Los expertos del blog “Salud y prevención” exponen en un nuevo post un proyecto de investigación conjunta para prevención del alzhéimer que desarrollan la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y el Hospital Quironsalud Infanta Luisa de Sevilla

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza por el deterioro progresivo de la memoria y de la función cognitiva y representa aproximadamente entre el 50-70 % de los casos de demencia, incrementándose su incidencia con el envejecimiento de la población. Un problema social de primera magnitud contra el que es necesario tomar medidas.
La investigación es uno de los caminos fundamentales para seguir estudiando y entendiendo qué pasa en el cerebro de una persona a lo largo de su vida y un pilar básico para poder trabajar en la prevención.
En este caso, la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y el Hospital Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla participan conjuntamente en un proyecto de investigación para la prevención del alzhéimer, que podría conducir a la incorporación de recomendaciones de mejora en la calidad del sueño como medida preventiva para reducir la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer en nuestro entorno.
En concreto, el estudio trata de entender qué papel juegan las alteraciones de la estructura del sueño en la agregación de la proteína beta amiloide, una de las lesiones cerebrales que caracterizan a la enfermedad de Alzheimer.
Para alcanzar este objetivo, se han seleccionado a un centenar de personas con edades comprendidas entre los 60 y 75 años, con quejas leves de memoria, que no tienen relevancia clínica, pero que han evolucionado a peor en los últimos años.
A estos pacientes, se les realiza una evaluación neuropsicológica, se obtienen unos marcadores en sangre y saliva, se les hace un estudio de polisomnografía nocturna, así como una resonancia magnética de 3 tesla.
Así, el profesor José Luis Cantero, investigador principal del estudio, afirma que “las alteraciones del sueño asociadas al envejecimiento son muy prevalentes, si bien, hasta el momento no se sabe con certeza qué impacto tienen sobre el funcionamiento cerebral y la aparición de la enfermedad de Alzheimer”.
Estudios recientes realizados con modelos animales han puesto de manifiesto que una disminución crónica de la duración del sueño produce un incremento de placas de beta amiloide cerebral en regiones cerebrales que se ven afectadas por la enfermedad de Alzheimer, lo que lleva a pensar que los resultados del presente estudio podrían conducir a la incorporación de recomendaciones de mejora de la calidad del sueño en los programas de envejecimiento saludable como medida preventiva de la acumulación de beta amiloide cerebral, lo cual contribuiría a reducir la prevalencia del alzhéimer.
En este sentido, la doctora Blanca González-Gaggero, jefa de la Unidad de Medicina Nuclear y PET-TAC del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, explica que, desde 2011, año en que se publica la última revisión de los criterios clínicos para la enfermedad de Alzheimer, “se reconocen la importancia de este tipo de biomarcadores, ya que van a ayudar en su diagnóstico, aumentando la probabilidad de que sea más precoz, previo a la fase de demencia”.
Para la enfermedad de Alzheimer disponemos de dos tipos de biomarcadores, biomarcadores de la acumulación de beta amiloide y biomarcadores de degeneración neuronal. En la actualidad, en el Hospital Quirónsalud Infanta Luisa se realizan pruebas diagnósticas de PET-TAC para el estudio de ambos tipos de biomarcadores
Es por ello que, según González-Gaggero, la determinación, mediante la prueba de PET-TAC, de la presencia de placas de beta amiloide cerebral “ayudará a un diagnóstico más precoz de la enfermedad, pudiendo tomar medidas preventivas en la acumulación de esta proteína, que es lo que ocasiona la muerte neuronal”.
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