En el trabajo o en casa, cuatro paredes se convierten en nuestro hábitat; no es un entorno natural pero debemos insistir en que lo sea o, al menos, que todo lo artificial que lo puebla y nos rodea no sólo no sea nocivo para nuestra salud sino incluso que nos aporte beneficios

Algunos disfrutan de caminos de tierra, olor a leña y sonido de grillos en su trabajo o en su día a día; los urbanitas peleamos generalmente con materiales y sonidos metálicos y líneas rectas inexistentes en la naturaleza.
Traer los beneficios del campo a la ciudad podría ser un buen objetivo, puede que algo utópico; desechar los perjuicios que la ausencia de materiales naturales nos provoca no lo es.
“Mirar los edificios como fuente de salud tiene más futuro que verlos como una fuente de enfermedad”, afirma Fernando Benavides, catedrático de Salud Pública de la Universidad Pompeu Fabra y presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).
“El tema del edificio enfermo, tuvo una cierta notoriedad hace una década; no tanto por el amianto, que es un problema gravísimo y que sabemos que está asociado con el cáncer mesotelioma, de pulmón, etc, sino otros hechos. Los edificios enferman tanto en cuanto las personas que lo ocupan padecían una sintomatología de carácter, en principio, benigno y que desencadenó una serie de investigaciones a nivel internacional. También en España, pero sin que los resultados de investigación fueran claros respecto a los cuadros clínicos ni tampoco sobre la etiología”, nos explica Benavides con quien repasamos el camino recorrido en este terreno.
- ¿Cuál es el panorama actual en un entorno como el nuestro?
Es oportuno empezar a pensar en edificios sanos; pasamos muchas horas dentro de los edificios para trabajar y el tipo de trabajo hoy, mayoritariamente, tiene que ver con servicio y con una mesa y un ordenador. El trabajo físico va desapareciendo; queda un trabajo donde procesar información es el componente más importante.
Los problemas con el edificio enfermo se producían en mayor medida por la dificultad de las personas que lo ocupan de controlar la temperatura, humedad, el aire que circula… características que quedaban fuera de su control y esto es algo que se ha ido cambiando.
Se ha hecho un largo camino y es positivo; los edificios han dejado de ser un problema
Por otro lado, estaban productos que se utilizaban pero no tanto en la construcción del edificio sino en los materiales, por ejemplo , de ordenadores, mesas, sillas, que durante un tiempo emiten gases, compuestos orgánicos volátiles que parece que provocaban irritaciones. Eso ha cambiado, ya no se hacen con estos materiales por tanto, estos problemas han ido desapareciendo.
Ahora también desde el punto de vista ergonómico: los equipos, sillas… se cuidan más en general; tiene que ver con las posturas, cómo está orientada la pantalla, el teclado, aspectos de tipo climático como temperatura, humedad… Existe normativa europea que lo regula; hay profesionales técnicos de prevención y son obligatorios en todas las empresas.
- Vencer el sedentarismo, dentro de trabajos que lo son por definición, es también un punto clave.
La principal causa de baja laboral son las lesiones músculo-esqueléticas y el sedentarismo es una de las causas de estos problemas, también del cáncer y problemas cardiovasculares.
Desde la salud laboral nos preocupa que las personas que están un tiempo sentadas tengan posibilidades de moverse y hacer algún tipo de ejercicio; una de las posibilidades es utilizar las escaleras.
A los arquitectos hay que decirles que hay que sacarle más brillo a las escaleras, y no esconderlas, como en las películas de Hollywood, las escaleras deben estar en el centro de edificio, para que sea la opción más fácilmente elegible en lugar del ascensor.
- El diseño es, por tanto, importante para el cuidado de la salud.
No debería ser difícil hacer compatible un diseño agradable, innovador o atrevido con ello. Son inercias de todos los profesionales; donde hay una serie de rutinas que se imponen, no nos planteamos alternativas hasta que alguien dice: se puede hacer de otra manera; el precio no es tan diferente.
- Del mismo modo que está asentada la idea de hacer edificios teniendo en cuenta el cuidado del medioambiente, llegará el día en que el cuidado de la salud sea prioritario.
Exacto. En este momento, nos preocupa mucho el ahorro energético y ya está incorporado de alguna manera en el diseño; hay que incorporar elementos como, por ejemplo, la salud de los ocupantes; el clima anterior, cómo controlar la temperatura, la humedad. El bienestar psicológico también cuenta; la iluminación, por ejemplo, está muy regulada. Existen directivas europeas pero después hay que aplicarlas.
- El equipo de profesionales en los servicios de prevención de riesgos laborales tiene un trabajo fundamental en la empresa.
Es el esfuerzo que no tiene que ver con el diseño; cómo se adapta a los puestos de trabajo de acuerdo a la normativa y siendo también un poco imaginativos, también hay negociación; si un trabajador siente que participa que cuentan con él, que los comités funcionan, hace que los problemas que pueda haber sean normalmente pequeños.
- La crisis ¿ha provocado una relajación en las empresas en esta materia?
Sí, hay una reducción de los recursos destinados a la prevención de riesgos laborales; es uno de los capítulos fácilmente recortable, a veces es externo y se considera que no es fundamental. Las condiciones de trabajo se han deteriorado, las crisis está afectando y veremos consecuencias a corto plazo.