No importa que estemos en el siglo XXI porque la maternidad y todo lo que la envuelve sigue rodeada de falsas creencias, tan increíbles como disparatadas. Pero es que tanto en este ámbito como en otros de la vida, para mucha gente la explicación mágica siempre es preferible a la realidad

Muchas de estas creencias, costumbres o prácticas muy asentadas en torno a la maternidad, la lactancia y los recién nacidos están basadas en el miedo, el interés económico, o la tradición familiar.
Reflexionar, con mucho humor, sobre algunas de ellas es uno de los propósitos del pediatra y neonatólogo José María Lloreda, quien trabaja actualmente en el Hospital Santa Lucía de Cartagena y acaba de publicar “Lo que nadie te contó sobre la maternidad, el parto y la lactancia” (Arcopress) .
Afirma Lloreda que habrá conseguido su objetivo “si el lector aprende algo, o sonríe con las cosas que encuentre en el libro”.
Cosas como el uso de Aerored para unos gases, siempre inexistentes, de un recién nacido; o el lacito rojo en el carricoche del niño contra el mal de ojo; o como puede influir lo que comes en el sexo de tu futuro vástago.
La primera “patraña”, afirma en entrevista a EFEsalud, es que los recién nacidos lloran porque tienen gases.
“Lo que tienen es hambre y a lo mejor más adelante, con más días de vida, pueden tener gases porque al llorar tanto, desesperados de hambre, cogen aire” .
“En mi experiencia en el hospital, no he visto nunca ningún bebé de días que tenga gases”.
No hay que confundir tampoco los gases con el llamado cólico del lactante, cuya causa generalmente se desconoce, y que se caracteriza por el llanto intenso del bebé.
A día de hoy, asegura, se encuentran webs donde se aconseja fajar a los niños que tienen cólico de lactante, ” y usan términos como contener o arropar que quedan mejor… En alguna ocasión hasta gente más formada lo recomienda, quizá sea reminiscencia aún del fajado total de los niños”.
En cuanto a las falsas creencias o costumbres erróneas más extendidas, anota que “va por modas” y que “una de las más extendidas” es la de tratar de poner un horario de comer y dormir a los recién nacidos.
“Y claro es muy fácil fracasar porque el bebé no nos va a hacer caso. Cuando tenga hambre llorará, independientemente del horario”.
En muchas maternidades “corre el Aerored como si fuera una boda”, y se lo dan a cualquier niño que llora mucho, normalmente con escasos resultados.
Y de este fármaco, continúa, se ha pasado también a la sacarosa al 20%, porque “parece que no se soporta que un bebé llore lo más mínimo”.
Anís estrellado
Pero advierte el neonatólogo que en ocasiones el uso de otras sustancias como el anís estrellado puede crear incluso intoxicaciones, porque, en algunos niños produce depresión neurológica y deja al niño sedado.
“Los recién nacidos- aclara en su libro- no están diseñados para echar los gases en cada toma. No es algo obligatorio, la verdad, y en parte lo hacen porque el esfínter de entrada del estómago está más laxo que en épocas posteriores y si lo ponemos en posición vertical son capaces de escapar hacia arriba”.
“Muchas madres dicen que tiene gases porque al darles de mamar notan como se mueve el intestino y lloran. Eso es el reflejo gastrocólico ya comentado y va desapareciendo con el tiempo”.
“Otra falsa creencia muy actual es la de que el bebé necesita más alimentación que la leche”
“Y de vez en cuando se ve a gente en el hospital que trae agua o zumos naranja para bebés que tienen días y hasta sustancias de herboristería”.
“Estamos tan con la moda de lo natural que había un padre que recogía agua de mar en el puerto para las secreciones oculares de su bebé, cuando lo que se recomienda es aclarar el ojo con suero fisiológico y en algunos casos ponerle colirio”.

La culpa es de los dientes
Más adelante, prosigue el neonatólogo, la mayoría de los síntomas que las familias aprecian en el bebé se asocian con el hecho de que le están saliendo los dientes, etapa que va desde los seis meses hasta los seis años.
Así siempre se puede decir que su fiebre o su diarrea es por los dientes.”Todavía hay gente que lo dice, y todo eso no deja de ser un mito”.
Y lo del dolor por los dientes asegura que también es “muy relativo”.
“Todo deriva de los tratados del siglo XIX, donde se señalaba erróneamente que la primera causa de muerte de los bebés menores de un año era por esta causa”.
Mal de ojo
Luego está también lo del mal de ojo que “parece que fuera de otra época, pero no, y ahora por ejemplo se ven por la calle muchos carricoches con lazos o campanas hechas de lana o de tela de color rojo, en la creencia de que ahuyenta el mal de ojo”.
“Y estamos en el siglo XXI, y muchas veces estás en la consulta y ves que la madre está con la estampita, la campana roja y el collar de ámbar, que dicen que este último es para los dientes, pero también en su origen se usaba contra el mal de ojo”.
“Ahora se vende todo aquello que asegure que le va bien al niño, para lo que sea… y luego están todas esas revistas depredadoras que son publicidad y la pseudosalud vende mucho y siempre puedes encontrar un estudio que vaya a favor de lo tuyo, de lo que tu crees…”
Y llegan los móviles
A todas estas creencias en torno a la maternidad hay que sumar ahora el mundo de los móviles y sus infinitas aplicaciones para todos los gustos y momentos.
En su opinión el mundo de las aplicaciones “ya casi se ha ido de madre”.
Explica el autor en su libro que las hay para todo o casi. “las más comunes son las que convierten el móvil en el terminal para recibir la imagen de una cámara que se le pone al bebé, al estilo Paranormal Activity. Otras, por ejemplo sirven para ver el color de la piel del niño, y decirte hasta el nivel de la bilirrubina”.
El mundo del embarazo, continúa, también está lleno de dispositivos ´guachis´.
“Uno de mis preferidos -ironiza- es una banda que abraza el abdomen de la madre, y cuando nota una patadita manda un mensaje a Twitter”
“Este dispositivo se anuncia con una frase lapidaria: ¿Por qué no va a usar las redes sociales porque esté en el útero?”.
Maternidad: el sexo del bebé
Y como el mundo de la maternidad da para mucho, también nos encontramos con los métodos “low cost” o de bajo coste y absolutamente inservibles para escoger el sexo del bebé.
Y entre los que cita destacan los referidos a la alimentación, que afirma “tienen más miga”, porque se asegura que los espermatozoides que portan el sexo masculino se mueven mejor en medio básico, y para buscar el sexo femenino es mejor un medio ácido.
Por eso hay que comer cosas para favorecer tal o cual PH vaginal y así elegir el sexo.
“Algunas se aplican vinagre vaginal solamente para tener niñas”.
“Incluso tras las relaciones sexuales se introducen un tampón bañado en jugo de lima, y si lo que quieren es una niño se aconsejan irrigaciones vaginales de bicarbonato”.
Debe estar conectado para enviar un comentario.