La incontinencia urinaria y fecal, una enfermedad todavía estigmatizada, genera anualmente toneladas de productos desechables en forma de toallitas, compresas y pañales, aunque se plantean formas de paliarlo, como prendas íntimas especializadas de mujer y hombre.

El medioambiente: una asignatura pendiente de la incontinencia

El prototipo de braga estará compuesto en un 90% de algodón y bambú, posee una estructura multicapa capaz de retener el fluido al mismo tiempo que garantiza la sequedad de la zona, pudiendo así reemplazar el uso de los pañales en pacientes de incontinencia urinaria, mayoritariamente mujeres.

Y es que la producción de prendas sostenibles para el medioambiente que, además de abaratar costes, permitan reducir el consumo de productos desechables, es uno de los objetivos establecidos en la Semana Mundial de la Continencia, una iniciativa que tiene como finalidad concienciar sobre afecciones relacionadas con la vejiga, el intestino o el dolor pélvico crónico.

De hecho, el lema de esta semana mundial destaca “el cuidado sostenible de la incontinencia“, que no es otra cosa sino la de encontrar el equilibrio entre la sostenibilidad y el bienestar de las personas.

El equilibrio entre el medioambiente y la innovación en higiene íntima

Este es el caso de la prenda íntima femenina diseñada para la incontinencia urinaria de esfuerzo por las empresas “Goher textil Calella” y “Fitex”, con la colaboración de la Fundación Puigvert, que saldrá a la venta en las próximas semanas.

Bragas para la incontinencia respetuosas con el medioambienteEl diseño de esta braga intenta normalizar esta patología facilitando a las mujeres afectadas la oportunidad de vivir su día a día sin depender de las fastidiosas compresas de incontinencia urinaria.

Eso sí, aunque el producto esté dirigido al público femenino, ya se plantean prototipos de prendas para hombres con la misma tecnología.

En este sentido, la Fundación Puigvert, institución sanitaria especializada en Urología, estima que alrededor del 25% de las personas mayores de 65 años sufren incontinencia, por lo que el consumo de pañales de adultos en estos casos se torna en una necesidad a la vez que repercute en el medioambiente.

Y es que la contaminación del medioambiente es un problema real.

Según la Fundación Fórum Ambiental, en países como España y durante 2021, los productos textiles sanitarios (pañales, compresas, toallitas) representaron el 15% de los desechos en la basura.

A este dato se añade que la descomposición de estos materiales higiénicos puede prolongarse hasta en 300 años en nuestro medioambiente, tal y como calculan los expertos de esta entidad.

La reducción del consumo de productos biosanitarios que deriva de esta innovación en higiene íntima es una pieza clave para el futuro medioambiental.

Quien calla otorga: la incontinencia como tabú

De una forma u otra, la Semana Mundial de la Continencia permite, a grandes rasgos, avanzar en las diferentes caras de este trastorno con el fin de normalizarlo.

Con una sociedad cada vez más envejecida, los casos de incontinencia urinaria y fecal aumentan de forma exponencial, convirtiéndose en una afección frecuente.

Aunque esta patología todavía está estigmatizada. El tabú limita la calidad de vida de las personas que la padecen: exclusión social, aislamiento y estragos psicológicos son algunas de sus consecuencias.

Según la Asociación Europea de Urología (EAU), el 36% de los pacientes afectados por incontinencia urinaria lo achacan a algo normal, mientras que 1 de cada 3 no se sienten cómodos hablando de ello.

En el caso de la incontinencia fecal ocurre algo similar: menos del 30% de los afectados lo consultan con su médico o médica. A veces se normaliza, otras se esconde.

El doctor Carlos Errando Smet, jefe de la Unidad de Urología Funcional y Femenina del Servicio de Urología de la Fundación Puigvert, es claro al respecto.

“Esta normalización de la incontinencia, pero rodeada de tabús y estigmas, hace que exista un infradiagnóstico y que, cuando las y los pacientes acuden al especialista, su situación de partida haya empeorado y, en consecuencia, los tratamientos sean más invasivos”, asegura.

Angels Roca, presidenta de la Asociación para la Incontinencia Anal y Urinaria (ASIA), ha vivido la situación en sus propias carnes. Decide contar su caso para que los demás sepan que no están solos.

“Diez años de mi vida tardé en normalizar la incontinencia fecal”, indica.

La forma en la que se lidia con estas situaciones convierte la vergüenza y el desconocimiento en los pilares sobre los que se sustenta la incontinencia a ojos de la sociedad. Tras 23 años sufriéndola, ella decide enfrentarse a la incontinencia de una manera distinta, aunque sin olvidar lo que ha supuesto para su persona.           

“Por el qué dirán no tengo recuerdos de mi hijo pequeño jugando en el parque o de la graduación del mayor. Todo para que no dijeran… tu mamá huele mal”.

Depender de lavabos y pañales era la realidad diaria que vivía Angels, hasta que consiguieron poner solución a su afección.

Como ella, millones de personas en todo el mundo sufren esta enfermedad y sus problemas añadidos. La mayoría lo hacen en silencio, se encierran en sí mismos, aislándose; limitando sus vidas en función de algo que no pueden controlar.

Para Angels Roca a veces es tan sencillo como “recetar asociaciones, hablar con alguien que comprenda y viva en una situación similar. Por eso mantenemos reuniones virtuales o presenciales, porque entre iguales nos entendemos”, dice la presidenta de ASIA.