EFEsalud inicia hoy con esta narración en español, "Regalo de madre", y en inglés, "A mother's gift", de la escritora Isabel Cañelles, la publicación de una serie de 48 relatos breves que se engloban en "El día a día de Elmo y Ari", dos personajes de ficción encarnados por sus hijos que nos harán reflexionar cada domingo por la tarde sobre la familia y las relaciones de pareja; introspección que también ofrecemos en vídeo

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Un "Regalo de madre" fantástico y genial

Un "Regalo de madre" fantástico y genial

  • 6 de enero, 2016
  • Gregorio Del Rosario

"Regalo de madre"

 

Los niños están en Asturias con Germán. Hablo con ellos por teléfono.

-Hola, Elmo, amor, ¿qué tal?

-Bien.

-¿Sí? ¿Os lo estáis pasando bien?

-Sí.

-¿Dónde estáis?

-En la cabaña.

-¿Sí? Qué bien. ¿Y qué hacéis?

-Pintar.

-Aaaah... ¿Y qué más habéis hecho?

-No me acuerdo. ¿Te paso a Ari?

-Bueno, vale. Oye, que te quiero mucho, y te echo de menos.

-Yo también. Adiós.

-¿Ari?

-Hola, mamá.

-¿Qué tal, cielo?

-Bien.

-¿Qué tal en la cabaña?

-Bien.

-Cuéntame algo de lo que habéis hecho, anda.

-No me acuerdo.

Está claro que no están muy lenguaraces hoy. Yo tampoco.

-¿Tienes ganas de que lleguen los Reyes Magos?

-Sí.

-Pues no se te ve muy entusiasmado.

Silencio.

-Bueno, mi amor, te quiero un montonazo y no te digo las ganas que tengo de verte...

-Y yo.

De pronto se me enciende una lucecita.

-Oye -le digo.

Silencio.

-Una cosa.

Silencio.

-¿Sabes que mamá ha dejado de fumar? -digo bajito, casi avergonzada.

-¡¡¡¡¡¡BIEEEEEEN!!!!!! -suena al otro lado.

-¿Te alegras? -digo, riéndome.

Oigo a Elmo a lo lejos:

-¿Qué pasa? ¿Qué pasa?

-Un momento, mamá -me dice Ari-. ¿Sabes qué, Elmo? Que mamá ha dejado de fumar POR FIN.

Se oyen vivas, gritos y risas.

Se me vienen a la memoria escenas de los últimos meses. Elmo y Ari leyendo con voz parpadeante las consignas de los paquetes de tabaco: «Fu... mar... ma... ¡TA!». Su cara de susto. «Pero mamá, aquí lo pone. Te vas a morir».

Señalando las escalofriantes fotos de gargantas cercenadas («Mamá, mira cómo se te va a quedar la garganta»), pulmones corroídos («Mamá, ¿tú tienes los pulmones así, como un pollo frito?»), caras macilentas («Mira, mamá, dentro de nada vas a tener esta cara de zombi»).

Tirando desesperados de mi mano en sentido contrario cuando yo quería entrar al estanco. «Vámonos de aquí, mamá. Me has prometido mil veces que no ibas a fumar más».

Recibiendo secas respuestas de forense acostumbrado a trajinar con cadáveres, como «Todos nos vamos a morir, cielo» o «Tú a lo tuyo».

Por su imprevista alegría, deduzco su angustia anterior. Al fin y al cabo, no les quedaba otra que ver varias veces al día el miedo a que desaparecieran sus padres (su techo, su comida, su manta, su paraguas, su arrullo, su alivio, su tanque, su modelo...) escrito y dibujado en esquelas fúnebres sobre la repisa de la cocina, en la mesa del salón, olvidado en una banqueta del baño.

Creo que les acabo de hacer -que me acabo de hacer- un buen regalo.

Imágenes de corazones sobre fondo rojo

"A mother’s gift"

The boys are in Asturias with Germán. I’m talking to them on the phone.

“Hi Elmo, love, how are you?”

“Okay.”

“Oh yeah? Are you having a good time?”

“Yeah.”

“Where are you?”

“In the cabin.”

“Yeah? That’s great. And what are you doing?”

“I can’t remember. Will I put Ari on?”

“Well, okay. Hey, I love you very much and I miss you.”

“Me too. Bye.”

“Ari?”

“Hi, mom.”

“How are you, honey?”

“Okay”.

“Tell me what you’ve been doing, will you?”

“I can’t remember.”

It’s obvious they’re not very talkative today. Neither am I.

“Are you looking forward to the Three Kings?”

“Yeah.”

“Well, you don’t seem very excited.”

Silence.

“Well, honey, I love you loads and I’m dying to see you

“Me too.”

All of a sudden, I have a bright idea.

“Listen,” I say.

Silence.

“Just one thing.”

Silence.

“Do you know that mom has given up smoking?” I half mumble, feeling almost ashamed.

“YEEEESSSS!!!!” I hear on the other side.

“Are you glad?” I say, laughing.

I hear Elmo in the distance.

“What’s up? What’s happened?”

“Hang on a minute, mom,” says Ari. “Do you know what, Elmo? Mom has given up smoking AT LAST.”

I can hear hoorays, cheering and laughing.

Many scenes from the past few months come to mind. Elmo and Ari reading the warning signs on cigarette packets with trembling voices, “Smo … king… KILLS.” Their frightened faces. “But mom, it says it here. You’re going to die.”

Pointing to the shocking photos of festering throats (“Mom, look what your throat will look like”), corroded lungs (“Mom, are your lungs like that, like fried chicken?”), haggard faces (“Look mom, you’ll soon have a zombie face like this”).

Desperately pulling me in the opposite direction when I wanted to go into the tobacconist’s to buy cigarettes. “Let’s get out of here, mom. You’ve promised lots of times that you won’t smoke anymore.”

Receiving curt replies, worthy of a forensic doctor used to dealing with corpses, like “We’re all going to die, honey” or “Mind your own business.”

From their unexpected joy, I realize their hidden anxiety. After all, they had no choice but to face the fear, several times a day, that their parents might disappear (along with their roof, food, blanket, umbrella, lullaby, comfort, tank, role model …) written and illustrated in death notices on the kitchen shelf, the sitting room table, left behind on a bathroom stool.

I think I’ve just given them, just given myself, a great gift.

Traducción: Fionnuala Ni Eigeartaigh.

Isabel Cañelles, escritora, con sus dos hijos, Elmo y Ari, personajes de un libro de relatos-efe
Isabel Cañelles con Elmo y Ari, sus dos comediantes.

TODOS LOS RELATOS: "El día a día de Elmo y Ari"

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