El futuro desembarco de la inmunoterapia y de las terapias diana en el cáncer de pulmón localizado y operable busca prolongar el tiempo libre de recaída, con menos efectos tóxicos, además de aumentar la supervivencia global en pacientes con el tumor con mayor índice de mortalidad

Inmunoterapia y terapias diana en cáncer de pulmón inicial: El reto es combatir las recaídas
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  • 23 de abril, 2021
  • Ana Soteras

Los avances en los tratamientos en cáncer de pulmón inicial es uno de los principales debates del evento científico online “Early Forum Lung Cancer” -dirigido exclusivamente a profesionales sanitarios- organizado por el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP) y Roche Farma en dos jornadas, el 22 y 29 de abril.

La inmunoterapia (que incentiva al sistema inmunitario contra el cáncer) y las terapias dirigidas a determinadas alteraciones genéticas del tumor ya son estrategias terapéuticas en los estadios avanzados en los que se ha ido consiguiendo alargar la supervivencia global.

“La inmunoterapia ha demostrado datos de eficacia superior a los de la quimioterapia y con un buen perfil de seguridad”, ha explicado a EFE la oncóloga del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña y miembro de la junta directiva del GECP Rosario García Campelo.

El conocimiento obtenido en enfermedad metastásica da paso a ensayos clínicos con pacientes con cáncer de pulmón inicial y localizado cuyo abordaje por ahora sigue siendo el convencional: cirugía, quimioterapia y radioterapia.

cáncer pulmón inicial
Doctora Rosario García Campelo, oncóloga del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña y miembro de la junta directiva del GECP´. Foto cedida

Pero para llegar al tratamiento antes hay que detectar el tumor. Solo el 21 % de los cánceres de pulmón se diagnostica en estadios iniciales ya que los síntomas son más evidentes cuando la enfermedad ya está avanzada.

La supervivencia actual a cinco años se sitúa por debajo del 15%, pero puede superar el 80% si se logra aumentar el diagnóstico en etapas más tempranas con posibilidad de tratamiento quirúrgico.

En España se diagnostican más de 29.000 nuevos casos de cáncer de pulmón al año, uno de los tumores con mayor incidencia y el de mayor mortalidad, unas 23.000 muertes anuales, aunque en los últimos cinco años se ha observado una reducción progresiva de la mortalidad en un 5%, según datos del GECP.

La inmunoterapia y sus combinaciones

Los ensayos clínicos en estadios iniciales están probando los fármacos de inmunoterapia, tanto solos como con quimioterapia y antes (neoadyuvancia) y después (adyuvancia) de la cirugía.

El oncólogo Manuel Cobo, del Hospital Universitario Carlos Haya de Málaga, explica a EFE que la combinación de inmunoterapia y quimioterapia tras la extirpación del tumor pretende aumentar la supervivencia libre de progresión de la enfermedad.

Y lo hace al destruir los “micronichos metastásicos”, las células malignas que han podido llegar a otros órganos provocando con el tiempo el riesgo de recaída.

En el caso de los tratamientos antes de cirugía, la combinación de inmunoterapia y quimioterapia “tiene el objetivo fundamental de lograr una mayor respuesta patológica”, es decir, eliminar en lo posible el tumor, señala el doctor, miembro de la junta directiva del GECP.

Los escenarios que se abren con la inmunoterapia en estadios iniciales “nos enfrenta a muchos retos”, apunta la doctora García Campelo, como determinar la mejor estrategia (antes o después de cirugía) e identificar grupos de pacientes en función de biomarcadores genéticos que respondan mejor a estos tratamientos.

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Doctor Manuel Cobo, oncólogo del Hospital Universitario Carlos Haya de Málaga y miembro de la Junta Directiva del GECP: Foto cedida

El desafío de las terapias dirigidas

Otro escenario innovador son las terapias dirigidas contra alteraciones genéticas concretas que ya han demostrado eficacia en subgrupos de pacientes con enfermedad avanzada.

“Se están ensayando muchas vías con estos fármacos, en monoterapia y en combinación con quimioterapia, pre-cirugía o post-cirugía pero con la idea de demostrar que funcionan en enfermedad precoz”, señala la oncóloga.

Sin embargo, estas alteraciones genéticas son infrecuentes ya que la más común, la del gen EGFR, se detecta en alrededor de un 10% de los casos en la población occidental.

Por eso, un desafío a futuro es seguir buscando nuevas alteraciones moleculares contra las que dirigir de forma precisa estas terapias diana en enfermedad temprana.

Para ello, otro de los retos es contar con tecnología de secuenciación genética masiva y biopsia líquida en la práctica clínica de la sanidad pública.