En el marco del Día Mundial de la Fisioterapia, 8 de septiembre, el doctor Néstor Pérez Mallada, fisioterapeuta y profesor propio agregado de la Escuela de Enfermería y Fisioterapia San Juan de Dios y de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid), analiza, en un artículo en EFEsalud, los retos, aportaciones y oportunidades de esta especialidad sanitaria

La fisioterapia como llave para la mejora de la calidad de vida de la sociedad
Sesión de fisioterapia. Foto facilitada por la Escuela de Enfermería y Fisioterapia San Juan de Dios
  • 6 de septiembre, 2019
  • ANÁLISIS/DR. NÉSTOR PÉREZ MALLADA

La fisioterapia como llave para la mejora de la calidad de vida de la sociedad

Dr. Néstor Pérez Mallada

Hoy día, cuando grandes deportistas se encuentran lesionados o en procesos de recuperación, a nadie le extraña la presencia del fisioterapeuta como eslabón imprescindible en dicho proceso y la vuelta a la competición.

No es difícil verles a pie de pista en los periodos de descanso para acelerar la vuelta a la actividad competitiva o mejorar aspectos imprescindibles en un rendimiento óptimo, siendo una ayuda en la alta capacitación donde una mínima merma, puede significar el éxito o fracaso en una competición.

Este aspecto elitista hasta hace poco, se está incorporando a la actividad del día a día, donde el deporte amateur está mejorando el estilo de vida y la calidad de la salud de los españoles.

fisioterapia
El doctor Néstor Pérez Mallada. Foto facilitada por la Orden Hospitalaria San Juan de Dios

En este contexto, donde las lesiones son inherentes al movimiento, el fisioterapeuta está incorporando las terapias de máximo nivel a toda la población y permitiendo que prevención, recuperación y tratamientos de difícil acceso, sean habituales en sus manos.

Hace poco más de 25 años que la fisioterapia nace como profesión independiente regulada en salud, y no hace más de 10 años que evoluciona a Grado Universitario con área de conocimiento propia, lo que permitió ampliar la formación específica a través de los másteres universitarios y los estudios de doctorado, abriendo el campo de la investigación.

Durante este periodo, el crecimiento de la profesión ha ido ligado a la evolución de la propia sociedad española, con una demanda creciente donde múltiples especialidades se han convertido en imprescindibles en terapias multidisciplinares en salud.

Hoy día, aunque lejos aún del grupo de cabeza en Europa que lidera Finlandia con 270 fisioterapeutas/100.000 habitantes, España ocupa el puesto 12 con 97 profesionales por 100.000 habitantes.

En este contexto, con un crecimiento de la demanda constante por parte de la sociedad, los fisioterapeutas se han ido especializando en distintas áreas profesionales ligadas a un campo específico de la salud, siendo un puntal importante en el sistema sanitario español. Con un modelo principalmente privado, donde la población invierte en su propia salud mediante la prevención, recuperación y “puesta a punto”, la fisioterapia aporta el valor de la mejora de la calidad de vida en la cual la sociedad invierte.

La sociedad claramente apuesta por la fisioterapia para la mejora de su salud en distintas áreas sanitarias con múltiples patologías, donde el fisioterapeuta aporta un aspecto relevante en la recuperación del paciente: accidentes cerebrovasculares, problemas respiratorios adultos o infantiles, lesiones neurológicas, afecciones deportivas, problemas ginecológicos y muchas más. Todas las especialidades médicas, pueden mejorar la recuperación y abordaje del paciente con la fisioterapia.

La fisioterapia ha crecido en los últimos años con la mejora de la calidad de vida de la sociedad, pero aún le queda un camino por recorrer ya que ni doblando el número actual de fisioterapeutas podríamos alcanzar las cifras de Finlandia.

España, un país con una elevada tasa de envejecimiento, necesita que esta apuesta que está haciendo la sociedad de forma privada se traduzca claramente en el sistema de salud público.

El número de profesionales públicos por habitante es de 10 por cada 100.000 habitantes, lo que indica que prácticamente el 80 % de los fisioterapeutas trabajan en asistencia privada sin apoyo institucional de ningún tipo para quien no lo puede sufragar.

La valoración de fórmulas similares a países como Francia (con reembolsos parciales según renta) podría aliviar este modelo inicialmente, pero indudablemente es necesario una clara apuesta para el incremento del número de fisioterapeutas en el servicio público cuyo beneficio social es inequívoco.

A su vez, una adecuada inversión pública en herramientas y sistemas de evaluación, valoración y prevención en fisioterapia también va ligada a la mejora de la calidad asistencial y de vida de los pacientes que necesitan estos tratamientos.

Con la actual tecnología, la medición objetiva de los pacientes por parte de fisioterapia a través de herramientas biomecánicas, permitiría ayudar en la detección de necesidades en grupos de pacientes específicos, o bien, poder realizar tomas de decisiones de altas laborales en aquellos pacientes que así lo requieren.

Pacientes que necesitan prolongar su tratamiento en fisioterapia y son dados de alta prematuramente, estarán predispuestos a nuevas lesiones con el consiguiente problema que esto supone tanto social, personal y de costes para la sociedad (bajas, alargamientos de los tiempos de recuperación, nuevas intervenciones…).

Del mismo modo, aquellos pacientes que alargan recuperaciones de forma innecesaria, pueden ser medidos con estos sistemas de valoración funcional biomecánica por fisioterapia de forma objetiva para aportar criterios de cara al alta laboral.

Esta tecnología podría ser implementada de forma estandarizada como sistema de objetivación de lesiones en accidentes ya que permite una adecuada valoración sobre datos contrastados.

La valoración funcional del paciente es donde la fisioterapia siempre se ha basado para la elaboración de sus protocolos de tratamiento, pero en los últimos años, esta valoración funcional ha pasado de ser parcialmente subjetiva a ser un sistema objetivo, cuantificable y reproducible para la toma de decisiones.

Con todo lo anterior, el fisioterapeuta, ya entrado el primer cuarto del siglo XXI, debe manejar sistemas objetivos para medir a sus pacientes y estar constantemente actualizado y especializado para aportar un valor añadido en la mejora de la calidad de vida de la sociedad.

Del mismo modo, igual que como profesión hemos hecho y seguimos haciendo un gran esfuerzo para estar a la vanguardia de las técnicas, y la sociedad valora este trabajo acudiendo a cerca de un 80 por ciento de centros privados a diario en toda España, es el Estado quien debe tomar nota de esta situación y tener presente que la inversión en profesionales e instalaciones de fisioterapia de máximo nivel suponen un ahorro de costes y una mejora de calidad de vida para todos los ciudadanos.