Si consumimos dieta mediterránea en Estados Unidos es posible que no sea tan sostenible con el medioambiente que si la tomamos en los países del sur de Europa ya que su eficiencia depende de la procedencia de los productos y de cómo se obtienen. La demanda hídrica, una de las claves en el Día Mundial del Agua

¿Es igual de sostenible la dieta mediterránea en Estados Unidos?
EFE/Wulf Pfeiffer
  • 22 de marzo, 2016
  • MADRID/EFE/ANA SOTERAS

Este es uno de los resultados preliminares de un estudio que desarrolla el Observatorio del Agua de la Fundación Botín y que es una ampliación del informe “Huella hídrica de la dieta mediterránea frente a la dieta americana”, presentado el pasado mes de diciembre.

Ese informe concluyó entonces que la dieta mediterránea es más sostenible que la americana, además de tener una menor huella hídrica (volumen de recursos de agua dulce necesarios para la producción de alimentos), en concreto 5.620 litros de agua por persona menos, lo que equivale a 22 bañeras de agua consumidas.

EFE/ERIK S LESSER
EFE/ERIK S LESSER

Ahora, los investigadores de la Fundación Botín van más allá y analizan cuáles serían las necesidades de agua para una dieta mediterránea producida en Estados Unidos y cuáles para su equivalente americana, la recomendada por el Departamento de Agricultura estadounidense.

“Estamos invirtiendo la procedencia cultural de la dieta con el lugar dónde se consume para ver qué importancia tiene el origen y el cómo se producen porque se tienen en cuenta diferentes factores como los aportes energéticos o la exportación de los alimentos”, explica a Efesalud el subdirector del Observatorio del Agua, Alberto Garrido.

Como ejemplo recordó otro estudio que su organismo realizó hace unos años sobre la huella hídrica del aceite de oliva, que se produce en la gran mayoría de las provincias españolas, y que constató que en unos lugares la eficiencia era mayor que en otros.

Los beneficios medioambientales

Los estudios han confirmado que la dieta mediterránea es más sostenible al incluir, entre otros factores, menos carne de vacuno que la dieta americana. Este tipo de carne es la más ineficiente de todas las carnes en cuanto a huella hídrica.

“También usamos más grasas vegetales, como el aceite de oliva, y menos animales como la mantequilla. Además, la proteína del pescado es importantes y la agricultura es muy diversificada al aprovechar productos de estación, lo que proporciona mucho equilibrio a lo largo del año”, explica el también catedrático de Economía Agrícola de la Universidad Politécnica de Madrid.

Menos proteína de carne de vacuno y más de pescado, cerdo y pollo, además de productos estaciones (frutas, verduras, hortalizas) y aceite de oliva. Comer sano contribuye a mejorar la salud del planeta, sobre todo en la gestión de sus recursos hídricos.

Combo compuesto por cuatro fotografías de diferentes alimentos propios de la dieta mediterránea: frutas, legumbres, pescado y aceite de oliva
Alimentos propios de la dieta mediterránea. EFE

Frenar el cambio climático

El consumo de dieta mediterránea puede contribuir a frenar el cambio climático, “aunque de una forma más indirecta, la clave está en aprovechar los productos de estación y canal corto, es la gran ventaja que tenemos en el Mediterráneo, que tenemos muchos productos muy cerca, y la mejor forma es basar las dietas en menos animales rumiantes (vaca y oveja) y en más frutas, verduras y hortalizas frescas”, apunta el investigador.

“Si no dependemos de la producción de otro hemisferio que requiere transporte -añade- adaptar la dieta mediterránea a la temporada ahorra muchos recursos y por tanto energía y por tanto emisiones. Y en cuanto a los animales, en general los rumiantes emiten más gases efecto invernadero que el cerdo y el pollo. Si huimos de esas producciones se ayudaría a frenar el cambio climático”.

La huella hídrica de la dieta mediterránea

El informe “Huella hídrica de la dieta mediterránea frente a la dieta americana”, que se presentó el pasado mes de diciembre, pretende sensibilizar a la sociedad sobre los hábitos alimenticios para contribuir a un cambio de actitud que permita reducir el desperdicio alimentario y teniendo en cuenta que la alimentación es uno de los grandes desafíos ambientales al ser la agricultura el sector que más agua y suelo requiere.

Los investigadores analizaron más de un centenar de alimentos diferentes, incluidos de una semana de menú de invierno y otra de veranos de cada uno de las dietas, y concluyeron que el aceite de oliva es el que más aporta a la huella hídrica total de la dieta mediterránea (casi un 21%), mientras que la carne de ternera (14%) es la que más consumo hídrico representa en la americana.

En el estudio se calculó la huella hídrica total de las dietas sumando los datos procedentes de la huella hídrica verde (agua de lluvia consumida por las plantas o especies cultivadas en régimen de secano), la huella hídrica azul (volumen de agua superficial y subterránea consumida en la producción de un bien) y la huella hídrica gris (volumen de agua dulce necesario para asimilar la carga de contaminantes y permitir que los productos alcancen los estándares de calidad establecidos en la normativa ambiental).

En términos de consumo total de agua, medido como huella hídrica verde y azul, la dieta mediterránea requiere 4.150 litros de agua más por persona a la semana.

Fuente: Observatorio del Agua de la Fundación Botín.
Fuente: Observatorio del Agua de la Fundación Botín.

Otras conclusiones

  • La dieta americana es más contaminante en términos de nitrógeno aplicado en la agricultura, requiriendo 9.770 litros de agua más por persona (4.885 litros semanales) para su asimilación por el medio ambiente, en su mayor parte relacionado con la producción de legumbres.
  • El menú de verano de la dieta mediterránea a base de frutas y hortalizas de temporada es el que presenta menor huella hídrica (35,6 m3 por persona y semana).
  • La huella hídrica verde es la base de ambas dietas, suponiendo el 75% en el caso de la mediterránea y el 69% en el caso de la americana.
  • En la dieta mediterránea es el almuerzo, con casi un 50% sobre el total, lo que más influye en el uso total de agua, mientras que en la americana es la cena, con un 40%.
  • El producto más consumido siguiendo los hábitos mediterráneos, con casi un 10% de huella hídrica, es el tomate; en el caso de la dieta americana es la leche semidesnatada (16%).
  • Las carnes, pescados, huevos, legumbres y frutos secos son los más influyen en la huella hídrica total en ambas dietas, con casi un 37% y un 39% del total en la mediterránea y americana respectivamente.
  • En la dieta mediterránea el grupo más consumido es el de hortalizas y verduras con más del 27%, mientras que en la americana son los lácteos, con casi un 21%. Además, en la mediterránea, las hortalizas y verduras, junto a las frutas, suman aproximadamente el 47% del consumo total, mientras que en la americana suman alrededor del 35%.

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