El consumo de cigarrillos electrónicos ha lanzado un debate social. En el Día Mundial Sin Tabaco, EFEsalud habla con especialistas de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la Sociedad Española de Cardiología (SEC) para conocer sus planteamientos; piden cautela ante su uso y afirman que este método no es el mejor para dejar de fumar

Cigarrillos electrónicos: nueva puerta de entrada a la adicción
EFE/Sebastien Nogier
  • 30 de mayo, 2014
  • MADRID/EFE/PAZ OLIVARES

Entre los dedos de miles de ex fumadores se encuentran los cigarrillos electrónicos o también llamados e-cigarrillos. Su uso se ha expandido rápidamente y entre sus objetivos figura ser una alternativa para abandonar uno de los peores hábitos del mundo, el tabaco. Pero, ¿son en realidad un buen método?

En el Día Mundial Sin Tabaco, las doctoras Dolores Isla, miembro de la Junta Directiva de la SEOM, y Regina Dalmau, representante de la SEC en el Comité Nacional para la Prevención del Tabaco (CNPT) exponen su posición sobre los cigarrillos electrónicos, un producto que se consume a través de líquidos que pueden tener o no nicotina.

La Organización Mundial de la Salud anunció el pasado martes, 27 de mayo, que está preparando recomendaciones sobre cómo intentar luchar contra el creciente fenómeno del uso de cigarrillos electrónicos.

“Los cigarrillos electrónicos son claramente un problema de salud pública, por ello estamos estudiándolo”, afirmó Armando Peruga, director del programa sobre prevención de enfermedades no transmisibles, quien señaló que el informe estará listo en dos o tres meses.

¿Más sanos que el tabaco?

Considerados por la población como un producto más sano y con el que se consigue cierta satisfacción. A pesar de esto, a menudo su consumo es dual con el cigarrillo convencional, según señala la SEOM en el documento en el que, a finales de año, se pronunció sobre este asunto.

Las especialistas piden precaución ante su uso, ya que se desconocen algunos de sus componentes. “No se deben recomendar porque no se ha demostrado su seguridad, es decir, no se sabe aún si las sustancias que contienen son realmente aptas para su uso indiscriminado”, afirma Dolores Isla. “Los ingredientes que conocemos son similares a los del tabaco. Es verdad que algunos son distintos, aunque aún no sabemos cuál es su efecto”, añade.

¿Buen sustituto?

Aún no se ha acumulado suficiente evidencia como para posicionarse en este tema de forma precisa. “No son una herramienta óptima para dejar de fumar. Sí que probablemente sean menos perjudiciales para la salud que el propio tabaco, pero esto no es sinónimo de que sea una buena forma de abandonarlo”, explica Regina Dalmau.

Para la experta de la SEC, el mejor sustituto del tabaco es dejar de fumar.

“Dejar de fumar supone deshabituarse de la dependencia física a la nicotina, que se consigue poco a poco. Además, tener algo parecido al cigarrillo entre manos no es la mejor opción para borrar el tabaco de nuestras vidas”, declara Dalmau.

La nicotina está presente en ambos cigarrillos, lo cual hace que el ciclo de adicción a esta sustancia sea el mismo en los dos casos. De hecho, la mayoría de los que usan el cigarrillo electrónico siguen fumando y pasan fácilmente de un consumo a otro, agrega esta doctora.

Cigarrillos convencionales. Efesalud.com
EFE/ Joerg Carstensen

No hay ningún estudio que demuestre que sea eficaz para lo que ha sido creado. Ningún organismo internacional sanitario lo contempla y nuestra sociedad se posiciona en contra hasta que no se disponga de la información necesaria que demuestre lo contrario”, remarca la doctora Isla.

El contexto en el que se puede considerar el cigarrillo electrónico como un sustituto del tabaco tendría que estar muy bien definido, y es lo que algunos expertos en adicciones llaman “reducción de riesgos”, que consiste en adoptar un hábito que es menos perjudicial para la salud, como señala Regina Dalmau.

“Habría que reservar el uso de este instrumento para fumadores que, por la razón que sea, no han conseguido dejar de fumar, pero a quienes interesa dejarlo porque tienen ya un problema de salud muy grave”, aclara la especialista de la SEC.

No ayuda a dejar de fumar, sino que más bien se consigue un consumo de ambas adicciones, insiste la experta de la Sociedad Española de Cardiología.

Efectos del cigarrillo electrónico

La nicotina es un tóxico cardiovascular y es el componente principal del cigarrillo electrónico. “Si accidentalmente una persona ingiere un cartucho de e-cigarrillos, puede intoxicarse; incluso hay una dosis en la que puede ser letal”, explica la doctora Dalmau.

Produce, según el documento de la SEOM, los mismos efectos que la nicotina del tabaco:

  • Cardiovasculares
  • Respiratorios
  • Hormonales

Además, el efecto de la nicotina a nivel cerebral es también producido en segundos, a diferencia del que tienen otros dispositivos como parches o chicles de esta sustancia.

Legislación actual

Es un producto que puede consumirse en sitios donde ahora está prohibido fumar, como bares o cafeterías. En España, en el mes de diciembre se restringió su uso en administraciones públicas, en transportes públicos, en centros sanitarios y educativos.

Asimismo, hay una normativa del mes de febrero de 2014 de la Unión Europea, que dice que se deberán regular como productos medicinales cuando los proveedores demuestren que tienen propiedades curativas preventivas y, si no, como producto de tabaco.

“El problema es que ahora mismo no está regulado ni como medicina ni como tabaco. Recientemente, los expertos en investigación del cáncer de pulmón no recomiendan los cigarrillos electrónicos porque no han demostrado eficacia ni seguridad”, destaca la experta de la SEOM.

“La FDA americana exige una regulación con la necesidad de registrar el producto y sus ingredientes. Además, solicita que se haga una investigación más profunda para conocer mejor estos dispositivos y las sustancias que se están utilizando en ellos. Las instituciones sanitarias internacionales van en la misma línea en el desconocimiento de la seguridad y eficacia de los cigarrillos electrónicos”, apunta Isla.

Es como una renormalización del tabaco convencional. El uso del cigarrillo electrónico es volver a la imagen de la publicidad del cigarrillo, del uso del cigarrillo en lugares públicos, es retroceder en el camino, concluye Dalmau.