“Ha sido una pandemia como las que hay en la Historia cada 100 o 200 años”, ha declarado en los micrófonos de “El Bisturí” Jorge Elizaga, gerente de asistencia sanitaria de Segovia y del Hospital General de esta provincia

“El Bisturí”, en su recorrido por los hospitales españoles para conocer cómo han vivido y viven la pandemia, ha llegado a la provincia castellanoleonesa de Segovia.
Henar Fernández ha hablado con el gerente del Hospital General de Segovia y de Asistencia Sanitaria en la provincia, Jorge Elizaga.
¿Cómo recuerda los inicios de la pandemia?
Una auténtica carrera contrarreloj. Desde finales de enero, primeros de febrero, cuando llegaron las noticias de China y luego de Italia, rápidamente formamos comités para preparar el hospital, pero la ola nos sobrepasó por completo, nadie preveía la entidad que tuvo. Hubo que cambiar protocolos, espacios físicos… fue tremendo.
¿Cuál fue la decisión más importante que tuvo que adoptar?
El momento más difícil y complicado fue cuando ingresaban los pacientes al principio de la pandemia. Los resultados de las pruebas PCR para saber si tenían covid se retrasaban 3 o 4 días. A la espera de la confirmación del nuevo virus, les teníamos aislados individualmente en habitaciones dobles, lo que mermó la capacidad del hospital.
Llegó un momento en el que no tuvimos camas para ingresar más pacientes y decidimos juntar pacientes asumiendo que tenían covid, sin la PCR. Esto epidemiológicamente es muy complicado, pero las camas estaban al 100 %. Todo era covid.
Tuvimos que ampliar espacios en la cafetería, el gimnasio de rehabilitación, el salón de actos…
¿Cómo pudieron atender las patologías no covid?
Como sucedió en toda España, la asistencia al hospital disminuyó muy por debajo de lo normal. No venían pacientes con infartos de miocardio o patología cerebrovascular.
Derivamos los pacientes no covid que llegaban a un centro privado de Segovia. Como anulamos toda la cirugía programada no urgente, bajaron los pacientes. Solo hicimos lo no demorable, como oncología.
¿Qué ha supuesto la vacuna?
La vacuna fue como cuando sale el arcoiris al final de la tormenta. Era la única solución posible. Frente a las olas que se han ido sucediendo, salvo el confinamiento, no teníamos herramientas para combatir su impacto.
La Navidad por ejemplo fue terrible, porque las cifras bajas que teníamos a mediados de diciembre se fueron al traste a principios de enero.
¿Qué aprendimos del ébola y qué hemos aprendido ahora?
Tanto con el ébola como con otras epidemias como la gripe aviar, el SARS o el MERS, estos dos últimos también coronavirus, pensamos que con tener 2, 3 o 4 habitaciones dentro del hospital para pacientes era suficiente, fueron infecciones muy graves, pero se trasmiten con dificultad, con una capacidad de contagio baja. Aislando a estos pacientes, la capacidad de infectar es bajísima.
Al principio, pensamos que la covid iba a ser algo parecido, dos habitaciones, y luego nos vimos con más de 300 pacientes ingresados.
Hemos aprendido que esta pandemia es como las que hay cada 100 o 200 años, pandemias con un nivel de contagio muy por encima de lo normal, y con una mortalidad no como el ébola, pero sí suficientemente alta, a diferencia de la gripe, por ejemplo, muy contagiosa pero de letalidad inferior.
La covid ha mezclado dos características que no habíamos tenido en décadas: contagio altísimo y gravedad y mortalidad suficientemente alta.
¿Cuál es el mayor reto del hospital avanzado ya 2021?
Ser capaces de resolver las listas de espera. La covid ha provocado que cada vez que llegaba una ola con entidad y afectación de críticos, que colonizaba las salas de reanimación quirúrgica donde van los pacientes tras una operación, estas no se pudieran usar.
Sin poder mantener los quirófanos a pleno rendimiento, han subido las listas de espera quirúrgicas. El mayor reto es agilizarlas. También las listas de espera en consultas como medicina interna, neumología o cardiología.
Tenemos que retomar todo esto pero al 120 % para compensar.