José Tubío es uno de los mil investigadores del consorcio internacional que ha conseguido el retrato más completo del genoma del cáncer. Cree que “vencer al cáncer va a ser resultado de una lucha tumor a tumor”, porque -afirma- “cada uno es muy distinto al otro. No habrá por tanto un fármaco universal”

“La lucha contra el cáncer va a ser puerta a puerta” y el futuro pasa por diseñar diferentes fármacos dirigidos a cada una de las mutaciones específicas que hay en cada tumor”, señala en una entrevista con Efe el director del grupo de Genomas y Enfermedad del Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CiMUS), de la Universidad de Santiago de Compostela.
Tubío es autor de uno de los 22 artículos científicos que hace unos días publicó el Grupo Nature en los que se dibuja el mapa más completo del genoma de los propios tumores, gracias al análisis de casi 2.700 muestras tumorales de 38 tipos de cáncer distintos.
Los resultados suponen un importante avance para comprender el proceso de las células cancerígenas, identificar mutaciones décadas antes de que aparezca el tumor, facilitar un diagnóstico precoz y avanzar en la medicina de precisión con terapias para cada paciente.
¿Por qué es importante esta investigación?
Es la primera vez que se caracteriza a nivel genético y con tanto detalle un número tan amplio de tumores, con casi 2.700 muestras. Hemos analizado 38 tipos de cáncer, mirados desde distintos puntos de vista, lo que ha permitido, por ejemplo, identificar que el 95 % de estos tumores tienen, al menos, una mutación genética que los causa. Este examen a gran escala confirma algo que ya sabíamos: que el cáncer es una enfermedad genética.
¿Con cuánta antelación se puede identificar una de estas mutaciones?
La segunda clave importante de este trabajo es precisamente esa, averiguar cuándo han surgido las mutaciones. Se han conseguido desarrollar métodos estadísticos y computacionales para hacer una datación de esas mutaciones genéticas y hemos visto que hay mutaciones vinculadas a distintos cánceres que surgen a edades muy tempranas, mucho antes de que se produzca el diagnóstico.
La investigación del Consorcio Pan-Cancer de más de siete años ayudará a avanzar en la medicina personalizada, ¿por qué?

Estos más de 20 artículos han ahondado en el conocimiento de mutaciones con un detalle sin precedentes, mutaciones que son específicas de cada tumor, aunque también las hay comunes. Las que son específicas pueden llegar a ser importantes en un tumor determinado y se pueden convertir en dianas puntuales para futuros fármacos. Es lo que llamamos medicina personalizada o de precisión.
Este trabajo pone de relieve, por tanto, que necesitamos conocer genéticamente al detalle cada tumor. Nunca hay dos tumores exactamente iguales.
Uno de los trabajos de Nature está firmado por su grupo y describe una nueva clase de mutación en cáncer. ¿Cuál es la novedad?
En concreto, hemos descubierto un mecanismo de mutación implicado en el desarrollo de los cánceres que pone en el punto de mira a los retrotransposones, que son regiones de ADN hasta ahora ignoradas que explican el origen y progresión de ciertos tumores y abren nuevas vías de prevención y tratamiento de esta enfermedad.
Los retrotransposones representan una parte importante de nuestro material genético y antes eran considerados “ADN basura”, que yo prefiero llamar “materia oscura” porque, no es que esta no valga para nada, sino que no sabemos cuál es su función (como la materia y la energía oscura en el universo). Los genes representan solo el 3 % del genoma, pero ¿qué pasa con el 97 % restante? Hemos empezado a constatar que este es importante para el cáncer, como en este caso.
¿Y qué hacen esos retrotransposones?
Vemos que estos elementos genéticos se movilizan, que tienen capacidad de saltar de un lugar a otro del genoma tumoral y, cuando lo hacen, pueden producir pérdidas enormes de material genético. Esto puede implicar la desaparición de genes que son importantes en el mantenimiento del funcionamiento normal de la célula y facilitar, por tanto, la aparición del cáncer. Nuestro grupo ya está desarrollando métodos de diagnóstico para identificar en pacientes esos “genes saltarines” y trabaja en buscar tratamientos dirigidos a frenarlos.
¿Y tienen suficiente financiación para proseguir con las investigaciones?
Ahora contamos con una financiación del Ministerio de Ciencia, que nos cubre un año y medio más. Luego habrá que buscar más. El campo de la genómica del cáncer se mueve súper rápido y si te quedas dormido medio año pierdes completamente el tren. He hecho un cálculo y mi laboratorio necesita 300.000 euros al año para mantenerse a este nivel.
¿Cuál es el futuro del Consorcio Pan-Cancer?
Pan-Cancer se va a convertir ahora en Argo y el objetivo es ir a por el análisis de 100.000 muestras tumorales. Desde el CiMUS estamos intentando mantener nuestra posición en el consorcio, pero aún no tenemos confirmación definitiva; lo sabremos en unos meses.
¿Se corre el riesgo de levantar falsas expectativas entre los pacientes con estos anuncios?
Los resultados presentados esta semana son importantes, pero son investigación básica, por lo que queda trabajo por hacer. La gente tiene que conocer que uno de los retos más importantes a los que nos enfrentamos en la lucha contra el cáncer, y nos hemos dado cuenta en este proyecto, es que vencerlo va a ser el resultado de una lucha tumor a tumor. No va haber una “aspirina”, un fármaco universal, sino muchos dirigidos a mutaciones específicas.
No sé cual lejos estamos de conseguir esto, pero sí puedo decir que ahora somos capaces de curar el 55 % de todos los tumores y la idea, a 15 años vista, es curar el 70 %. El objetivo final es convertir al cáncer en una enfermedad crónica.
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