Época de exámenes finales y calor intenso de inicio del verano. Un mala combinación para enfrentarse al estudio. Si no se mantiene un nivel de hidratación correcto nuestro cerebro puede verse afectado y el rendimiento también. Bebe agua de forma regular y todo tu organismo se beneficiará

Por eso es necesario conocer las pautas para mantener un equilibrio hídrico, no solo en el estudio, sino en todas las facetas y épocas de la vida como recoge la primera “Guía de Hidratación” que ha elaborado el Instituto de Investigación Agua y Salud en su décimo año de existencia.
El agua puede llegar a constituir hasta un 85% del cerebro y si no está suficientemente hidratado se puede resentir, incluso con una pequeña reducción del volumen corporal de fluidos (1-2%) puede afectar al estado de ánimo, a la concentración y a la memoria a largo plazo.
En épocas de esfuerzo mental intenso, como puede ser la época de exámenes, estar encerrado varias horas en una habitación con calor o, incluso, con aire acondicionado, la pérdida de agua se puede notar.
¿Cómo reconocer los signos de la deshidratación?
Para estar hidratados hace falta primero reconocer los signos que nos alertan de la falta de líquido en nuestro organismo:

- Sed
- Sequedad en la boca
- Piel fría y seca
- Fatiga muscular
- Disminución de la orina y falta de ganas
- Disminución de la presión arterial, dolores de cabeza y mareos
- Letargo e irritabilidad
Efectos de la falta de agua en el rendimiento cognitivo

Consejos para una hidratación adecuada durante el estudio
- En situaciones de esfuerzo mental intenso poner especial atención en cubrir las recomendaciones hídricas de 2-2,5 litros al día de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
- Seguir rutinas y hábitos saludables que reeduquen al organismo a beber agua de forma habitual como: beber uno o dos vasos de agua al levantarse ya que favorece el liquido perdido durante el sueño, la activación del organismo y ayuda a comenzar el día con mejor animo y capacidad intelectual.
- Llevar siempre contigo una botella de agua.
- No esperar a tener sed. Se recomienda beber regularmente a lo largo del día unos 150 mililitros cada hora y hacerlo a pequeños sorbos para favorecer su absorción.
- Dosificar las horas de estudio, propiciando descansos programados con el fin de que el cerebro recupere toda su capacidad funcional. Cada dos horas puede ser muy positivo hacer un pequeño descanso, de cinco o diez minutos, para despejar la mente y aprovechar esos paréntesis para levantarse, estirar las piernas y rehidratarse.

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