Nos encanta recibir regalos y en muchas ocasiones ser nosotros los que obsequiamos, sobre todo en estas fechas navideñas donde el consumo se dispara. Pero no siempre acertamos con el regalo más apropiado y eso es porque nos falta empatía, no nos ponemos en el lugar del otro

Un error a la hora de regalar: La falta de empatía
EFE/Robert Ghement
  • 22 de diciembre, 2016
  • MADRID/EFE/A.S

Esta es una de las conclusiones de un estudio realizado por expertos estadounidenses en marketing, publicado en la revista especializada Current Directions in Psychological Science, y difundido en una nota por Invespromo Consulting.

El estudio señala que el fin que persigue el que regala y el que recibe no convergen. Mientras que el donante busca fundamentalmente sorprender e impresionar olvidando las preferencias y necesidades del otro, el que recibe valora que los obsequios sean útiles, versátiles y provechosos. Nuestra psicología cambia según el rol que desempeñemos en el acto de regalar.

una mujer en un centro comercial con decoración navideña
EFE/Sergei Chirikov

Se aprecia que los regalos intangibles o de experiencia, como por ejemplo una invitación a una cena o entradas para un evento deportivo, también son apreciados porque hacen sentir una conexión emocional más fuerte.

Sin embargo, el precio o el tiempo empleado en elegir un regalo no aseguran su éxito, no son buenos predictores de su aceptación.

Las diferencias entre el que regala y el que recibe

El que regala piensa que el obsequio:

  • Debe sorprender al abrirlo.
  • Se apreciará más un regalo completo, aunque sea más barato.
  • Un regalo material se puede desenvolver y utilizar en el mismo momento.
  • Si no lo ha pedido, le gustará más.
  • Se mostrará más generoso si regala algo caro y muy pensado.
  • Algo que muestre un interés específico significa que se conoce al que lo recibe.
  • Con un regalo socialmente responsable se sentirá mucho más alegre.

El que recibe piensa que:

  • Debe ser un regalo útil.
  • Se apreciará más un regalo de más calidad, aunque esté incompleto.
  • Una experiencia como regalo se disfruta más.
  • Si lo ha pedido, es que es lo que quiere.
  • El valor del regalo no tiene que ver con su precio o con lo que haya costado pensarlo.
  • Los regalos útiles y que reflejan sus propios intereses tienen más valor.

¿Cómo resolver estas diferencias de criterio?

Los desajustes entre los que regalan y los que reciben cambiaría si los donantes eligieran los regalos basado en lo valioso que puede resultar para el que lo recibe. Y para eso deben ponerse en los zapatos del otro y no actuar de forma egoísta.

“La gente intercambia regalos para fortalecer las relaciones y hacer feliz a los demás, aunque no siempre alcanza esos objetivos”, aseguran los autores del estudio que desean que sirva para que cuando vayamos a regalar revisemos las maneras de hacer más felices a los que los reciben.