Nos encanta recibir regalos y en muchas ocasiones ser nosotros los que obsequiamos, sobre todo en estas fechas navideñas donde el consumo se dispara. Pero no siempre acertamos con el regalo más apropiado y eso es porque nos falta empatía, no nos ponemos en el lugar del otro

Un error a la hora de regalar: La falta de empatía
Esta es una de las conclusiones de un estudio realizado por expertos estadounidenses en marketing, publicado en la revista especializada Current Directions in Psychological Science, y difundido en una nota por Invespromo Consulting.
El estudio señala que el fin que persigue el que regala y el que recibe no convergen. Mientras que el donante busca fundamentalmente sorprender e impresionar olvidando las preferencias y necesidades del otro, el que recibe valora que los obsequios sean útiles, versátiles y provechosos. Nuestra psicología cambia según el rol que desempeñemos en el acto de regalar.

Se aprecia que los regalos intangibles o de experiencia, como por ejemplo una invitación a una cena o entradas para un evento deportivo, también son apreciados porque hacen sentir una conexión emocional más fuerte.
Sin embargo, el precio o el tiempo empleado en elegir un regalo no aseguran su éxito, no son buenos predictores de su aceptación.
Las diferencias entre el que regala y el que recibe
El que regala piensa que el obsequio:
- Debe sorprender al abrirlo.
- Se apreciará más un regalo completo, aunque sea más barato.
- Un regalo material se puede desenvolver y utilizar en el mismo momento.
- Si no lo ha pedido, le gustará más.
- Se mostrará más generoso si regala algo caro y muy pensado.
- Algo que muestre un interés específico significa que se conoce al que lo recibe.
- Con un regalo socialmente responsable se sentirá mucho más alegre.
El que recibe piensa que:
- Debe ser un regalo útil.
- Se apreciará más un regalo de más calidad, aunque esté incompleto.
- Una experiencia como regalo se disfruta más.
- Si lo ha pedido, es que es lo que quiere.
- El valor del regalo no tiene que ver con su precio o con lo que haya costado pensarlo.
- Los regalos útiles y que reflejan sus propios intereses tienen más valor.
¿Cómo resolver estas diferencias de criterio?
Los desajustes entre los que regalan y los que reciben cambiaría si los donantes eligieran los regalos basado en lo valioso que puede resultar para el que lo recibe. Y para eso deben ponerse en los zapatos del otro y no actuar de forma egoísta.
“La gente intercambia regalos para fortalecer las relaciones y hacer feliz a los demás, aunque no siempre alcanza esos objetivos”, aseguran los autores del estudio que desean que sirva para que cuando vayamos a regalar revisemos las maneras de hacer más felices a los que los reciben.
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