Un nuevo post de los expertos del blog “Salud y prevención” analiza las cardiopatías congénitas en niños, unas patologías que son consecuencia de una formación anómala del corazón

Cardiopatías congénitas en niños, conoce su complejo abordaje

Uno de cada 8.000 niños nace con una cardiopatía congénita y todavía en dos tercios del planeta sigue siendo la segunda causa de mortalidad infantil.

Estas patologías tienen lugar tras una formación anómala del corazón durante el desarrollo embrionario, de tal forma que no se producen los cambios necesarios para que el resultado final sea un órgano sano y normal.

“Cerca de 20.000 niños mueren cada año a causa de una cardiopatía congénita”, afirma el cirujano cardíaco Raúl Abella, director del Centro Internacional Cor All Barcelona en el Hospital Universitari Dexeus de Barcelona, perteneciente al Grupo Quirónsalud, quien precisa que las alteraciones más graves pueden ser incompatibles con la vida intrauterina, en otros muchos casos el bebé nace y debe ser intervenido de urgencia, mientras que en otros la cardiopatía congénita no se diagnostica hasta un tiempo más tarde.

“El 30 % de las cardiopatías congénitas deben operarse durante el primer mes de vida, lo que aumenta la complejidad de la cirugía cardíaca”, precisa este cirujano cardíaco experto en casos complejos, muchos descritos por otros especialistas como ‘inoperables’.

El cirujano cardíaco concreta que estas alteraciones del corazón y de los grandes vasos sanguíneos se originan durante el desarrollo embrionario, entre la semana 3 y 7 del embarazo, momento en el que se forman las principales estructuras cardiovasculares y se acoplan las distintas partes que forman el corazón, las arterias, las venas, las válvulas o las aurículas, por ejemplo.

Desde la Asociación Española de Pediatría (AEP) señalan que actualmente se desconocen las causas de las cardiopatías congénitas, aunque asegura que sí se sabe que existen factores predisponentes, como la edad elevada de la madre, la ingesta de determinadas medicinas durante el embarazo, o la exposición a radiaciones.

“También algunas anomalías cromosómicas son causa de cardiopatía. No obstante, en general esto explica sólo un 10-15 % de todos los niños que nacen con una cardiopatía, desconociéndose la causa en el resto”, aprecia la sociedad científica.

Según el doctor Abella, la gravedad de las cardiopatías congénitas es muy variable y no todos los casos precisan de cirugía. “La mayor parte de los bebés nacidos con este tipo de enfermedades se encuentran bien y los síntomas no aparecen hasta pasado un período de tiempo que puede oscilar entre unos pocos días a varios años. Aunque eso sí, la mayoría de las cardiopatías congénitas pueden ser diagnosticadas en el feto, lo que permite adoptar la actitud considerada más correcta”, añade.

Desde la AEP añaden en este punto que las lesiones pueden consistir en que no se cierran por completo los tabiques dentro del corazón, no se reabsorben algunos vasos sanguíneos que deben desaparecer o bien que quedan conectadas o desconectadas determinadas cavidades y arterias que, en su evolución natural, deben quedar conectadas de otra manera.

“El resultado es que, al nacimiento, el corazón no ha terminado de formarse y que, por tanto, tiene carencias que le van a hacer que, más pronto o más tarde, pueda fallar y afectar a la vida del niño”, advierte.

De hecho, remarca que, debido a que las cardiopatías se producen en un momento específico del desarrollo del embrión, no es extraño que también puedan existir malformaciones de otros órganos que se forman al mismo tiempo que el corazón.

Además, es frecuente que determinados síndromes pediátricos se asocien a cardiopatías, entre ellos los más conocidos son el síndrome de Down, Turner, Marfan, DiGeorge, Noonan, Alaguille, Edwards, Williams, etc. En estos casos es siempre conveniente descartar la existencia de una cardiopatía congénita.

En este momento, el doctor Abella celebra que en el Hospital Universitari Dexeus se están tratando niños con cardiopatías congénitas de máxima complejidad, y con unos resultados de supervivencia del 99 por ciento.

“Nuestro índice de complejidad según la escala de Aristóteles es del 7.3 por encima de la media europea y, de hecho, operamos a niños que no tienen solución quirúrgica en otros lugares”, destaca el cirujano cardíaco.

SÍNTOMAS DE CARDIOPATÍA CONGÉNITA EN NIÑOS

Por otro lado, desde la Asociación Española de Pediatría indican que en niños ya nacidos la primera sospecha de cardiopatía la suele establecer el pediatra al escuchar un soplo en el niño, bien al nacimiento o en una revisión de rutina.

Eso sí, resalta firmemente que la mayor parte de los soplos en niños suelen ser benignos, o sea de tipo funcional, por lo que “la mera presencia de un soplo no es indicativa de la existencia de una enfermedad del corazón”, según asegura.

En cuanto a que los padres puedan observar determinados signos, indica que los niños que padecen una cardiopatía pueden tener síntomas y signos que serán distintos según la edad:

  • En el caso de los lactantes pueden tener fatiga con las tomas, poco apetito, poca ganancia de peso, a veces están pálidos, sudorosos o tienen un color azulado; esto dependerá del tipo de cardiopatía que tengan.

  • Los niños mayores o adolescentes suelen presentar fatiga con los esfuerzos, cansancio y dificultad respiratoria, aunque estén en reposo, y mantiene que estos síntomas serán más intensos cuanto más grave sea la cardiopatía.

“La cardiología infantil es una de las especialidades pediátricas que más ha evolucionado, de tal manera que hoy en día es posible corregir total o parcialmente la mayoría de estas anomalías de nacimiento, con unos resultados médicos y quirúrgicos excelentes. Para ello se dispone, tanto de procedimientos quirúrgicos específicos, como de tratamientos intervencionistas que realizan cardiólogos a través de un cateterismo, con el fin de corregir o paliar distintos tipos de cardiopatía”, asegura la AEP.

Por su parte, el doctor Abella remarca que este tipo de intervenciones requieren de un centro altamente especializado y dotado de estructuras que permitan el seguimiento integral de cualquier cardiopatía congénita, desde bebés en gestación hasta la edad adulta. “Para ello contamos con la colaboración de obstetras, diagnóstico por la imagen, neonatólogos, intensivistas, anestesistas, cirujanos, cardiólogos, perfusionistas y personal de enfermería, altamente cualificados”, sentencia este especialista.

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