Este año no se habla de la gripe, no hay casos, muy pocos. Hasta el momento, y en esta temporada 2020-2021, se han notificado solo seis detecciones de la gripe procedentes de muestras no centinela: cuatro del virus tipo B y dos del virus tipo A

El dato es anécdotico si se compara con las cifras y el impacto que causó la temporada pasada 2019-2020 y que se resumen en 619.000 casos confirmados; 27.700 hospitalizaciones; 1.800 ingresados en UCI; y 3.900 muertes.
Vacunaciones masivas, mascarillas, confinamientos y menor movilidad son claves, según los expertos, para entender el fenómeno.
Algunas de estas medidas podrían aplicarse en un futuro, algunas de ellas para evitar las miles de muertes que se producen anualmente en el mundo derivadas de las complicaciones de la gripe, y que recordemos fue una pandemia devastadora hace casi dos siglos.
“Nunca habíamos vivido una epidemia, la de la COVID, de este calibre en posible coincidencia con la gripe, pero hemos visto que ha eliminado prácticamente a esta segunda”, apunta a EFEsalud el doctor Lorenzo Armenteros.
Miembro de la directiva de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Armenteros señala que aparte de las medidas de contención citadas existe una teoría, no comprobada, que sostiene que cuando un determinado virus copa un nicho inmunólogico es difícil que otro pueda colonizar, pero, insiste, es una teoría no comprobada.
También hay que anotar que la pandemia de la COVID-19 en España puede estar afectando a la información epidemiológica y virológica de la gripe notificada a las autoridades.
Así lo recoge el boletín del Sistema de Vigilancia de la Gripe que lleva a cabo la la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica del Instituto Carlos III.
Gripe: la COVID distorsiona la vigilancia
De acuerdo con esta fuente, la emergencia de COVID-19 durante febrero y marzo de 2020 produjo una distorsión de estos sistemas de vigilancia.
Esta distorsión se registró tanto en las redes de vigilancia centinela en Atención Primaria (AP) como en la vigilancia de la gripe en el ámbito hospitalario, “afectando profundamente a su funcionamiento en todas las comunidades autónomas CCAA” .
La distorsión, admite la fuente, continúa al inicio de la temporada de gripe 2020-21, lo que obliga a replantear y adaptar la vigilancia de la gripe.
A partir de ahora se proponen establecer sistemas de vigilancia centinela en el ámbito de la AP y hospitalaria, basándose en la experiencia conseguida en el marco del Sistema de Vigilancia de Gripe en España (SVGE).
Todo ello siguiendo las recomendaciones internacionales del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) .
El objetivo, explican en su página web, es vigilar gripe y COVID-19 conjuntamente esta temporada y que permanezcan en el tiempo como sistemas de vigilancia de infección respiratoria aguda (IRA) leve y grave.
Se trata de poder vigilar, además de los dos virus mencionados, cualquier otro virus respiratorio o posible agente etiológico emergente en el futuro.
La transición entre los sistemas de vigilancia actuales de gripe y la implantación de los nuevos se plantea en medio de la pandemia de COVID-19, “con la presión que ello supone tanto para los sistemas asistenciales en AP y hospitalarios de las CCAA”, como para el personal implicado en la vigilancia epidemiológica en las comunidades.
Aún así , y a pesar de esta distorsión mencionada, los expertos no dudan en afirmar que hay menos gripe, y fijan su mirada en el hemisferio sur, cuya temporada alta de la gripe, por razones geográficas, va por delante de la que meses después se produce en el hemisferio norte, dado que la el virus de la gripe es estacional.

Gripe en el hemisferio sur: claves
Así que lo que sucede en esa parte del mundo, es siempre orientativo de lo que ocurrirá luego en el norte, señala Armenteros.
Refiere que en Sudáfrica quisieron hacer un estudio para comparar pacientes que tenían COVID y gripe y no pudieron porque no hubo número de casos suficientes de gripe, eran muy escasos, para llevar a cabo esta investigación.
