El Bisturí ha dedicado su tercer monográfico del año a la violencia de género, una lacra social que no conoce de estados de alarma, cuarentenas o pandemias. Y es que lejos de reducirse los casos durante el periodo de confinamiento, los expertos afirman que tienden a aumentar. Por ello conviene recordar la importancia de intervenir en caso de presenciar algún episodio de violencia machista y, sobre todo, que el 016 y las demás herramientas de ayuda a las mujeres maltratadas siguen disponibles y operan con normalidad durante esta situación

La situación de encierro que vivimos, a raíz de la declaración del estado de alarma para frenar el coronavirus, puede generar ansiedad y tensión en los hogares. Y va mucho más allá si hablamos de las mujeres maltratadas, que deben quedarse en casa y compartir más tiempo con sus agresores.
Llevamos un mes y restan, mínimo otros 15 días, aunque el confinamiento puede prolongarse hasta mediados de mayo.
Para tratar este tema, El Bisturí ha contado con la colaboración de dos mujeres que trabajan día a día para acabar con este problema y ofrecer apoyo a las mujeres víctimas de violencia, Ana Bella Estévez, símbolo contra la violencia de género y presidenta de la fundación que lleva su nombre, y Luisa Velasco, policía retirada doctora en psicología y experta en violencia de género.
“Estos días nos están llegando mensajes de las propias mujeres, pero también de menores que se dan cuenta de que la tensión se está acumulando, y tienen miedo de que su padre explote”, afirma Ana Bella, una mujer que decidió poner punto y final al maltrato y que hoy lo tiene claro, no es una víctima, sino una superviviente.
“La violencia contra las mujeres es una pandemia global que afecta a mil doscientos millones de mujeres en el mundo. Ojalá la sociedad actuara con la misma contundencia que con el coronavirus”, lamenta Ana Bella.
Explica que desde su Fundación han logrado convertir ese sufrimiento en experiencia y empatía para ayudar a otras mujeres y su meta es animarlas a que rompan la relación con su maltratador, que denuncien y empiecen una vida feliz, “que es lo que todas merecemos”.
Convivir 24 horas con el maltratador
La creadora de la Fundación explica que ahora, con el encierro domiciliario, se dificulta su labor porque no pueden ir a ver a las mujeres maltratadas a las que daban apoyo de forma presencial.
“Antes nos tomábamos un café con ellas cuando no estaba su pareja o íbamos a su trabajo y así lográbamos convencerlas para poner fin a la relación. Ahora es difícil hasta hablar con ellas por teléfono porque están conviviendo 24 horas con el maltratador”.
Aun así, cuenta que se están intensificando los mensajes que reciben a través de Whatsapp o Facebook y se están solicitando más terapias online. “Además, hay muchas mujeres que, aunque no denuncien a su agresor, sí toman la decisión de divorciarse y estaban esperando las medidas provisionales. Todo eso ha quedado parado, imagínate la tensión viviendo con la persona de la que te quieres divorciar por malos tratos“.

Luisa Velasco es inspectora retirada de la Policía Local de Salamanca, doctora en Psicología y pertenece al Grupo de Atención Urgente para Víctimas de Violencia de Género y de Emergencias y Catástrofes del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León.
Asegura que pasar más tiempo con el agresor supone mayor posibilidad de violencia, tanto a nivel físico, como psicológico y sexual. “Estar tanto tiempo en casa hace que cualquier cosa pueda activar la agresividad. Por ejemplo que los niños estén más inquietos, algo que es normal en una situación como esta”, afirma.
“Las rutinas desaparecen y ya no disponen de esos momentos de respiro, por lo que puede verse mucho más atrapada y con mayor sensación de soledad”.
El maltratador, por tanto, aumenta la sensación de control sobre la víctima; y de impunidad también. “Se siente mucho más seguro ante una situación como esta, con la dificultad para relacionarnos, para solicitar ayuda y para denunciar”, lamenta Velasco.
Herramientas disponibles en caso de violencia machista
El Gobierno ha impulsado a través del ministerio de Igualdad y la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, un plan de contingencia contra esta lacra ante la situación de confinamiento que estamos viviendo.
Entre las medidas que tienen a su disposición las mujeres que lo sufren, están las siguientes:
- El teléfono 016, que sigue funcionando las 24 horas. Hay que recordar que no deja rastro en la factura pero sí hay que borrarlo del registro de llamadas del teléfono. También pueden hacer uso de este servicio a través del correo electrónico 016-online@mscbs.es del Ministerio de Sanidad.
- Se han incorporado además dos números de teléfono de asistencia psicológica a través de Whatsapp, el 682916136 y el 682508507.
- También hay una aplicación para móviles llamada AlertCops que activa una geolocalización que recibe la policía.
- El teléfono 112 cuando se trata de una emergencia.
- El teléfono 091 de la Policía Nacional o el 062 de la Guardia Civil.
Cómo y cuando pedir ayuda
“Tienen muchas herramientas a su disposición y desde la Fundación Ana Bella queremos recordarles que el confinamiento no nos impide salir para ir a la policía a pedir ayuda. Que aprovechen los momentos de ir a la compra o a la farmacia, o que llamen cuando ellos estén dormidos”, anima su fundadora.
“Siguen abiertas las casas de acogida, el 016 sigue activo, la policía sigue ahí para ayudarnos. No están solas”.
Pero, sobre todo, advierte de un aspecto fundamental para no poner en peligro sus vidas en su intento de pedir auxilio, que no se lo digan nunca al maltratador, y menos en estado de confinamiento.

