El futuro de la farmacia comunitaria, su responsabilidad y sus retos, su colaboración con los médicos de atención primaria y su cercanía y profesionalidad como servicio a los pacientes son analizados en este artículo por Yolanda Tellaeche, farmacéutica, experta y analista del mundo de la farmacia, y presidenta del Instituto de Formación Cofares, quien pide más integración en el sistema sanitario y decisión política

La farmacia comunitaria en marcha construyendo su futuro
Yolanda Tellaeche
La farmacia comunitaria avanza mirando el futuro de frente, con la responsabilidad y confianza que aporta saber que junto con los médicos de atención primaria es la puerta de entrada al sistema nacional de salud, con la certidumbre del valor que los pacientes ven en su cercanía y con la determinación de adaptar su prestación a las nuevas necesidades y roles.
Y trabajando en lo importante para el paciente y también cliente de cuidados y bienestar, así como en su aportación para la sostenibilidad del sistema sanitario.
Son muchos los parámetros que requieren un nuevo enfoque: el envejecimiento de la población; la pluripatología creciente con la polimedicacion crónica asociada; la nueva farmacología que aporta soluciones y mejor pronóstico a patologías de mala o muy mala evolución hasta hoy; el protagonismo creciente del paciente; las nuevas necesidades socio sanitarias; y la irrupción de las nuevas tecnologías de comunicación, que harán posible la aparición de aplicaciones de salud de “prescripción e indicación ” por los profesionales sanitarios.
En busca de su espacio
La farmacia está trabajando en la construcción del espacio que debe ocupar en estos retos y es conocedora de lo mucho que puede aportar en los mismos, pero una vez más es necesaria la decisión política que lo haga posible; son muchas las oportunidades de valor para el sistema de salud que la farmacia puede sumar a los que ya aporta, como más importantes:
- La formación de los nuevos farmacéuticos es el pilar del futuro, la farmacia asistencial, que necesita farmacéuticos con una capacitación más clínica, más volcada en el paciente, más práctica, un farmacéutico con conocimientos en gestión que le permitan entender y asumir, sin complejos, que una buena gestión posibilita más y mejores servicios, más calidad a su actividad.
- Si la tendencia actual es que el envejecimiento se desarrolle en el propio domicilio, ¿quién mejor que el Farmacéutico para integrarse en el seguimiento en el domicilio de esa persona para la que es un profesional de confianza? ¿quién mejor que su Farmacéutico para realizar los controles de parámetros de salud y situación de dependencia?, NADIE, la capilaridad y cercanía está, tan solo hay que definir el procedimiento; se necesita decisión política.
- Si la polimedicación crece con el envejecimiento y la adherencia a los tratamientos no es superior al 55%, ¿cuánto tiempo más es necesario para definir el papel del Farmacéutico para un seguimiento eficaz de estos dos, reconocidos por todos, problemas de salud de primer orden?; se necesita decisión política.
- La farmacia está inmersa en un proceso de cambio que permite decir que la farmacia de hoy es muy diferente a la de hace solo diez años y que lo será más aún dentro de otros diez. La aparición de los nuevos servicios profesionales farmacéuticos tiene mucho por desarrollar en los próximos años; los pacientes encontrarán cada vez más valor sanitario en la farmacia, pero se necesita decisión política para que su desarrollo sea pleno y con las máximas garantías de calidad.
La presidenta del Instituto de Formación Cofares (IFC), Yolanda Tellaeche (centro), presenta un documento, junto a Julio Sánchez Fierro y Asunción Redín, secretaria del Instituto, en el curso anual sobre farmacia de Cofares en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander - Si los NUEVOS MEDICAMENTOS biotecnológicos son una nueva era farmacológica y estamos en puertas de una farmacología personalizada, hay que definir el papel de la atención primaria, médicos y farmacéuticos, hay que evitar generar confusión en el paciente dirigiéndole al hospital si su medicación no lo requiere; es fácil este discernimiento, los medicamentos de uso hospitalario hasta antes de la crisis eran seleccionados según las condiciones de administración, formulación o manipulación o por la necesidad de recursos especiales; la crisis ha creado un grupo de medicamentos, los DIHSC (dispensación hospitalaria sin cupón precinto), con el único objetivo de un “supuesto” ahorro económico y, digo supuesto, porque ha sido una decisión para un ahorro inmediato, tan solo restando los márgenes de distribución y farmacia, sin ver otras posibilidades.
- Ahora es el momento de realizar nuevas propuestas porque una medida política no tiene porque perdurar en el tiempo si se puede mejorar el proceso para el que fue implementada; si no hay cambios, las consecuencias pueden ser graves por el marcado desequilibrio que se está creando en la cadena del medicamento. La distribución y la farmacia comunitaria no pueden estar al margen, por el paciente y la accesibilidad que hoy tienen al medicamento, porque este acceso y capilaridad no es sostenible con medicamentos con un valor inferior a 3,5€ en el 50% de los medicamentos, simplemente llegará a ser insostenible. Existen otros modelos, Francia, Alemania e Irlanda son ejemplos a analizar; se necesita decisión política
- Las nuevas tecnologías permiten hoy en comunicación e integración de datos lo inimaginable hace pocos años; ¿en la digitalización de la sanidad se va a dejar fuera a la farmacia con toda la información de salud que tiene con sus más de dos millones de visitas al día?, ¿es esto coherente, bueno para el sistema, bueno para el paciente? o ¿deberá estar integrada en el sistema para que su valor en datos de salud se consolide con las demás fuentes en los bigdata de salud que serán la base de la medicina predictiva del futuro cercano?. Se necesita decisión política.
Estos son los retos y en todos ellos la farmacia comunitaria reivindica una mayor integración en el sistema; que este inmenso potencial para la salud de todos sea más útil, tan solo requiere de decisión política y de visión de futuro. El tiempo de las buenas palabras e intenciones ya fue, ahora es el momento de avanzar como lo han hecho países de nuestro entorno, ya que la farmacia comunitaria está en disposición de asumir mayores cuotas de responsabilidad porque quiere construir su futuro.
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