En el Día Mundial del Sueño, 13 de marzo, el insomnio se convierte en el protagonista por su prevalencia y sus consecuencias. Este trastorno del sueño, que padecen de manera crónica 4 millones de personas en España, puede provocar depresión, hipertensión o diabetes, además de su posible asociación a otras patologías como el alzhéimer

Dormir no sólo es cerrar los ojos. De este simple gesto depende nuestro rendimiento diario y capacidad cognitiva. Por tanto, despertarse en mitad de la noche, antes de que amanezca o sentir que no se ha descansado es el origen de problemas de memoria, ansiedad, depresión u obesidad.
Prevenir estas patologías es dormir. Dejar a un lado compromisos, trabajo y obligaciones para descansar y recuperar todas nuestras capacidades físicas y mentales. Un tarea que el insomnio dificulta entre un 25 y 35% de la población, de manera transitoria, y a más del 10% de los españoles, de forma crónica.
Detrás de estas cifras, las causas habituales de este trastorno del sueño suelen ser el ritmo de vida actual y el envejecimiento de la población.
Sin embargo, “no todos los pacientes sufren insomnio por las mismas razones, existen muchos factores que pueden ser responsables”, señala el doctor Hernando Pérez Díaz, coordinador del Grupo de Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Las múltiples causas y sus numerosos síntomas no deben de ser un freno para llegar a un diagnóstico correcto, por su graves consecuencias y, sobre todo, por su relación con otras enfermedades.
Origen primario y sus efectos
Este posible vínculo entre insomnio y diversas patologías obliga a diferenciar entre causas secundarias, cuyo origen se encuentra en enfermedades como el alzhéimer, y causas primarias, relacionadas con una inadecuada higiene del sueño.
“Es aconsejable, siempre que sea factible, actuar sobre la causa y no sólo en los síntomas”, remarca el doctor Pérez.

El origen primario del insomnio afecta, en su forma crónica, a la calidad de vida. Los déficits cognitivos, de memoria o los trastornos psicológicos que ello genera, se pueden tratar mediante una terapia conductual-cognitiva, a partir del manejo de nuestros hábitos y preocupaciones.
Aunque este tratamiento puede ser una respuesta para cerca del 70% de pacientes con trastorno del sueño, en ocasiones se recurre al tratamiento farmacológico. Sin embargo, ante el aumento del consumo de benzodiacepinas para tratar el insomnio crónico, el experto recuerda que no se deben de consumir más de 12 semanas. Ello se debe a que, además de dificultar el proceso cognitivo por sus efectos sedativos, “las benzodiacepinas aumentan un 51% el riesgo de desarrollar alzhéimer”, añade.
Origen secundario y sus consecuencias
Es cierto que es menos habitual, sin embargo, la gravedad de patologías como la citada en el párrafo anterior, obliga a recordar la relación entre el insomnio y otras enfermedades.
“Los trastornos del sueño pueden llegar a afectar al 98% de los enfermos de párkinson”, afirma.
Además de este problema neurológico, el insomnio también puede estar provocado por la narcolepsia, encefalopatías, hipersomnia o el síndrome de piernas inquietas, que afecta al 5% de la población.
Entre sus causas, destaca la apnea del sueño, ya que afecta a la capacidad intelectual y aumenta por cinco el riesgo de hipertensión y, por tanto, el de lesiones cerebrovasculares o ictus.
Pautas para dormir
Ya sea por las causas primarias o por las secundarias, dormir se convierte en un ámbito importante de la salud. Nuestra vitalidad del día siguiente depende de cómo hemos descansado la noche anterior. Por ello, para conservar la vitalidad hay que tener presente, en la mesita de noche, los siguientes consejos:
- Mantener horarios del sueño y de comidas estables.
- Evitar agentes externos que importunen nuestro descanso, como el ruido y la luz.
- Evitar comidas copiosas y bebidas estimulantes, sobre todo antes de dormir.
- Realizar deporte y llevar un estilo de vida activo.
- No tomar medicamentos para dormir sin consultar a un especialista.
- Acudir al médico si existe la posibilidad de padecer algún trastorno del sueño.
Siempre que no se encuentre asociado a otra enfermedad, estos consejos permiten combatir el insomnio y evitar acudir a un especialista. “Fragmentación del sueño, despertar precoz o el sueño no reparador son los principales motivos de consulta”, específica el doctor Pérez Díaz.
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