“La mayoría de los asesinatos, según un estudio del Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer, han sucedido en casa después de que las mujeres les dijeran a sus maltratadores que los iban a abandonar. En mi caso fue así, después de 11 años siendo maltratada, cuando le dije que quería separarme fue el día que estuvo a punto de matarme. Salvé mi vida de milagro”, cuenta Ana Bella.
En China, los datos indican que se llegaron a triplicar los casos de violencia de género durante la cuarentena y los divorcios se han cuatriplicado.
“Cuando pasas más tiempo con la persona te das cuenta de cómo es en realidad. Además no tienes un lugar de esparcimiento para salir de esa relación tóxica. El dato positivo es que hubo tres veces más denuncias”, añade Ana Bella.
El importante papel que juega la ciudadanía
“El único culpable de que exista violencia de género es el hombre que la ejerce, pero las personas de alrededor que sospechan y no lo comunican son también cómplices con su silencio. En España tenemos las mejores medidas, las mejores leyes, pero todavía hay hombres que siguen asesinando a sus parejas; nos toca actuar como sociedad para ponerle fin“, reclama la creadora de la fundación de apoyo a mujeres maltratadas.
Por ello, hace un llamamiento a los ciudadanos que puedan ser testigos de agresiones de género durante el confinamiento, “vamos a estar 24 horas en casa y seguramente más atentos a lo que suceda en la casa de al lado porque las paredes son muy finas; si sospechan que su vecina está siendo maltratada, que lo comuniquen”.
En la Fundación Ana Bella han puesto el foco en las empresas, dando formación a los trabajadores para que sepan detectarlo en compañeras de trabajo y convirtiéndoles en agentes de cambio frente a la violencia de género.
“Les explicamos qué es, las formas en que se ejerce, las señales de alarma que te pueden indicar que tu compañera está siendo maltratada y, sobre todo cómo, ayudarle a romper el silencio”, explica.
La formación de los cuerpos policiales
Los policías son los que tienen el primer contacto en comisaría con las mujeres maltratadas, y ese es para ellas uno de los momentos más difíciles de afrontar.
Luisa Velasco, autora del libro Rompe tu silencio, formar a los cuerpos de seguridad del Estado en perspectiva de género, asegura que la formación en este ámbito a los cuerpos policiales ha pasado a ser una pieza elemental.
“Es importante que tengan esa perspectiva que les ayude a entender las conductas, comentarios, gestos y el lenguaje no verbal de las mujeres maltratadas. Que ellas no perciban que no las crees, o que las culpabilizas; lo importante es que se sientan escuchadas y arropadas”, asegura.
“Nosotros podemos no entender por qué ha aguantado tanto, pero ella está ahí, ha dado ese paso y necesita ayuda. Y tenemos que brindársela sin hacerla sentir más culpable todavía, porque si hay un culpable es el agresor”, sentencia Velasco.

Ana Bella asegura que, aunque queda todavía un largo camino por recorrer, se ha avanzado mucho en los últimos años y lo ilustra a través de su propia experiencia.
“Yo denuncié a mi marido porque me no me devolvió a mis hijos cuando le tocaba. En ese momento, el policía, después de hablar 5 minutos con él por teléfono, me dijo `por favor, piénsate lo que estás haciendo, estás rompiendo una familia con 4 hijos y a él se le ve que es muy cariñoso y muy buen padre´. Eso fue en el año 2002, ahora es muy raro que suceda”.
Y es que, como explica, se necesita tiempo para que los cambios que se producen en las leyes profundicen dentro de la sociedad, algo que sucede gracias a la formación. “Los policías tienen más formación ahora en violencia de género, los jueces también; nos faltaba la sociedad general”, matiza.
El futuro del problema
Según los últimos datos del Informe Anual del Observatorio Contra la Violencia Doméstica y de Género del año 2019, los juzgados españoles recibieron unas 168.000 denuncias por violencia machista el año pasado, un 0,67 % más que el año anterior.
Esto, para Velasco, es algo muy positivo, aunque asegura que “sigue siendo poco”.
“Vamos por buen camino porque el aumento de las denuncias está ahí, aunque sea pequeño, pero no podemos confiarnos, tenemos que seguir trabajando para que estas mujeres sientan que cuando rompan con el agresor van a tener un colchón sobre el que tirarse. Hay que recordar que la mayoría de mujeres asesinadas no había puesto denuncia”, concluye la experta.
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