Los datos reportados a la OMS por parte de la plataforma FluNet respecto de tres países, Australia, Chile y Sudáfrica, mostraron una actividad gripal bajísima en el periodo junio a agosto 2020, meses que constituyen la temporada gripal típica en el hemisferio.
En un artículo publicado en Morbidity Mortality Weekly Report, recogido en España por la Asociación Española de Vacunología, se afirma que es posible que para la temporada 2020/21 sufran una baja circulación del virus gripal aquellos países o jurisdicciones del hemisferio norte donde se mantengan con carácter estricto las medidas comunitarias de mitigación (mascarillas, cierre de escuelas y teletrabajo).
Estas medidas, más la vacunación antigripal, es muy probable que sean efectivas a la hora de reducir la incidencia y el impacto de la gripe.
En los tres países mencionados del hemisferio sur, solo detectaron 33 test positivos a gripe de 60.031 muestras analizadas en Australia; 12 de 21.178 en Chile y 6 de 2.098 en Sudáfrica.
Esto hace un total de 51 pruebas positivas de gripe de 83.307 pruebas realizadas en esos países entre abril y julio de 2020 (0,06 %).
Por el contrario, durante ese periodo de 2017-2019, las muestras positivas fueron 24.512 de 178.690 testadas (13,7 por ciento).
En Australia se introdujo una cuarentena de catorce días para todos los que llegaron al país desde el 29 de marzo, a principios de abril hubo confinamientos locales y prohibición de reuniones desde mediados de abril.
Chile declaró el estado de emergencia el 18 de marzo y mantiene hasta ahora las recomendaciones de permanecer en casa y de distanciamiento social con uso de mascarillas.
En Sudáfrica se impuso un confinamiento total el 9 de abril con cierto relajamiento de las medidas para el primero de mayo.
Las citadas fuentes concluyen que estas medidas implantadas en los tres países a escala individual y comunitaria parecen haber reducido sustancialmente la transmisión de la gripe.
Frenar la gripe: medidas comunitarias
Para Armenteros está claro que algunas medidas comunitarias, como la mascarilla, especialmente en medios de transporte, pueden ser elementos útiles para frenar la gripe, junto a la vacunación, particularmente para las poblaciones con alto riesgo de desarrollar enfermedad o complicaciones.
Piensa que algunas medidas, como el autoconfinamiento serán complicadas de seguir, pero se muestra convencido que otras van a formar parte ya de nuestro cultura.
Y apunta que es posible que cuando haya una época de gripe, incluso la gente opte por ponerse la FFP2 que también protegen a quien la lleva…
“..Y quizá mucha gente se acostumbre a viajar en transporte público en épocas de invierno con mascarilla para evitar infectarse”.
Observa, no obstante, que en España el fomento de la cultura de salud comunitaria se ha perdido.
Los médicos de Atención Primaria, lamenta, están sobrecargados de trabajo, “todo el espacio se lo come la burocracia, la atencion clínica y la prevención, y no hemos tenido la oportunidad de desarrollar esa cultura”.
“Vemos que desde todos los estamentos políticos y sanitarios se ha lanzado el mensaje de que el aislamiento era fundamental, de que los grupos familiares no se reunieran, pero no ha sido suficiente para que cale en la población y se interiorice, se han dado fracasos sucesivos, de fiestas, reuniones navideñas…”
Prevenir, concluye, es una inversión y salva muchas vidas, pero como los resultados se palpan a los 20 años, se trata de un tiempo muy largo para las políticas sanitarias.”
Cuando la pandemia de la mal llamada gripe española, se echó mano del confinamiento y hoy funciona lo mismo, más de un siglo después; “tenemos que reflexionar en que algo estamos haciendo mal”, añade.
“Nadie esperaba esta pandemia, y no podemos afirmar que pueda ocurrir otra del mismo tipo u otro, de ahí la importancia de la prevención y la cultura sanitaria comunitaria”.
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