Hacemos un repaso al ébola en España nueve meses después. El 7 de agosto pasado se confirmó: el religioso Miguel Pajares llegaba a España con el virus. Comenzaba una crisis sanitaria e informativa que se agravó el 6 de octubre con el contagio de la auxiliar de enfermería Teresa Romero. Nueve meses después, el XI Congreso de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) repasa los errores y aciertos en la información del ébola

Desde el 7 de octubre cuando Teresa Romero comenzó el tratamiento hasta su alta hospitalaria el 5 de noviembre, se sucedió un mes donde la crisis del ébola puso a prueba la información dada por las autoridades políticas y los medios de comunicación. Hacemos un repaso del ébola en España nueve meses después.
Apoyados en la perspectiva que da el paso del tiempo surge la pregunta ¿qué se hizo mal en el tratamiento informativo del ébola en España?
Esta pregunta ha dominado el debate de cerca de 150 representantes de gabinetes de prensa, medios de comunicación, ONGs y entidades políticas en el XI Congreso de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), celebrado el pasado fin de semana en Oviedo.
EFEsalud ha hablado con el presidente de esta organización, el periodista Alipio Gutiérrez para saber más del ébola en España.
La primera respuesta es el reconocimiento de una mala comunicación desde las instituciones y desde los medios. La segunda es qué se puede hacer para corregirla, una paso que parte de:
“No podemos olvidar que por encima del derecho a la información está el derecho al honor de las personas”, destaca Gutiérrez.
Junto a este principio fundamental, otros como el rigor y la claridad de la información se sometieron a examen durante esta crisis informativa. Una prueba que evidenció diversos errores pero, tras un año desde la declaración oficial del brote en África, la cuestión es: ¿Qué hemos aprendido ante una situación informativa comprometida?.
El ébola en la comunicación institucional
Aquella enfermedad que había provocado miles de muertes en África llegaba a España en agosto y suponía el primer contagio fuera de África dos meses más tarde. La crisis comunicativa había comenzado.
Informaciones llegadas de diferentes fuentes institucionales crearon un primer mensaje sesgado que, según Alipio Gutiérrez, dio lugar a aquello que nunca debería ocurrir:
“Lo que no puede pasar es que la alerta sanitaria se haya conocido primero por los medios y después por el gobierno”, remarca.

Se partía por tanto de un problema de base en cuya solución no colaboraba la ausencia de un portavoz único y dotado de credibilidad. Ello impedía desde el inicio llegar al objetivo final: crear un mensaje claro y comprensible sobre un tema complejo.
Para conseguirlo era necesario en el pasado corregir los errores y en el presente aprender de ellos. Un aprendizaje que pasa porque las autoridades sanitarias implicadas tomen el liderazgo de la comunicación en crisis sanitarias como la vivida con el virus del ébola. Un paso al frente que debería ir seguido de:
- Transparencia informativa para abordar los problemas de salud pública.
- Evitar la alarma social mediante informaciones claras.
- No hacer política de crisis sanitarias tan graves.
Junto a los puntos a corregir en cuanto a la información convencional, en este caso se sumó la necesidad de aprender cómo comunicar en la redes sociales para no crear alarmismo y no caer en informaciones falsas.
Un ámbito que ha marcado el ritmo de la información y que, según el presidente de la ANIS, ha mostrado la necesidad de que las instituciones cuenten con personas especializadas, “que sepan cómo comunicar a través de estos medios”.
El ébola en España: información de los medios
Información, transparencia y credibilidad son los principios que deben dominar el mensaje en una crisis informativa. Estas tres claves son las destacadas por los expertos en comunicación para huir de un espectáculo informativo que colabore en crear alarma social.
Para ello, en el XI Congreso de la ANIS también se ha subrayado la importancia de proteger la intimidad de los pacientes afectados por una enfermedad.
Se trata de establecer límites que no estigmaticen a los afectados y tengan en cuenta su componente social, donde la preocupación aumenta a medida que se incrementa la cercanía del problema al público. Para ello se debe tener en cuenta:

- La fiabilidad de la información.
- El cuidado a la hora de elegir a las fuentes.
- Emisor y mensaje deben atender al rigor científico.
Junto a principios intrínsecos a la propia profesión periodística, el virus del ébola ha mostrado la volatilidad de los temas de salud cuando no son próximos a la población o cuando no suponen un aspecto negativo.
“En el momento que el problema desaparece de las portadas, parece que no existe, pero en África sigue muriendo gente por el ébola”, denuncia el presidente de la ANIS.
Mucho se ha aprendido. Más queda por saber en cuanto al tratamiento de la información en una crisis sanitaria. Pero en cuanto a la experiencia vivida, Alipio Gutiérrez concluye con un cierto pesimismo en el que “la sensación final es que todo depende de las personas que deben comunicar este tipo de informaciones”.
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