Una nueva generación de fármacos específicos contra la covid-19, anticuerpos monoclonales e inhibidores antivirales, podría llegar a los centros sanitarios en 2022 con el respaldo de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Sin embargo, la aparición de la variante ómicron del coronavirus plantea la merma de su eficacia

Los nuevos fármacos contra la covid, pendientes de ómicron
EFE/Ana Soteras

Dos años han pasado desde que, en diciembre de 2019, la covid puso el mundo del revés. Para frenar esta enfermedad inédita causada por el nuevo SARS-CoV-2 se han tenido que administrar fármacos indicados para otras patologías infecciosas.

Ahora irrumpe una nueva generación de medicamentos que se dirigen contra el coronavirus con el fin de evitar que pacientes de riesgo con enfermedad inicial desarrollen sus formas más graves y la muerte.

El proceso de las agencias reguladoras, como la EMA y la estadounidense FDA, “se ha adaptado a la necesidad de disponer cuanto antes de medicamentos con las garantías suficientes. Es una realidad que en dos años podamos contar con fármacos específicos contra el SARS-CoV-2”, señala Jesús Sierra, farmacéutico hospitalario y representante de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).

Anticuerpos contra la proteína S, la entrada del virus

La EMA dio el pasado mes de noviembre su respaldo a los dos primeros anticuerpos monoclonales contra el coronavirus: Ronapreve y Regkirona.

Se trata de terapias dirigidas a a la proteína S del SARS-CoV-2 que es la llave de entrada que utiliza el virus para introducirse en las células humanas.

El 11 de noviembre, la agencia europea dio luz verde el fármaco Ronapreve (la combinación de los anticuerpos monoclonales casirivimab e imdevimab) para el tratamiento de adolescentes (a partir de 12 años) y adultos y ha sido desarrollado por las compañías farmacéuticas Roche y Regeneron.

Este fármaco saltó a la fama cuando fue usado como cóctel experimental para tratar al ex presidente Donald Trump cuando se contagió por el coronavirus en octubre de 2020.

Los pacientes candidatos son aquellos que se encuentran en los primeros siete días de síntomas, que no presentan gravedad (no requieren oxígeno suplementario) pero que tienen un mayor riesgo de que su enfermedad se agrave.

El mismo objetivo tiene Regkirona, también respaldado el mismo día por la EMA, pero dirigido solo a adultos.

Se trata del anticuerpo monoclonal regdanvimab desarrollado por la biofarmacéutica surcoreana Celltrion.

Más reciente es la aprobación por la EMA, el 16 de diciembre, de Xevudy, el anticuerpo monoclonal sotrovimab, desarrollado por GlaxoSmithKline junto a Vir Biotechnology.

Se convierte así en el tercer anticuerpo monoclonal recomendado en la UE para tratar la covid-19, en este caso para mayores de 12 años.

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Los nuevos fármacos contra la covid se unen a las vacunas para frenar la enfermedad. EFE/Alejandro García

¿Funcionarán igual estos anticuerpos con ómicron?

Estos tres anticuerpos monoclonales van directos a una diana: la espícula o proteína S que es la llave que utiliza el virus para entrar en las células humanas e infectarlas.

Pero precisamente la variante ómicron presenta diferentes mutaciones en esta proteína, a diferencia de variantes anteriores, y eso podría ser un “hándicap”, según el doctor Jesús Rodríguez Baño, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).

“Algunos estudios muy preliminares in vitro sugieren que la capacidad de inhibición de la actividad del virus con ómicron es menor respecto a otras variantes”, apunta el infectólogo.

En opinión del farmacéutico Jesús Sierra, “ómicron puede cuestionar la eficacia de estos anticuerpos”.

Y alude a estudios que reflejan que la unión del anticuerpo a la proteína S no es tan buena con ómicron como lo ha sido con las variantes antetiores.

“Habría que entender -explica- que estos anticuerpos se comportan como una cerradura falsa, que evitaría que el virus usara su llave (la proteína S) para entrar en nuestra célula. Hemos logrado demostrar que en frente al virus original estos anticuerpos funcionan, evitando la progresión a una enfermedad grave. Pero si cambio la forma de la llave, es posible que esa cerradura falsa ya no sirva”.

El representante de la SEFH precisa sobre ómicron: “Sabemos que hay cambios pero todavía desconocemos si repercuten en la eficacia”.

Según los estudios de laboratorio, Xevudy (sotrovimab) también funciona contra los contagios producidos por la variante ómicron, aunque la mayoría de los pacientes del estudio clínico estaban contagiados con otras variantes del SARS-CoV-2, incluida la variante original.

Pero los anticuerpos destinados a otras patologías y utilizados en pacientes covid ya se ha visto que muestran menos efectividad para neutralizar a la variante ómicron, ha advertido la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Inhibidores contra el SARS-CoV-2

Quizá ómicron no tenga tanta repercusión en otro tipo de medicamentos contra la covid, como los inhibidores o antivirales de inhibición directa pero todavía falta conocimiento sobre cómo actúa esta nueva variante.

