Las células madre embrionarias son la principal apuesta para la futura medicina regenerativa; las posibles aplicaciones terapéuticas de este avance científico, publicado en “Nature”, aún están lejos, pero son un paso importante y un cambio de rumbo en las investigaciones sobre esta materia

Un equipo de científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha conseguido que células adultas de un organismo vivo retrocedan en su desarrollo evolutivo y recuperen características propias de las células madre embrionarias.
La investigación, cuyas conclusiones publica la revista “Nature”, ha permitido reproducir en ratones una técnica ya aplicada “in vitro” por el científico japonés Shinya Yamanaka, quien consiguió gracias a esos avances el Nobel de Medicina del pasado año.
Ahora, un equipo de científicos liderado por Manuel Serrano, director del Programa de Oncología Molecular del CNIO, ha conseguido esas células madre embrionarias con características de células “totipotentes”, un estado primitivo que nunca antes se había conseguido en un laboratorio.
Las células madre embrionarias, ha subrayado el CNIO, son la principal apuesta para la futura medicina regenerativa, y las únicas capaces de generar cualquier tipo celular de los que conforman un organismo adulto, por lo que constituyen el primer paso para la curación del alzhéimer, el párkinson o la diabetes.
Estas células tienen una existencia muy breve, limitada a los primeros días del desarrollo embrionario, y no existen en ninguna parte del organismo adulto.
Tras los pasos de Yamanaka
El CNIO ha observado que uno de los mayores hitos en la investigación biomédica fue el que protagonizó Yamanaka en 2006, cuando consiguió crear en el laboratorio células madre embrionarias (células madre pluripotentes inducidas “in vitro”) a partir de células adultas.
Los investigadores españoles han dado un paso más, al conseguir lo mismo que el científico japonés, pero en este caso dentro del propio organismo, en ratones, sin necesidad de pasar por las placas de cultivo “in vitro”, ha subrayado el CNIO, y ha destacado que la generación de este tipo de células dentro de un organismo vivo acerca aún más esta tecnología a la medicina regenerativa.
Manuel Serrano ha precisado a EFE que esta investigación ha permitido describir que las células reprogramadas en el interior de un organismo vivo tienen propiedades “extraordinarias” que las acercan a las células “totipotentes” en el sentido de que serían capaces de producir placenta.
Un ratón como modelo
El CNIO ha detallado que el desafío de los investigadores españoles fue reproducir el experimento de Shinya Yamanaka en un ser vivo y que para ello escogieron al ratón como organismo modelo.
Con técnicas de manipulación genética, los científicos crearon ratones en los que se pueden activar los cuatro genes del experimento de Yamanaka, y al activarlos comprobaron que las células adultas eran capaces de retroceder en su desarrollo evolutivo hasta células madre embrionarias en múltiples tejidos y órganos.
La investigadora María Abad, primera autora del artículo y miembro del equipo, ha asegurado que ese cambio de dirección en el desarrollo “no se había observado nunca en la naturaleza” y ha constatado que el trabajo demuestra que se pueden obtener células madre embrionarias también en organismos adultos y no sólo en el laboratorio.
Las aplicaciones terapéuticas aún están lejos
Los autores han recalcado que las posibles aplicaciones terapéuticas están todavía lejos, pero sí han admitido que este trabajo puede significar un cambio en el rumbo de las investigaciones con células madre, en la medicina regenerativa o en la ingeniería de tejidos.
“Nuestras células madre sobreviven también fuera de los ratones, en cultivo, por lo que podríamos, además, manipularlas en el laboratorio”, ha señalado Abad, y ha anunciado que el siguiente paso es estudiar si estas nuevas células madre son capaces de generar de una forma más eficiente distintos tejidos, como páncreas, hígado o riñón.
El trabajo ha contado con financiación del Ministerio de Economía y Competitividad, el “European Research Council”, la Comunidad de Madrid, la Fundación Botín, la Fundación AXA y la Fundación Ramón Areces, y en el mismo han colaborado científicos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares.