La mortalidad a causa de la malaria puede duplicarse en el futuro próximo y llegar a 1,2 millones de casos, volviendo así a los niveles de hace una década, especialmente si no se financian medidas de prevención tan básicas como la distribución de mosquiteras tratadas con insecticidas

En este mensaje confluyeron, con ocasión del Día Mundial de la Malaria que se conmemora hoy, los principales organismos internacionales que trabajan para avanzar en el control y erradicación de esta enfermedad, que cada año se cobra la vida de 660.000 víctimas y afecta a 219 millones de personas.
“Los expertos adviertan de que un declive en los esfuerzos contra la malaria puede provocar rápidamente un retorno a los niveles de mortalidad previos al año 2000, cuando 1,2 millones de personas morían por esta causa”, señaló el Fondo Mundial contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, con sede en Ginebra.
Desde entonces, la mayor intervención para combatir esta enfermedad infecciosa ha sido la distribución generalizada de mosquiteros impregnados de pesticidas, con lo que se ha conseguido reducir un 20 por ciento la mortalidad entre los niños, las principales víctimas de esta infección.
El reto: las mosquiteras
El reto es conseguir una cobertura universal de mosquiteros, lo que supondría una unidad por cada dos personas expuestas a los mosquitos transmisores del parásito responsable.
Por problemas de financiación de los programas antimalaria en países pobres, el número de mosquiteros repartidos se ha venido reduciendo en los últimos años, pasando de 145 millones entregados en 2010 a 66 millones en 2012.
Gracias a esta intervención, únicamente, se han salvado 1,1 millones de vidas en África, según datos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Se estima que en los últimos diez años se consiguió cubrir el 80 por ciento de las necesidades en África subsahariana, la parte más afectada del continente.
La gran amenaza ahora, ha advertido el UNICEF, es que una buena parte de esos mosquiteros están llegando al final de su vida útil y deben ser reemplazados.
Voz de alerta
“Los países que habían reducido su carga de malaria en un 50 por ciento pueden sufrir un rápido aumento de casos y muertos si los mosquiteros gastados no se sustituyen”, sostuvo ese organismo.
Agregó que el hecho de que se hayan reducido en un 52 por ciento las adquisiciones mundiales de ese artículo, con respecto al objetivo anual de 150 millones de dólares de inversión, apunta a que podría haber un fuerte retroceso con respecto a los logros obtenidos.
Los expertos de la ONU dedicados a esta cuestión han calculado que las acciones contra la malaria están entre las que mejor repercusiones económicas tienen, con un retorno de 40 dólares por cada uno que se gasta.
Mejora en los diagnósticos
Además de la protección con el uso de mosquiteros, el avance en el control de la malaria ha sido posible a través de pruebas de diagnóstico más rápidas y medicamentos más efectivos.
Un tratamiento de tres días cura la infección, sobre todo si el caso se diagnostica a tiempo y se trata adecuadamente, en particular con terapias combinadas basadas en la artemisinina.
Los más vulnerables son los niños y una de las principales razones para que estos mueran es que no duermen bajo mosquiteros apropiados y tampoco pueden recibir tratamiento en las primeras 24 horas tras la aparición de los síntomas.
“Es inaceptable que todos los días más de 1.500 niños sigan muriendo a causa de una enfermedad que puede prevenirse y curarse”, dijo Nicholas Alipui, director de Programas del UNICEF.