Un lunar que crece de forma vertiginosa, una manchita roja que aparece de repente o un problema de piel que puede llegar a ser muy grave: la epidermolisis ampollosa, son algunos de los motivos que nos hacen acudir a la consulta del dermatólogo.
Raúl de Lucas, en la piel de los pacientes
EFEsalud acompaña al doctor Raúl de Lucas, jefe de sección de dermatología infantil del Hospital La Paz de Madrid, para comprobar cómo es un día en la especialidad de dermatología pediátrica.
Un lunar con forma irregular que solo precisa vigilancia, una manchita de color rosa que se elimina en el momento o una enfermedad grave que necesita consejo, ayuda y tratamiento. Raúl de Lucas responde a todas las dudas que los papás pueden tener sobre la piel de su niño.
Nos sentamos como uno más del equipo y el doctor comienza a pasar consulta: “Por favor, que pase el primer niño”.
Una duda en la piel
Héctor, Carlota, Sergio, Daniel, Marta, Germán e Iván son niños y niñas que llegan a la consulta de Raúl de Lucas, acompañados de sus papás, en la mayoría de casos con sus mamás. Pero…¿por qué acuden al dermatólogo? Su piel, nos lo cuenta.
Héctor, una manchita rosa en la cara

Tiene cuatro años y, como cuenta su madre, hace un mes le comenzó a crecer una especie de lunar rosa en la sien. El doctor De Lucas explica que se trata de una lesión vascular adquirida que “suele aparecer en niños entre 4 y 8 años y que se caracteriza porque crece rápidamente y tiende a sangrar mucho”.
“Es una causa muy frecuente de consulta en dermatología e intentamos solucionarlo con cirugía el mismo día: el paciente llega, le diagnosticas, le tratas y se puede marchar a su casa con el tratamiento y el informe realizados”.
Carlota, un lunar en el pie que crece demasiado rápido
Entra Carlota, de 7 años, y el doctor Raúl de Lucas comienza con unas preguntas a su mamá:
-¿El embarazo y el parto fueron normales?
-Sí, todo natural.
-¿La niña tiene alguna enfermedad o es alérgica a algo?

-Nada, es sana.
El doctor tumba en la camilla a Carlota, que le ha mandado su médico del ambulatorio por un lunar en el pie que ha crecido demasiado rápido. Un lunar que no pica, no duele y no le molesta al andar pero que hay que observar por su crecimiento repentino y su forma algo irregular.
Para este tipo de lesiones necesitan tomar, primero fotografías normales, y después imágenes dermatoscópicas, con un aparato especial, una especie de microscopio. El resultado de esta imagen es la respuesta: en el lunar se percibe la diferencia de tonos grisáceos, el tamaño y la forma.
“Una lesión que cumple criterios para observarla: es irregular, crece rápidamente y cambia de color. Pero hay un detalle que nos tranquiliza: unos puntos que son la salida de las glándulas sudoríparas y que si son de color blanco es buena señal. Es un criterio de benignidad”.
Sergio, un nevus epidérmico en el cuello
Entra el siguiente paciente, Sergio tiene 9 años y su madre está preocupada por varias marcas en la piel: la primera, es una araña vascular que, como diagnostica Raúl de Lucas, “no es importante y la única solución estética, si le molestara, sería quitarlo con láser”.
La segunda, unos granitos que brotan en las manosy le provocan bastante picor, el tratamiento que el doctor le prescribe es de mantenimiento con crema hidratante, para evitar así la aparición de eczemas.

