El verano es la época perfecta para descansar y disfrutar del buen tiempo, pero también el momento proclive a que descuidemos la salud de una parte de nuestro cuerpo: los pies. Las podólogas Raquel Rodríguez y Esther Patricia Hernández explican como cuidarlos y protegerlos

El estrés posvacacional de nuestros pies
EFE/EPA/Patrick B. Kraemer
  • 3 de septiembre, 2015
  • MADRID/ANÁLISIS/RAQUEL RODRÍGUEZ/ PATRICIA HERNÁNDEZ

Raquel Rodríguez Donado es diplomada universitaria en Podología por la Complutense de Madrid y grado en esta especialidad por la Universidad Alfonso X El Sabio.

Dirige la Clínica Podología y más; también es especialista en Biomecánica y Ortopedia por la Universidad de Alcalá de Henares y vocal del Colegio de Podólogos de la Comunidad de Madrid.

Esther Patricia Hernández Aroca también es diplomada universitaria en Podología por la Complutense y, como Raquel, grado por la Alfonso X El Sabio y especialista en Biomecánica y Ortopedia por la de Alcalá de Henares.

Experta universitaria en Podología Médico Quirúrgica del Pie por la Complutense, dirige el Centro Podológico Aroca; y es secretaria del Colegio de Podólogos de la Comunidad de Madrid.

El estrés posvacacional de nuestros pies

Por Raquel Rodríguez y Esther Patricia Hernández

El verano es la época perfecta para descansar y disfrutar del buen tiempo, pero también es el momento proclive a que descuidemos la salud de una parte de nuestro cuerpo: nuestros pies.

El calor, la humedad, la falta de hidratación, el calzado inadecuado son los principales desencadenantes de muchos de los problemas que aparecen tras el verano y motivo de numerosas consultas al podólogo.

Pero, ¿Cómo identificarlos? ¿Podemos prevenirlos?

La podóloga Raquel Rodríguez. Efesalud.com
La podóloga Raquel Rodríguez/ Foto facilitada por esta especialista

De igual manera que nos miramos la cara en el espejo todos los días debemos acostumbrarnos a observar nuestros pies.

La piel macerada, descamada, con picor, mal olor… nos pueden indicar que estamos ante una posible infección por hongos (micosis).

Si advertimos la presencia de una dureza redondeada, con puntos negros en su interior, muy doloroso al pellizcarlo… podríamos estar ante un papiloma o verruga plantar.

Cambios de coloración en las uñas, aumento de grosor, fragilidad o aparición de estrías o hematomas no se deben interpretar como normales puesto que son signos de la presencia de alteraciones en las uñas (hongos, psoriasis, tumoraciones…).

Dolores que aparecen en la planta del pie, al levantarnos por la mañana, que tras los primeros pasos tienden a disminuir, pero que van en aumento a lo largo del día, son el primer indicio de lesiones en los pies (talalgias, fascitis..,)

Es fácil prevenir estas dolencias siguiendo unos sencillos consejos:

1. Lavar y secar minuciosamente los pies (especialmente entre los dedos).

2. Evitar mantener los pies húmedos durante largos espacios de tiempo, secándolos tras los baños o cambiando a menudo de calcetín.

3. Hidratar los pies con cremas ricas en urea. Una piel bien hidratada es la principal barrera contra la sequedad y la aparición de grietas.

4. Tratar de controlar el exceso de sudoración usando polvos pédicos astringentes o cremas reguladoras del sudor ante situaciones que nos generen una sudoración mayor de lo normal.

5. No caminar descalzo por suelos públicos (piscinas, balnearios, gimnasios, duchas, sobre moquetas de hotel…).

6. No intercambiar calzado, calcetines, toallas… Incluso a la hora de comprar zapatos debemos probarlos con medias, calcetines o solicitar uno de plástico.

La podóloga Esther Patricia Hernández. Efesalud.com
La podóloga Esther Patricia Hernández/Foto facilitada por esta especialista

7. Usar el calzado adecuado para cada tipo de pie (según su longitud y anchura) y para cada actividad (andar, trabajar, deporte…). Las chanclas son para ir a la piscina o la playa no para caminar con ellas. En la medida de lo posible, se debe elegir un zapato de fibras naturales tipo cuero o cáñamo (evitar a toda costa el plástico que produce recalentamiento, aumento de la sudoración y el roce) y que lleve algún tipo de sujeción al pie (hebillas, velcro, cordones).

 Y ¿una vez que han aparecido?…

Si observamos alguno de estos indicios o nos surgen dudas al respecto, acuda a la consulta del podólogo, para que lo analice y le oriente sobre las pautas a seguir. No use callicidas, remedios caseros o acuda a profesionales no cualificados para su cuidado. Recordar que las alteraciones de los pies no son un tema de estética, por muy feos que nos parezcan a la vista, son un problema de salud, que con un diagnóstico certero y a tiempo nos puede ahorrar sufrimientos innecesarios y problemas posteriores.

No sólo hay que acudir a consultar cuando nos duelan, sino antes de que nos duelan. Recodar que no tenemos “repuestos” de los pies y deben durarnos en las mejores condiciones toda la vida.