El año pasado se detectaron 77 casos de personas infectadas por el virus del Nilo en las provincias de Sevilla, Cádiz y Badajoz. Este verano una mujer de 73 años ha fallecido tras infectarse en Coria del Río (Sevilla). Así actúa un virus que se transmite por mosquitos en épocas templadas

El retorno del virus del Nilo: Atención a las picaduras de mosquito
Un operario fumiga la margen del río Guadalquivir a su paso por La Puebla del Río (Sevilla) para evitar la propagación de mosquitos que transmiten la fiebre del Nilo. EFE/ Raúl Caro.

La mayoría de las infecciones por el virus del Nilo en los seres humanos son asintomáticas, sólo entre un 20% y un 40% desarrollan infección clínica, y ésta se asocia con síntomas similares a la gripe, según el Instituto Nacional de Salud Carlos III.

El contagio al ser humano suele ser el resultado de las picaduras de mosquitos que se infectan a su vez cuando pican a aves, el reservorio u hospedador del virus.

Pero además de infectar al ser humano también puede hacerlo con otros mamíferos, en especial los caballos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta la fecha no se ha confirmado ningún caso de transmisión de persona a persona por el contacto social ordinario; tampoco se ha producido la transmisión del virus al personal sanitario cuando se toman las precauciones ordinarias de control de infecciones.

El primer caso de virus del Nilo se detectó en 1937 en una mujer del distrito del Nilo Occidental en Uganda, de ahí su nombre. Las aves migratorias infectadas, el traslado de poblaciones e incluso el cambio climático favorecen que este virus y el mosquito que lo transmite se vayan asentados en otros continentes, como Europa.

En España, se conoce la circulación del virus del Nilo occidental desde hace dos décadas y se realiza vigilancia en animales desde 2001 y en humanos desde 2007. Hasta 2019 sólo se habían detectado 6 casos esporádicos en humanos

Los 77 positivos del año pasado fue el prime brote con mayor número de casos.

Un informe del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad, de diciembre de 2020, señalaba: “El aumento de la incidencia de casos en animales y en humanos en las zonas de circulación del virus desde el mes de agosto  (de 2020) con alto porcentaje de casos graves constituye un cambio inesperado, dadas las características epidemiológicas previas”.

Apuntaban que el riesgo en conjunto es “moderado en las zonas donde en esta temporada o en las previas se han detectado focos equinos, aves o mosquitos infectados y/o casos humanos. En el resto del territorio español donde el virus aún no se ha detectado, el riesgo se considera que es menor, pero no se descarta la extensión de la circulación a nuevas áreas”.

“Este riesgo -añade- se mantiene durante la temporada de actividad del vector, desde abril a noviembre, siendo mayor al final del verano y principios del otoño. Entre los meses de diciembre y marzo, el riesgo es muy bajo”.

mosquito
EFE Edward McCellan

Así actúa el virus del Nilo

Según datos de la OMS y del Instituto Nacional de Salud Carlos III:

  • La gran mayoría de los casos son leves y el cuadro clínico más habitual es un síndrome pseudogripal con síntomas inespecíficos
    como fiebre, mialgia, fatiga, malestar general, náuseas y vómitos.
  • La enfermedad dura entre 2 y 5 días.
  • El periodo de incubación es de 3-15 días, aunque puede extenderse hasta 21 días.
  • En pocos casos, menos del 1%, la infección se manifiesta como enfermedad neuroinvasiva.
  • La enfermedad neuroinvasiva engloba tres síndromes: meningitis (35-40% de los cuadros), encefalitis (55-60%) y parálisis flácida aguda (5-10%).
  • Entre los factores de riesgo para el desarrollo de estos cuadros se encuentran la edad avanzada y la historia de trasplante de órgano sólido (debido a la inmunosupresión asociada); diabetes, hipertensión y otras patologías que producen inmunocompromiso.
  • El tratamiento de los pacientes con afección neuroinvasora consiste en medidas de sostén, tales como hospitalización, administración de líquidos por vía intravenosa, apoyo respiratorio y prevención de infecciones secundarias.
  • Actualmente, no existe vacuna preventiva para humanos. La inmunidad que confiere la infección suele ser duradera.

Qué hacer para reducir riesgos

Según la OMS, los mensajes de salud pública que debe recibir la población son:

  • Reducir el riesgo de transmisión por los mosquitos. Las medidas para prevenir la transmisión deben centrarse inicialmente en la protección personal y comunitaria contra las picaduras de mosquitos mediante el uso de mosquiteros, repelente de insectos, uso de ropas de color claro (camisa de manga larga y pantalón) y evitar las actividades al aire libre en horas en que los mosquitos pican más. Además, los programas comunitarios deben alentar a las comunidades a destruir los criaderos de mosquitos en las zonas residenciales.
  • Reducir el riesgo de transmisión de los animales a los seres humanos. Hay que usar guantes y otras ropas protectoras cuando se manipulan animales enfermos o sus tejidos y durante las operaciones de matanza de animales.
  • Reducir el riesgo de transmisión por transfusión sanguínea o trasplante de órganos. Las restricciones a la donación de sangre y órganos y las pruebas de laboratorio para el tamizaje se deben considerar cuando hay brotes epidémicos en las zonas afectadas, una vez que se haya evaluado la situación epidemiológica local o regional.