La última consulta de la mamá de Sergio es “un lunar bultoso” en el cuello, lo que los médicos diagnostican como nevus epidérmico, como explica Raúl de Lucas, “no es un lunar, lo que ocurre es que la epidermis se encuentra sobre elevada y provoca formaciones verrugosas, pero que son absolutamente benignas”.
El único problema del nevus epidérmico es que puede engancharse con la ropa y molestar, por lo que los doctores prefieren quitárselo a Sergio mediante crioterapia. Con un spray de nitrógeno líquido se congela y en cuatro o cinco días se inflamará y se caerá solo, después solamente hay que lavarlo con agua para evitar que se infecte.
“Para hacer la crioterapia hay que asegurarse de que las lesiones son benignas, ¡no se puede quemar cualquier cosa! Lo más importante antes de tratar es diagnosticar”.
Daniel, un bulto en el rostro

Tiene 8 años y está en tercero de primaria. No es la primera vez que Daniel acude con su madre a la consulta de dermatología pediátrica. Tiene un tumor benigno duro por debajo de la piel de la cara, y aunque a la vista no se percibe, el tacto si que lo encuentra.
La mamá de Daniel ha acudido a ver al doctor Raúl de Lucas, preocupada porque “parecía que había cambiado de forma”, pero una vez palpada, el dermatólogo asegura que no hay que preocuparse: “la lesión se mueve al tocarla y está bien delimitada”.
“Al niño ni le duele ni le molesta por lo que únicamente hay que vigilar la lesión una vez al año”.
Marta, líneas amarillentas en manos y nuca

Entra sentada en su carrito, Marta tiene 10 meses y su mamá le ha traído al dermatólogo por unas lesiones amarillentas en el brazo y la nuca. “Son lesiones que siguen un trayecto líneal, se denominan líneas de Blaschko y aparecen en el periodo embrionario”.
No debería molestar a la pequeña y, como asegura Raúl de Lucas, no supone ningún problema importante.
“Hay que vigilarlo y en unos años pediremos una radiografía para descartar cualquier tipo de asociación de otra enfermedad, que no suele aparecer”.
Germán, ¡la importancia de la dermatología en los pacientes oncológicos!
En su corta vida, Germán ya tiene un largo recorrido por los pasillos y las habitaciones del hospital: el cáncer invadió su niñez, pero ahora, un año después del trasplante, su pelo negro y fuerte reflejan la victoria contra esta enfermedad que no entiende de edades.
Hoy, su mamá no ha venido a la consulta del oncólogo sino a la de Raúl de Lucas, ¿la razón? unos pequeños granitos rosáceos que le han aparecido por toda la cara. El doctor le diagnostica dermatitis retinoide, y el tratamiento: dos pomadas, una por la mañana y otra por la noche.

“Es muy necesario el seguimiento dermatológico en los pacientes oncológicos ya que existen enfermedades del rechazo del injerto que se manifiestan primero en la piel. Además se ha estudiado que los tumores cutáneos o secundarios a la inmunodepresión ya aparecen a partir de los 18 años, por lo que es muy importante que estos niños se vigilen no solo en la infancia sino también cuando son adultos”.
Iván, la común dermatitis atópica

Va a cumplir seis meses, ya come cereales y puré, y hoy acude con su mamá y su tía a la consulta del dermatólogo. Sufre dermatitis atópica, pequeñas ronchas que aparecen en la cara, las rodillas o el tronco.
La dermatitis atópica se debe a una alteración en la barrera de la piel y provoca que ésta se irrite o infecte con mayor facilidad. Raúl de Lucas trata la lesión, por un lado recetando un ezcema para la inflamación y por otro intentando reparar la función barrera con el ph ácido de un jabón y con cremas hidratantes.
La piel de mariposa
Podría parecer el título de una bonita novela o una dulce película, pero nada más lejos de la realidad.
Se trata de una enfermedad poco frecuente, crónica e incurable. La epidermólisis bullosa no es la causa de consulta más común para los dermatólogos y la razón es que se trata de una enfermedad rara que afecta aproximadamente a 1 de cada 17.000 nacidos vivos.
En España, tal y como afirma el doctor Raúl de Lucas, “alrededor de 200 familias están afectadas por la epidermólisis ampollosa en su forma severa”.

