Siete de cada diez epilépticos llevan una vida completamente normal. Las convulsiones, con las que la mayoría identifica esta enfermedad, son las manifestaciones menos frecuentes y, en este caso, es un tremendo error inmovilizar al paciente o ponerle un “palo” en la boca. En el Día Nacional de la Epilepsia, aclaramos conceptos

Unos 400.000 españoles están afectados por la epilepsia, una enfermedad que produce una anomalía transitoria en el cerebro que se manifiesta en crisis epilépticas. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN) cada año se detectan entre 12.400 y 22.000 nuevos casos.
Qué es la epilepsia
Las crisis epilépticas son descargas anormales de las neuronas cerebrales, de su totalidad o una parte del mismo y sus manifestaciones son múltiples; las convulsiones son las menos frecuentes.
“Cualquier causa que altere transitoriamente una de las funciones cerebrales que puede ser motoras, sensoriales, sensitivas, psíquicas… puede ser una crisis epiléptica y en alguna ocasión se manifiestan con convulsiones”, nos aclara Juan María Mercadé Cerdá, Coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la SEN.
Las crisis pueden ser desconexiones transitorias manifestadas en una sacudida de alguna de las extremidades, trastornos momentáneos del lenguaje, de la visión o de la audición. “Muchos de estos pacientes nunca van a tener una convulsión y si tiene serán en menor número que las crisis que acabamos de mencionar”, afirma Mercadé.
La desconexión es una desatención. El paciente oye y ve, pero no conoce ni lo que oye ni lo que ve.
El paciente no percibe la información que le trasmiten o no le da la respuesta a la pregunta; atraviesa un descenso de su conciencia que no le permite entender lo que le ocurre a su alrededor.
“El lenguaje habitual es para él ininteligible porque su nivel de atención, al afectarse el nivel de conciencia, está muy disminuido. No entiende la pregunta o la orden y no puede expresar ninguna pregunta o la respuesta que se le exige”, asegura el doctor.
Causas de la epilepsia
Las crisis epilépticas son de múltiples tipos y se producen por múltiples causas: desde factores genéticos a causas externas como traumatismos craneoencefálicos, ictus cerebrales o la meningoencefalitis; estos factores, que lesionan el cerebro durante la vida, también son causas que provocan la epilepsia.

A lo largo de los años, los motivos que provocan la epilepsia han variado. Las causas adquiridas en la edad infantil, como eran los embarazos no controlados o los partos de riesgo eran, hace años, causas de epilepsia. “Hoy este panorama ha mejorado y este tipo de causas en la población infantil ha desaparecido; pero por el aumento de la esperanza de vida hay más probabilidades de sufrir traumatismos craneoencefálicos, ictus, tumores cerebrales, todos ellos posibles causantes de epilepsia, por lo cuál las cifras varían poco ”, insiste Mercadé.
La prevención de la epilepsia tan solo puede pasar por la prevención de los traumatismos, los ictus o tratar precozmente las meningoencefalitis, va a disminuir la probabilidad de que estas causas aparezcan y consecuentemente provoquen la epilepsia.
“La única forma de prevenir esta secuela es la prevención de la causa, cuando ésta se ha producido es un efecto que en la mayoría de casos será permanente, se podrá tratar mejor o peor, pero prevenir que aparezca la complicación no es posible”, asegura el doctor.
La epilepsia no tiene cura, tiene control
El factor genético afecta a ambos géneros y cuando ésta es la causa, el inicio suele ser en edades precoces, infantil o juvenil. Con medicación un 70% controlan sus crisis y prácticamente desaparecen y otros no acaban de controlarse.
Lo que podemos intentar es encontrar la causa que lo produce. “Si es genética no tiene cura, si es por un traumatismo tampoco; si es consecuencia de un tumor benigno tendría cura si pudiéramos extirparlo”, afirma Mercadé.
También hay otros tipos de epilepsia genéticos, no todos son incontrolables, sino que son edad-dependientes. “Se manifiestan en la infancia, y en la edad juvenil o adulta desaparecen; esas son las llamadas epilepsias genéticamente determinadas pero autolimitadas en el tiempo su manifestación”, aclara el doctor.
“Niños que empiezan con determinados tipos de ataques epilépticos les va a desaparecer, por la propia evolución de la enfermedad, y sabemos que hay determinadas causas como la más general, los tumores encefálicos benignos, que una vez extirpados se va a producir la desaparición de las crisis epilépticas; otras, la mayoría va a ser una secuela permanente , que en un 70% se controlan con medidas terapéuticas y otro 30% seguirán teniendo crisis en menor número gracias al tratamiento pero nunca van a llegar al control absoluto“, afirma Mercadé.
Tratamiento
Los tratamientos no son muy distintos según el tipo, hay excepciones pero por regla general no podemos decir que cada epilepsia tiene un tratamiento específico. “Hay crisis epilépticas que responden mejor a determinados fármacos y otras que responde bien a casi cualquier tipo de fármacos”, afirma el neurólogo.

“Existen casos que tienen buena respuesta a la cirugía de la epilepsia que se lleva a cabo para extirpar el foco epiléptico y otras que no tienen esta posibilidad. Otras, que a pesar de extirpar dicho foco, sabemos que lo único que vamos a conseguir es un menor número de crisis en el futuro”, asegura.
El paciente tiene que tomar medicación a diario por regla general y cumplir bien las pautas terapéuticas que le indique su neurólogo. “En función de la eficacia para el control de las crisis y de los efectos secundarios adversos que produce la medicación, analizando estas dos variables, se establece el tratamiento idóneo para cada caso, excepto en determinadas circunstancias que sabemos que por su propia evolución natural van a desaparecer”, afirma el neurólogo.
En determinados casos, la medicación puede ser retirada tras unos años de tratamiento y en otros, es posible intentarlo.
“Sabemos que el 50% no volverán a tener crisis y en otros habrá que volver a restaurar el tratamiento. Hay que explicar al paciente que después de unos años de buen control podemos intentar quitar la medicación; uno de cada dos pacientes en el futuro, sin ningún tratamiento, no va a presentar crisis pero la otra mitad habrá que reintroducirlo”, asegura Mercadé.
La mayoría de los epilépticos lleva una vida normal, sobre todo los bien controlados, sin ningún tipo de limitación. “Para los que son de difícil control existe una legislación protectora y hay que facilitarles la plena integración social y laboral”, afirma el doctor.
Crisis convulsiva
Es la cara más conocida de la epilepsia por la masa social pero es también la menos común. “Hay que desdramatizar y quitar el estigma que ha sufrido el paciente epiléptico; somos conscientes de la poca información que hay en la población: saben lo que es la epilepsia aunque la confunden con crisis convulsivas generalizadas, para ellos no hay otros tipos”, explica este especialista.
Este desconocimiento propicia conductas inadecuadas cuando nos topamos con esta situación en nuestro entorno. La SEN propone este “Protocolo de actuación ante crisis epilépticas convulsiva generalizada”:
- No perder la calma.
- No movilizar al paciente del sitio en el que se encuentre.
- No introducirle nada en la boca.
- Evitar, en la medida de lo posible, que se golpee la cabeza.
Será necesario acudir a urgencias:
- Si se trata de una mujer embarazada.
- Si se ha producido un traumatismo importante.
- Si entre una crisis y otra no se recupera la conciencia.
- Si la convulsión dura más de cinco minutos y no se recupera el nivel de conciencia normal, en los minutos siguientes.
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