Humanizar la relación médico-enfermo es el trasfondo del libro “Cambiando corazones”, escrito por los doctores Isabel Coma Canella y Rafael Hernández Estefanía que describen la “huella” que les dejó su experiencia con seis pacientes trasplantados de corazón en la Clínica de Navarra entre 1996 y 2013

El libro narra experiencias tan humanas como la de un paciente tres veces intervenido y que ha llegado a tener cuatro corazones en su cuerpo.
Isabel Coma es especialista del departamento de Cardiología de la Clínica Universidad de Navarra y catedrática acreditada de Cardiología.
Rafael Hernández Estefanía es especialista en cirugía cardíaca y torácica, y tras ejercer en la clínica navarra entre 2010 y 2013, en la actualidad desarrolla su trabajo en el Hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
Corazón a corazón
“Cambiando corazones. Historia de seis trasplantes y un motor” es el título de este libro que recuerda con el “motor” el ventrículo artificial que estos doctores colocaron a uno de los pacientes.
La doctora Coma explica a EFE que en muchas de las historias “el familiar es el auténtico héroe”, como un enfermo y su hijo que viajaron hasta Pamplona para un difícil trasplante y que no tenían a ninguna otra persona en la que apoyarse, al tener a toda su familia lejos.
El doctor Hernández Estefanía confiesa que el trato con estos pacientes ha creado “un vínculo muy especial” con ellos y sus familias, y el libro viene a desmitificar “esa cierta imagen del médico arrogante y distante” para plasmar “una visión diferente de la historia contada desde el lado de la bata blanca”.
Seis hermosas historias
Entre las historias narradas también se encuentran aquellas que revelan la tensa espera de horas que sufrieron en el quirófano con el paciente ya anestesiado porque en el donante habían encontrado un tumor maligno, o la de un finlandés con apariencia de frío y distante, que al marchar ya recuperado tuvo una despedida tan cariñosa que casi les hizo llorar a todos.

Son seis historias de carácter humano seleccionadas de otras muchas más porque a los doctores les impresionó la personalidad, el comportamiento y la forma de afrontar la situación tanto de pacientes como de familiares.
“Un médico tiene la oportunidad de vivir muy cerca de estos pacientes y lo normal es que se encariñe con ellos. Están al borde de la muerte, son muy dependientes pero, a la vez, tienen el coraje suficiente para tomar la decisión de aceptar lo que se les ofrece: nada menos que un cambio de corazón”, afirma Isabel Coma.

Si en algo coinciden ambos doctores es que en todas las historias narradas en el libro, y en aquellas otras que se viven en el quirófano, el médico sufre con el paciente su dolencia y se alegra con él de su recuperación, creando un vínculo que, en muchos casos, dura el resto de la vida.
“Salvar una vida es un esfuerzo muy gratificante”, confiesa el doctor Hernández quien destaca que cambiar un corazón, y no digamos colocar uno artificial, “no es un trabajo rutinario, es una enorme responsabilidad” porque en las manos del médico está la vida de una persona.
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