¿Alguna vez habéis intentado alcanzar a una mariposa con la mano? Vuelan sobre las flores como frágiles plumas. La característica principal de la epidermólisis ampollosa es una extrema fragilidad de la piel provocando que al mínimo roce se formen ampollas de forma espontánea.
¿La causa? Una alteración en una de las proteínas que hace de pegamento entre la dermis y la epidermis. Es una enfermedad hereditaria y no es contagiosa ni infecciosa.
En la consulta del doctor Raúl de Lucas hemos podido ver y entender de cerca tres casos diferentes:
La familia Baeza, la forma simple
Víctor tiene 55 años y durante toda su vida ha desarrollado ampollas, sobre todo cuando le da el sol o le roza la piel. Sus dos hijos, su tocayo Victor y Marta, han heredado esta enfermedad. Padecen epidermólisis ampollosa pero en su forma simple.
Las ampollas se forman a nivel superficial y el calor de verano incrementa los brotes, que se definen con un líquido amarillento dentro.
La familia Baeza no conoce mucho de su enfermedad, y como ellos mismos aseguran “nos encontramos un poco perdidos”. Pero el especialista en dermatología les va a realizar una biopsia provocando una ampolla a Marta para así conocer el tipo de epidermólisis que padecen y poder hacer un estudio genético de la familia.
Rocío, una sesión de botox

Tiene 24 años y epidermólisis ampollosa recesiva que le afecta principalmente a la pierna y el pie derecho. Rocío se ha acercado al Hospital de día para que los especialistas le inyecten botox en las axilas: menos sudor, menos ampollas.
Dado que el procedimiento es bastante doloroso, nos cuentan los doctores, se aplica el llamado “gas de la risa” que funciona como anestésico instantáneo.
Manuel Jesús, su fragilidad no le impide ser fuerte
Tiene 6 años y padece epidermólisis ampollosa distrófica recesiva, su madre, Chelo, nos cuenta que nació con una pequeña manchita en la mano pero poco a poco le comenzaron a salir ampollas por todo el cuerpo.
A pesar de que esta enfermedad también afecta al esófago provocando molestias al tragar, Manuel Jesús come bien.
Este tipo de epidermólisis grave es degenerativa y discapacitante, por lo que requiere la ayuda constante de una persona, curas prolongados con material específico, ingresos hospitalarios y cuidados durante toda su vida.
Los padres de Manuel Jesús son su sombra, “es una enfermedad muy dura aunque la llevamos bien, es un chico fuerte y aunque tenemos que curarle y cuidarle constantemente, luego él con una sonrisa nos quita todas las penas”.
Pero esta enfermedad que aparece sin llamar y ya no se marcha no ha impedido que Manuel Jesús juegue con las cinco videoconsolas que tiene y a sus juegos favoritos: Mario Bross o los de fútbol de la mano de su equipo: el Atlético de Madrid.

DEBRA es la Asociación de Epidermolisis Bullosa de España y su misión es mejorar la calidad de las personas con esta enfermedad y de sus familiares. Un lunes de cada mes una enfermera de la asociación acude a la consulta de Raúl de Lucas para dar apoyo y conocimiento a los pacientes con piel de mariposa.
Que sea una enfermedad poco frecuente no significa que tenga que ser desconocida. “La vida de estas personas es muy limitada, pasan mucho dolor, las curas duran 4 ó 5 horas al día, tienen más infecciones, el olor corporal puede ser causa de rechazo social y el que tengan ese aspecto de quemado hace que, sobre todo en el colegio, piensen que es una enfermedad contagiosa. Es una vida realmente dura”, concluye el doctor Raúl de Lucas.
La mañana en la consulta del dermatólogo Raúl de Lucas termina, y nosotros nos marchamos habiendo comprobado cómo el doctor ayuda a las mamás a tranquilizarse por un lunar de su pequeño, por una manchita de su bebé o la común dermatitis atópica. Pero también hemos podido ver cómo ayuda a los pacientes con una enfermedad menos frecuente y más grave como es la epidermolisis ampollosa: dar respuestas y enseñar cómo tratarla es el objetivo.
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