El drama o la tragedia se suelen encajar con cierto recelo cuando se notan en el comportamiento de un adulto baqueteado; en cambio, nos parece absolutamente natural cuando son los niños pequeños quienes lo protagonizan, futuros ganadores de un Óscar o un Goya que nos conmueven con su rostro descompuesto, casi desvaído, y sus ojitos a punto de caramelo; sentimiento que cala aún más profundo en aquellos padres que están a un tris de bajarse de su tren de vía estrecha
Cuando te invade “la tristedad”
14 de febrero, 2016
Gregorio Del Rosario
Sentimiento trágico de la vida
Elmo y Ari se marchan a Asturias con su abuela en el tren de las once.
En el taxi, Germán va explicando a los niños que su abuelita los llevará al Museo de la Minería, y que su abuelo y su bisabuelo habían sido mineros.
-¿A veces las minas explotaban y morían muchos mineros? -pregunta Elmo.
-Sí, a veces sí -responde Germán-. ¿Sabes lo que llevaban para que eso no ocurriera? Un pajarito. Tenían un pajarito en una jaula. Si el pajarito se moría, entonces sabían que había mucho grisú en el aire y salían antes de que explotase.
Elmo se queda mirando por la ventanilla, concentrado. Al cabo de un rato dice:
-Si yo fuese el pajarito pensaría que en la vida las cosas salen más veces mal que bien.
***
Estamos en el andén, despidiéndonos. Estoy en cuclillas, y Elmo sobre mis rodillas, mimoso.
-Me duele la tripita -me dice.
-Es normal, cielo. Eso es que estás un poquito nervioso. Te marchas a Asturias, vas a estar una semana sin ver a papá y a mamá y eso hace que duela la tripita -le digo, con un nudo en la garganta.
-Claro -le dice su padre-. Ahora te sentirás un poco triste.
-Sí -dice Elmo con la cabeza gacha-. Me pondré cada vez más triste, cada vez más triste, cada vez más triste, hasta que me muera de tristedad.
***
Germán les ayuda a meter las maletas en el tren. Cuando se va a despedir de Elmo, este lo abraza y, acercándose a su oído, le susurra:
-Que la fuerza te acompañe, papá.
“Sentimiento trágico de la vida” es un relato breve de la escritora Isabel Cañelles (Editorial Relee).
Tres mineros del pozo de San José en Turón (Asturias), julio de 1966. EFE
Tragic sense of life
Elmo and Ari are leaving for Asturias with their grandmother in the 11 o’clock train.
In the taxi, Germán explains to the children that their granny will be taking them to the Mining Museum and that their grandfather and great-grandfather had been miners.
“Were there explosions in the mine sometimes and lots of miners died?” asked Elmo.
“Yes, sometimes” answered Germán. “Do you know what they took down so that wouldn’t happen? A little bird. They had a little bird in a cage. If the birdy died, then they knew there was a lot of firedamp in the air and they got out before it exploded.”
Elmo stared out the window, lost in thought. After a while he said, “If I were the little bird, I would think that in life things go badly more often than they go well.”
***
We’re on the platform, saying goodbye. I’m on my hunkers and Elmo is cuddled on my knees.
“My tummy is sore,” he says.
“That’s okay, honey. That’s because you’re a bit nervous. You’re going away to Asturias, you’re going to spend a week without seeing Mom and Dad and that’s making your tummy sore,” I say with a lump in my throat.
“Of course,” says his father. “You’ll feel a little sad now.”
“Yes,” says Elmo with his head down. “I’ll get sadder and sadder, and sadder and sadder, until I die of sadfulness.”
***
Germán helps them to put their cases on the train. When he goes to say goodbye, Elmo hugs him and whispers in his ear, “May the force be with you, Dad.”
Traducción: Fionnuala Ni Eigeartaigh.
Isabel Cañelles con Elmo y Ari, sus dos comediantes.
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