Si los anticuerpos monoclonales intentan frenar la acción del virus, los antivirales tienen el cometido de destruir al virus para evitar que se replique.

La EMA respaldó el pasado 16 de diciembre el uso en un contexto de emergencia de Paxlovid, un inhibidor oral de la farmacéutica Pfizer que se debe administrar dentro de los cinco días posteriores al inicio de los síntomas.

Esta píldora es una combinación de ritonavir, ya utilizado en pacientes con VIH, y nirmatrelvir, moléculas que bloquean la actividad de una enzima específica del SARS-CoV-2 que necesita replicarse en el cuerpo infectado.

Según Pfizer, esta pastilla reduce en un 89 % de los casos el riesgo de hospitalización o muerte en adultos y asegura que sus datos más recientes confirman que el medicamento es un “inhibidor potente” ante la variante ómicron del coronavirus.

Este mecanismo inhibidor es similar al utilizado por otro fármaco antiviral, Lagevrio (molnupiravir), ahora está en proceso de revisión por parte de la EMA.

Este fármaco oral está destinado a tratar la covid en pacientes adultos con el fin de reducir el riesgo de enfermedad grave y muerte si se administra lo antes posible tras el diagnóstico de covid y dentro de los cinco días posteriores al inicio de los síntomas.

Lagevrio está desarrollado por la farmacéutica estadounidense Merck Sharp & Dohme en colaboración con la biotecnológica Ridgeback Biotherapeutics.

Cuestiones aún por resolver

Los anticuerpos monoclonales se han ensayado en pacientes sin vacunar pero ahora, en el contexto de final de 2021 y a las puertas de 2022, la mayoría de los destinatarios en la Unión Europea estarían inmunizados y, por tanto, con anticuerpos que les protejan del virus.

“¿Vamos a administrar anticuerpos a personas que ya tienen? Tendría sentido que se les proporcionara a los no vacunados o a los que no hayan tenido una buena respuesta a la vacunación”, apunta Jesús Sierra.

También los inhibidores antivirales se han estudiado en población no vacunada, dado que los ensayos comenzaron antes de que se aprobaran las vacunas, pero todavía se desconoce con precisión su efectividad en vacunados y no vacunados.

Otro de los asuntos por determinar es dónde y cómo administrar estos medicamentos de nueva generación.

Los inhibidores son orales por lo que pueden ser administrados de forma ambulatoria, sin embargo los anticuerpos monoclonales que se inyecten por vía intravenosa o subcutánea se necesitaría hacerlo en un centro hospitalario para pacientes con enfermedad incipiente que no están ingresados.

Y otra incógnita es saber si los anticuerpos y los inhibidores, con mecanismos contra el virus que pueden ser complementarios, pueden administrarse de forma combinada, ya que todavía no hay ensayos clínicos conjuntos que ofrezcan resultados.

Las indicaciones de estos nuevos medicamentos se dirigen a pacientes de riesgo con enfermedad leve con el fin de frenarla, pero las farmacéuticas también aseguran que tienen capacidad de prevención. Entonces…¿Podría ampliarse a la población general?

Para el doctor Jesús Rodríguez Baño, también jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, no es probable que se generalice el tratamiento con estos fármacos.

“No tiene sentido -indica- que se administren a personas sin factores de riesgo, con pocas probabilidades de desarrollar las fases graves de la covid-19”.

Pero apunta a la posibilidad de valorar el beneficio en determinados grupos de riesgo y pone el ejemplo de una residencia de ancianos donde haya un brote. “Hay estudios que han probado estos fármacos en esas personas sin haberse infectado todavía con el fin de evitar, en caso de contagio, la enfermedad grave y la muerte”.

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Vacunación contra la gripe y la covid en un centro de Valencia. EFE/Ana Escobar

Un tercer grupo de fármacos: los inmunomoduladores

Si los anticuerpos monoclonales y los inhibidores antivirales sirven para combatir el virus en fases leves y evitar las graves, los inmunomoduladores actúan cuando la covid ya ha causado una inflamación en el organismo generada por una respuesta inmunológica desorbitada.

Y para controlar esa reacción excesiva del sistema inmune, el pasado 16 de diciembre, la EMA respaldó el uso del inmunosupresor Kineret (anakinra) en pacientes adultos con neumonía que requieren oxígeno suplementario y que tienen riesgo a desarrollar insuficiencia respiratoria grave.

Este medicamento, comercializado por Swedish Orphan Biovitrum AB, ya está autorizado en la Unión Europea como tratamiento de diversas afecciones inflamatorias, como la artritis reumatoide.

A las puertas de 2022, anticuerpos monoclonales, inhibidores antivirales e inmunomoduladores son algunos de los fármacos que, junto a las vacunas preventivas, combatirán la pandemia de coronavirus si la variante ómicron y otras posibles dificultades lo permiten.