.
En los centros sanitarios también se ven casos más atípicos como el de la enfermedad conocida como miasis, producida por una larva de mosca que se introduce en la piel y luego sale en forma de gusano. El contagio se suele producir cuando la mosca deposita los huevos sobre la ropa tendida en el exterior y desde allí traspasa la epidermis humana.
“Hay un 10 por ciento de fiebres que vienen del trópico que nunca acabamos de diagnosticar”, que siguen siendo desconocidas para la Medicina, apunta el doctor Muñoz con más de tres años de experiencia en África.
Algunas enfermedades tropicales dejan secuelas pero la gran mayoría, si son diagnosticadas y tratadas a tiempo, se curan. “Enfermedad tropical, enfermedad crónica, es un mito del pasado”, asegura el doctor Rogelio López-Vélez.
Síntomas y vías de transmisión
La Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal aborda la prevención, diagnóstico y curación de estas patologías importadas por viajeros e inmigrantes. La experiencia ha constatado que las enfermedades parasitarias dejan cada vez más paso a las infecciosas virales y bacterianas.
Estos son lo cuatro grandes síndromes que puede presentar una persona afectada: fiebre (el más preocupante), gastroenteritis, problemas en la piel y dificultades respiratorias.
Estas son las vías de transmisión y sus enfermedades:
- Por consumo de agua no tratada: hepatitis A y E, fiebre tifoidea, amebiasis..
- Por consumo de alimentos crudos o poco cocinados: hepatitis A, infecciones bacterianas entéricas, triquinosis, toxoplasmosis, amebiasis…
- Consumo de lácteos: brucelosis, tuberculosis, fiebre tifoidea, shigelosis.
- Picaduras de artrópodos: mosquitos (malaria, dengue, fiebre amarilla…); garrapatas (rickttesiosis, encefalitis, fiebre de Crimea-Congo, tripanos…); moscas (tripanosomiasis africana, leishmaniasis o enfermedad del sueño, oncocercosis, bartonelosis); pulgas: peste, tifus..; triatominos: enfermedad de Chagas; piojos: tifus exantemático, fiebre recurrente…; ácaros: fiebre de los matorrales.
- Contacto sexual: VIH, hepatitis B, herpes, gonorrea, sífilis.
- Por vía respiratoria: gripe aviar, el coronavirus, meningitis.
- Por contacto con tierra (andar descalzo ) o agua dulce (baños en ríos, lagos): esquistosiomasis, leptospirosis, amebiasis.
- Por contacto con animales: rabia (mordeduras), tularemia, fiebre Q, ántrax, fiebres hemorrágicas víricas, peste, brucelosis.
- Por contacto directo con enfermos: tuberculosis, meningitis, gripe, fiebre de lassa, fiebre de ébola, lepra.
Vacunas
“No vale ni vacunarse de todo, porque cuesta dinero y tiene efectos secundarios, ni no vacunarse de nada. Pero la elección depende del propio individuo”, subraya el doctor López-Vélez.
La única vacuna obligatoria para entrar y salir de determinados países es para la fiebre amarilla. La vacuna de la malaria está en fase de desarrollo y todavía no es apta para cualquier población.
Además, existen vacunas para la fiebre tifoidea, para la hepatitis A u otras específicas como la rabia o la vacuna de la encefalitis japonesa, recomendada para las personas que vayan a estar más de un mes en zonas rurales del sudeste asiático.
Mochileros, turista de lujo o por trabajo

El doctor Rogelio López-Vélez del Hospital Ramón y Cajal explica que los riesgos no son igual para todos los viajeros. Es conveniente proporcionar consejos individualizados si se trata de un viaje de negocios o si son turistas mochileros, que están más en contacto con el entorno. También dependerá de la edad o del historial médico.
Por su parte, el doctor José Muñoz del Hospital Clinic de Barcelona comenta que en la última década se ha incrementado en su consulta el número de personas que viajaron a países del trópico por trabajo. Pero también acuden aquellos que viajan por placer y que se alojan en hoteles de lujo, y los mochileros que viven la experiencia turística más ligados a las costumbres autóctonas.
El cambio climático
Hay enfermedades que se consideraban eliminadas de determinadas zonas, pero que ahora, a raíz del cambio climático, han surgido de nuevo por la reaparición de las especies, como algunos tipos de mosquitos, que las originan.
Está ocurriendo en el Mediterráneo: en Francia hubo algún caso de dengue provocado por el mosquito tigre; en Croacia se produjo un brote del virus Chikungunya (fiebre que provoca dolor articular) y en Grecia ya hay medio centenar de casos de malaria procedente de insectos autóctonos.
“En España (donde la malaria dejó de originarse en los años 60) también existe el mosquito que transmite la malaria (Anópheles) en zonas como el delta del Ebro, pero ahora mismo está libre de parásito. Si se infecta con algún enfermo de malaria podría, eventualmente, haber algún caso, pero no creemos que esto sea ahora un problema”, apunta el especialista José Muñoz.
Consejos para el viajero
El Ministerio de Sanidad ha puesto en marcha el programa “La salud también viaja 2013” para aconsejar a los viajeros que preparen los aspectos sanitarios del viaje y pidan cita previa en los centros de vacunación internacional (84 en España) donde les informarán y les facilitarán vacunas, si son necesarias, y otro tipo de profilaxis. Estos son algunos de los consejos.
- Informarse con suficiente antelación de los riesgos sanitarios que existen en los países que vayan a visitar.
- Vacunarse o tomar la quimioprofilaxis recomendada por los centros de vacunación internacional, además de visitar al médico si padecemos alguna enfermedad o alergia. Llevar suficiente medicación, en caso de tratamiento, repartida entre maleta y bolso de mano.
- Precaución con la comida y la bebida: lavarse las manos, beber agua embotellada, evitar el hielo y los helados, leche envasada, evitar productos crudos y en especial los que contengan huevo, y procurar no consumir en mercadillos ambulantes.
- Protegerse del calor, la humedad y la exposición directa al sol.
- Protegerse de picaduras de mosquitos y otros insectos con repelentes y mosquiteras.
- Extremar medidas para evitar contagios en baños públicos y si nos bañamos en ríos y lagos donde puede haber parásitos.
- Visitar rápidamente al médico al regresar si se detectan síntomas y mencionar el país visitado.
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