El científico Francisco José Ayala, afincado en EEUU desde los años 60, ha señalado que las vacunas no solo son deseables sino necesarias y ha opinado que hay que “universalizarlas por convicción”, aunque “si los prejuicios se extendieran demasiado” éstas podrían convertirse en obligatorias.

Francisco Ayala: “las vacunas puede que sean obligatorias”
El genetista español Francisco Ayala. EFE/Armando Arorizo
  • 17 de junio, 2015
  • MADRID/EFE/NOEMÍ GÓMEZ

“Estoy en contra de que se obligue a demasiadas cosas, por lo que lo mejor sería universalizarlas por convicción”, ha dicho en una entrevista con Efe este biólogo, quien mañana será investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Barcelona -más de 20 universidades le han otorgado esta distinción-.

Para Ayala, las personas que objetan de la vacunación no tienen conocimientos científicos: “Se trata de un prejuicio sin fundamento”, ha sentenciado, tras la polémica suscitada por el caso de difteria en un niño de seis años en Olot (Girona), al que sus padres no vacunaron y que permanece hospitalizado en estado grave.

En este sentido, este investigador ha apuntado que si estos “prejuicios se extendieran demasiado igual habría que llegar a la obligación y vacunar a todos los niños para ir al colegio”.

El origen de la oposición a las vacunas

Este científico, expresidente de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, ha relatado que el origen de la oposición a las vacunas por parte de algunos colectivos está en una publicación de un estudio con doce niños que vinculaba autismo y vacunación.

Las manos de un sanitario militar mexicano extraen el fármaco con una inyección contra el virus del sarampión para inocularlo en el brazo de un niño.
Preparación de una vacuna para su administración/EFE/Mario Guzmán

Se descubrió que el trabajo estaba “totalmente falsificado” y se retiró, ha recordado.

No obstante, hay personas que siguen teniendo prejuicios contra todo lo que es tecnología y medicina aplicada: “Si no se vacunara habría unas crisis de mortalidad tremendas”, ha subrayado este científico, quien ha apuntado que hay estudios que calculan que las vacunas añaden 30 años más de vida de promedio a cada persona.

Ayala, considerado uno de los grandes especialistas mundiales en evolución, ha dedicado parte de su carrera a tender puentes entre la religión y la ciencia, que, según ha asegurado, no están reñidas.

Ciencia y religión

Ciencia y religión tratan dos asuntos diferentes: la primera trata de explicar los fenómenos naturales, por ejemplo, cómo se constituye la materia, de dónde vienen los organismos o cómo funciona el cerebro, etc. Sin embargo, la religión se encarga de los valores espirituales (el sentido de la vida o si hay vida más allá).

“Los objetivos de una y otra son distintos y no tienen por qué estar en contradicción”, según Ayala, para quien los problemas surgen cuando una se mete en el terreno de la otra.

Ayala es además un batallador activo contra la teoría del diseño inteligente, que ha definido como “creacionismo con traje de domingo”, es decir, lo mismo pero con “presentación más elegante”.

Preguntado por el avance más importante de los últimos años, este científico ha preferido hablar de un campo: “De la misma manera que el siglo XX fue el siglo de la física, el XXI es el de la biología”.

Sobre todo la neurobiología, “tratando de entender el cerebro y la mente”, de los que aún se conoce “poco”.

En cuanto a los límites, Ayala ha subrayado que la investigación científica no tiene por qué tener límites, pero sí sus aplicaciones.

En uno de sus últimos libros (“¿De dónde vengo? ¿Quién soy? ¿A dónde voy?”) escribe: “A mi juicio, la eugenesia positiva es éticamente inaceptable. Hay muchas razones para ello. La primera es que no existe fundamento biológico para decidir cuáles son las características genéticas a modificar (…) En cualquier caso, la producción siquiera de un individuo humano por clonación me parece éticamente repugnante”.

Este biólogo, quien recientemente ha publicado “Evolución para David”, fue asesor científico del expresidente Bill Clinton y ha dicho que en EEUU los políticos sí les hacen caso; “la ciencia se toma muy en serio, más que aquí”.