La mutilación genital femenina es una práctica que pone en peligro el futuro y vida de millones de niñas y mujeres cada año. La educación, sensibilización y formación de profesionales sanitarios puede ayudar a erradicar esta práctica violenta a la vez que peligrosa

La mutilación genital femenina (MGF) es una de las prácticas más agresivas y peligrosas practicadas, especialmente, en los países de África y Asia.
Se estima que cada año tres millones de niñas son mutiladas y que en el mundo más de 200 millones de mujeres y niñas han sido objeto de este tipo de violencia.
Por ello, cada 6 de febrero, Día internacional contra la mutilación genital femenina, se lucha contra esta práctica cultural que pone en peligro la vida de millones de mujeres y niñas.
En Etiopía, el 74 % han experimentado alguna forma de mutilación. En Kenia, a pesar de ser una práctica ilegal desde 2011, se sigue practicando en el 21 % (entre 15 y 49 años) y en un 11 % (entre 11 y 15 años).
Las ONG Ayuda en Acción y Médicos del Mundo combaten la MGF ofreciendo educación y formando a profesionales sanitarios ante esta práctica, ampliando sus esfuerzos en el Día internacional.

Escuchar, entender y acompañar
En esta tarea, los profesionales sanitarios desempeñan un papel importante de prevención, escucha y respeto.
Desde Médicos del Mundo trabajan por dar una perspectiva cultural y emocional a las mediadoras comunitarias, generando así espacios de confianza dentro de la propia comunidad y avanzando en el abordaje de la salud con sensibilidad cultural.
De esta forma velan por una actitud en la que no se juzgue a quien haya sufrido MGF o porque crea que está práctica es beneficiosa para su hija.
Esta organización no gubernamental reclama que se incremente y aseguren las formaciones de profesionales sanitarios para el abordaje de la mutilación, dando así un enfoque cercano a la cultura y a la realidad de las mujeres supervivientes de este procedimiento.
“Es tan importante tener las herramientas para la intervención como la formación en competencia cultural para que profesionales de la salud puedan abordar la Mutilación Genital Femenina con las familias procedentes de países de riesgo”
ha afirmado Idoia Ugarte, referente política del Grupo Estatal de Mutilación Genital Femenina de Médicos del Mundo.
Desde Médicos del Mundo se apuesta por la mejora de la atención a las mujeres supervivientes ampliando la asistencia integral.
Su objetivo es incluir en el sistema sanitario desde el apoyo psicológico a la terapia de las disfunciones sexuales que ocasiona o la reconstrucción genital.
La educación como clave del cambio
El cierre de las escuelas a causa de la pandemia de la Covid-19 dificultó la labor de la organización Ayuda en Acción que utiliza la educación como mejor instrumento para acabar con la mutilación genital femenina.
Para evitar el retroceso y avanzar en la concienciación, la ONG centra su trabajo en favorecer el acceso a la educación de las menores. Lo hacen construyendo escuelas y formando al profesorado como clave para concienciar sobre temas de género.
“El entorno escolar es el más propicio para promover la escucha y el diálogo sobre derechos sexuales y reproductivos. También sobre mecanismo de prevención de todo tipo de violencias, entre ellas la mutilación y el cansamiento prematuro”
señala Marga Sanmartín, responsable regional de Ayuda en Acción de áfrica del Este y especialista en salud sexual y reproductiva.
Además, la ONG ha creado clubes de género y antiablación con los que sensibilizar a las comunidades sobre dicha práctica.
‘Cero mutilación’ y más futuro
El acceso a la educación proporciona a mujeres y niñas la oportunidad de tener un futuro mejor.
“Me uní al club antiablación en 1º de primaria y terminé la universidad con la esperanza de conseguir un empleo. Pero he llegado incluso más lejos. La formación me ha permitido crear mi propio negocio de cestería con el que he llegado a dar trabajo hasta a 15 personas de mi comunidad”
cuenta Mercy.
Aunque en muchos países están realizando grandes esfuerzos por erradicar la mutilación y denunciar su práctica, todavía persiste en muchos lugares.
Si el ritmo de progreso no avanza, miles de niñas sufrirán la MGF con el riesgo que eso supone para su futuro y su vida.
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